Epícteto, define la persona que quieres ser

Epícteto recuerda que el carácter importa más que la reputación
Epícteto recuerda que el carácter importa más que la reputación

 

Epícteto fue un filósofo estoico que vivió entre 50 d.C. y 125 d.C. En Roma fue esclavo durante años aunque escuchó lecciones de un filósofo estoico. Una vez emancipado, se dedicó a la filosofía, en especial a la moral. A partir de sus enseñanzas , su discípulo Flavio Arriano elaboró las Disertaciones, conjunto de lecciones, y el Enquiridión, traducido como Manual o Manual de vida.

Se recogerán algunas máximas del Manual de vida de Epícteto según versión de Sharon Lebell, que en sí mismo es un libro bellísimo y muy recomendable, y se comentarán según la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

Ocúpate de tu propios asuntos

El filosofo estoico tenía como una de sus ideas centrales el alcance de la eudaimonia, que se podría traducir por felicidad o bienestar. Existen personas que sienten “tristeza o pesar del bien ajeno”, son envidiosas. Lejos de ser una virtud, esto les comporta toda suerte de sufrimientos y, en última instancia, la imposibilidad de ser felices. Por eso, es tan estoico, lo que ocuparse de los propios asuntos, que debe combinarse adecuadamente con un profundo sentido de la amistad.

Los acontecimientos no nos hacen daño, pero nuestra visión de los mismos nos lo pueden hacer

Cuando a Serrat le diagnosticaron una grave enfermedad, dijo algo parecido:” lo importante no es lo que nos pasa, sino cómo lo afrontamos”. Es una frase que comporta una sabia verdad. Los mismos hechos pueden interpretarse de forma distinta, dependiendo del enfoque vital de cada uno. En este sentido, es relevante extraer una visión positiva de lo que nos ocurre, evitar la tendencia al derrotismo. Ser libre también significa saber hacer frente a las circunstancias que nos ha tocado vivir con la mejor disposición, con el mejor enfoque a nuestro alcance.

Crea tu propio mérito

 El mejor consejo profesional es buscar convertirse en un especialista, en un experto. Pero quizá ir más allá, asociar tu marca personal a determinadas cualidades o virtudes profesionales. Se trataría de ofrecer especialización de calidad, que proviene de una formación continua y una experiencia relevante.

La felicidad sólo puede hallarse en el interior

 Esto puede parecer un tópico, pero es un elemento central de la filosofía estoica. Las riquezas y cosas materiales son posesiones, pueden quizá alimentar la pasiones, pero la verdadera felicidad es un estado interior de bienestar. Una de las diferencias más relevantes entre las personas, no es por su dinero, sino más bien por su cultura. Esta permite la emancipación, conocer los significados y los símbolos y darse cuenta de la propia ignorancia. Cuanto más se sabe, más se da cuenta uno de lo que ignora. La cultura es el caleidoscopio que nos permite descifrar el universo, de alfa a omega

Querer agradar a los demás es una trampa peligrosa

 Hay quienes para mantener una buena relación personal realizan muchas concesiones. Suelen valorar más mantener la relación con esa persona que acceder a sus peticiones. Es una cierta forma de explotación por los demás. Otras personas condicionan una vida a la opinión de los demás. Actúan pendientes de qué dirán, posponiendo sus planes y sus verdaderos criterios. Tienen un vida de fachada. La cuestión es si llegan al bienestar interior que es la felicidad.

El carácter importa más que la reputación

 Los hábitos y disposiciones morales, repetidos día a día, conforman la virtudes, que con el paso el tiempo forjan un carácter. Una de las más poderosa herramientas a nuestro alcance es la voluntad y hay que saber ejercitarla. Los buenos hábitos pueden servir para marcar el camino a seguir y la fuerza de voluntad es puesta a prueba cuando ésta se debilita. La confianza en uno mismo debería surgir en saber afirmar las propias virtudes, como producto de un ejercicio continuado de fuerza de voluntad. Este sustrato del carácter es especialmente valioso en situaciones de crisis. Es el bagaje personal, el aprendizaje sobre tus propias fortalezas y limitaciones.

Define claramente la persona que quieres ser

 Nadie nos pide que hagamos un plan de vida, al menos con estos palabras. Sin embargo, es relevante definir unos objetivos vitales. Concebir una serie de metas y un conjunto de cualidades donde queremos ser asociados. Se trataría de explicitar y perseguir determinados valores, que funcionen como horizonte vital. El camino no siempre será fácil y parte de noción de libertad consiste en saber luchar contra la circunstancias adversas.

Observa prudencia y moderación

Frente a los ímpetus juveniles y la tendencia al exceso o a la improvisación, cabe reivindicar ser prudente en la toma de decisiones. Esto significa conseguir la mayor información relevante sobre un tema (cómo es la oferta de la competencia, cuál es la mejor alternativa, cual es el pasado de la otra parte…).

La invitación a la moderación sigue la ley del término medio del Aristóteles: existe virtud entre dos vicios, uno por exceso, otro por defecto. Con los años, se aprende a valorar la moderación.

Empieza a vivir tus ideales

El día a día es el campo de pruebas para vivir bien, el objetivo de la ética. La felicidad puede ser el objetivo, pero quizá el camino lleve a cultivar virtudes, forjar un carácter, definir un plan de vida…ser persona.