Aristóteles, prudencia como virtud clave

La virtud de la prudencia se basa en utilizar  la racionalidad práctica en la vida cotidiana.
La virtud de la prudencia se basa en utilizar la racionalidad práctica en la vida cotidiana.

 

Aristóteles fue discípulo de Platón, de quien aprendió en la Academia y luego fundó el Liceo donde mostró sus enseñanzas. Si Platón era un idealista que defendía una sólida y filosófica concepción del mundo, Aristóteles tiende al contextualismo, en alguna de sus aportaciones defiende un empirismo cercano al espíritu científico y, en otras, puso las bases de la lógica clásica o propuso un potente modelo retórico.

La obra Etica a Nicómaco es un bello tratado sobre la virtud  y la amistad. Debería ser de lectura obligada. Entre sus líneas se entrelazan los elementos y los secretos para alcanzar la felicidad. Aunque nos separen siglos de Aristóteles, sus consejos siguen sonando actuales.

Las virtudes

Aristóteles afirma “la virtud se divide de acuerdo con esta diferencia, pues decimos que una son dianoéticas y otras éticas, y, así, la sabiduría, la inteligencia y la prudencia son dianoéticas y la liberalidad y la moderación son éticas.” Etica Nicomaquea, 1102b

Se debe aclarar que las virtudes dioanéticas hacen referencia a la parte intelectuales del alma y las virtudes éticas a la parte sensitiva-irracional de los seres humanos. La sabiduría y la inteligencia estarían conectadas con la ambición teórica, la contemplación de estudio de disciplinas de gran complejidad, como las matemáticas, la física, la metafísica.

En cambio, la prudencia se vincularía con la racionalidad práctica, con el conocimiento requerido para realizar las mejores elecciones en la vida diaria. Para Aristóteles, esta virtud de la prudencia se relaciona con todas las demás y tiene una importancia clave. Desde Estrategia Minerva intentamos proveer de un marco analítico para poder desarrollar una racionalidad práctica en contextos estratégicos. En este sentido, la prudencia es aconsejable para desarrollar planes con éxito.

Sobre la virtudes éticas, se puede afirmar que la Ética a Nicómaco es una oda a la moderación. En otros pasajes, se incluyen como virtudes la fortaleza, la templanza y la justicia.

La virtud es un término medio

En Etica a Nicómaco, Aristóteles sostiene “la virtud, entonces, es un termino medio, la menos tiende al medio. (…) Es, por tanto, la virtud un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello que decidiría el hombre prudente.” Etica Nicomaquea, 1106b

Este es uno de los aspecto más famosos de la teoría de las virtudes de Aristóteles. La virtud se define por un termino medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por un defecto. Aquí se ve más claramente el elemento contextualista de la ética aristotélica ya que aquello que sea la virtud no está prefijado previamente y puede encontrarse en los más diversos bienes. El enfoque sitúa virtud en el término medio, en la moderación frente a los excesos.

Pero frente a la críticas de relativismo, se puede decir que no “todo vale” como virtud. La maldad, la envidia o el asesinato no son, ni serán virtudes. Existe una incompatibilidad manifiesta con utilizar el lenguaje de las virtudes y aplicarlo a determinados ámbitos. Sin embargo, los campos a los que se puede aplicar el enfoque de virtudes son amplios y diversos. Es una visión pluralista y pragmática que se basa en la prudencia y la moderación a partir de la experiencia.

Experiencia

Aristóteles sostiene “mientras los hombre de experiencia juzgan rectamente las obras de su campo y entienden por qué medios y de qué manera se llevan a cabo, y también qué combinaciones de ellos armonizan, los hombres inexpertos deben contentarse con que no se les escape si la obra está bien o mal hecha, como en la pintura.” Etica Nicomaquea, 1181 a

La virtudes son hábitos y disposiciones morales, que se vinculan a modelos de excelencia, que a base de internalizarse y se repetidos cambian el carácter de una persona. Alguien se convierte en virtuoso, actuando virtuosamente.

La experiencia es un elemento fundamental que permite desarrollar mejores estrategias. Uno aprende, equivocándose una vez, pero no dos. La prudencia, como racionalidad práctica, analiza las diversas posibilidades y decide un plan de acción encaminado a conseguir el éxito. La experiencia, en ocasiones, muestra a la prudencia caminos por donde no debe transitar. Aristóteles consideraba que la prudencia era una virtud clave para conseguir la felicidad

Platón, Filosofía para el gobierno

Alfonso X el Sabio es un ejemplo de rey filósofo.
Alfonso X el Sabio es un ejemplo de rey filósofo.

 

Las ideas políticas de Platón ha tenido una particular influencia a través de los siglos. También han sido duramente criticadas. Por ejemplo, en la conocida crítica de Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos donde sostiene Platón sería un antecedente del totalitarismo. Habría otra forma de ver las ideas políticas de Platón con una extensión consecuente de sus visiones sobre la educación o sobre el alma humana.

Podemos aprender de cómo Platón concebía la vida pública. A continuación, se comentarán algunos aspectos de las ideas políticas platónicas, reflejadas en el diálogo República, con comentarios según la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

Tres partes del almas para tres tipo de hombres

En un pasaje del mencionado diálogo, aparece la siguiente pregunta “¿No es por ese motivo por lo que decimos que los tres principales géneros de hombre son el filósofo, el ambicioso y el amante del lucro?” República, 581 c

Según las pasiones del alma habrían tres tipos de hombre: los filósofos, los guardianes y los artesanos o comerciantes. El primero tendría pasión por las ideas, el segundo, por el poder, el tercero, por el dinero. La educación de los tres grupos debería ser diferente ya que sus funciones en la sociedad serían diversas.

Actualmente está división de funciones se da en el mundo de la empresa o en la Administración pública: quien toma las decisiones no se generalmente quien ha de aplicarlas y, en sectores particulares, se siguen lógicas que no siguen la visión de conjunto. Frente al localismo es necesario defender una visión global y la mejor forma es través de la educación y el diálogo.

Aunque es necesaria la especialización es relevante estar abierto a conocer diversas formas de pensar y otras formas de valorar. En términos platónicos, los artesanos deben conocer la Filosofía y las técnicas de los guardianes y viceversa. Es buena la interdisciplinariedad. Basar el diálogo en haber internalizado los puntos de vista del Otro, manteniendo las propias ideas.

Reyes filósofos

En un célebre pasaje de la República se afirma “a menos que los filósofos reinen en los Estados, o a los que a ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en una misma persona el poder político y la Filosofía, y que se prohíba rigurosamente que marchen separadamente por cada uno de estos dos caminos las múltiples naturalezas que actualmente hacen así, no habrá querido Glaucón, fin de los males para los Estados ni tampoco, creo, para el género humano.” República, 473 d

Esta una bella defensa de la relevancia práctica de la Filosofía. Algunos ha sintetizado esta visión con la imagen del Rey filósofo. Es una idea con inusual atractivo, pero que, sin embargo, tiene luces y sombras que requieren un análisis.

El enfoque platónico se compone de diferentes tesis, de gran calado, que están conectadas entre sí. De esta forma, la teoría del conocimiento –epistemología- se vincula con la filosofía publica. El Mito de la Caverna y la Teoría de las Ideas sobre lo Bello, lo Bueno y lo Justo tiene su correspondencia en qué aquel más cercano al conocimiento real –filósofo- deba tener mayores responsabilidades.

La reflexión sobre este enfoque podría venir de la relación entre Teoría y Práctica. La Filosofía académica, en ocasiones, aparece preocupada exclusivamente por problemas puramente teóricos si relación con el mundo práctico. En ese sentido, hemos defendido en Estrategia Minerva, una Filosofía para la práctica donde se utilice el método filosófico en la resolución de problemas prácticos.

Otra reflexión podría venir de la mano de Maquiavelo. Se podría considerar que la política tiene sus propias normas y su propia lógica y que éstas no tienen porqué coincidir con la ética o la Filosofía. Su visión se califica de realismo político. La pregunta, en este contexto, sería ¿prefiere ser gobernado por un filósofo –platónico- o por un político –maquiavélico-?

Memoria, trabajo y perseverancia

En cierto pasaje de la República se sostiene ”y hay que buscarlos también con buena memoria, perseverantes y amantes en todo sentido del trabajo ¿O de qué modo piensas que estarán dispuestos a cultivar el cuerpo y a la vez cumplir con semejante estudio y ejercicio?” República. 535 c

En una frase que se atribuye a Picasso dice algo así como que “las musas me encontrarán trabajando”. Para el éxito de los objetivos propuestos son clave el trabajo y la perseverancia. A veces, son más importantes estos elementos que a lo mejor algunas cualidades innatas. Dicho de otra forma, el ejercicio cotidiano de hábitos y disposiciones, que desarrollen nuestras capacidades, hacen más por el éxito que un golpe de última hora.

A leer la Republica de Platón se puede tener la expectativa de encontrar un tratado sobre formas políticas, sin embargo la mayoría de sus páginas tratan el tema del alma y de su educación. Una vez más, la gran política depende de la educación de los ciudadanos y sus virtudes.

El éxito de los objetivos de la Organizaciones dependen también del trabajo y la perseverancia y, más allá, de hábitos cotidianos que internalicen valores de superación, son virtudes de lo cotidiano. Estas fomentan una cultura del esfuerzo y si son compartidas, generan interesantes sinergias de grupo.

Platón tiene una gran confianza en las posibilidades de la Filosofía para la vida práctica. Sin comprometerse necesariamente con todo el enfoque platónico, se puede sostener que la Filosofía es útil y que todos somos filósofos. Depende de cada cual dar significado a su Alfa y a su Omega.

Platón, el poder de la ideas

Las ideas ocupan un lugar importante en la visión de Platón. Incluso en su teoría del amor
Las ideas ocupan un lugar importante en la visión de Platón.

 

Empecemos con la famosa frase de Whitehead que afirma que la historia de la filosofía occidental “no es más que una serie de notas de pie de página” a Platón y Aristóteles. Platón es un los filósofos más relevantes y sus diálogos plantean una serie de agudas reflexiones sobre ámbitos de la vida práctica e intelectual. Fue seguidor de Sócrates, quien aparece frecuentemente en los diálogos platónicos, y maestro de Aristóteles, quien se apartará de algunas nociones platónicas y afirmará su propio enfoque.

A continuación se analizará algunos temas de los diálogos Fedón, Banquete y Fedro donde se trata su visión sobre las ideas y sobre el amor. Se hará una aplicación a los temas de Estrategia Minerva Blog.

Aprender es reminiscencia. Aprender es haberse equivocado

En el contexto de un diálogo sobre la inmortalidad del alma, aparece la cuestión del conocimiento con esta pregunta: ”¿Acaso reconocemos también esto, que cuando un conocimiento se presenta de un cierto modo también es una reminiscencia?” Fedón 73c

La idea platónica es que aprender es recordar ya que el alma ha aprendido en una fase anterior. Es una visión interesante que se podría aplicar al ámbito de Estrategia Minerva con algunos cambios. Se aprende a través de la experiencia y especialmente con los errores. Aprender es haberse equivocado y aprender la lección. Entonces cuando uno debe decidir algo, uno recuerda qué caminos debe transitar a partir de los errores del pasado.

Las ideas existen al máximo: lo bueno, lo bello, lo justo

En el mismo diálogo, se afirma: “No tengo yo, pues, nada que me sea tan claro como eso: el que tales cosas existen al máximo: lo bello, lo bueno, y todo lo demás que tu mencionabas hace un momento. Y a mí me parece que queda suficientemente demostrado.” Fedón 77a

El mito de la caverna platónico donde el mundo de las ideas unía la belleza, la bondad y la justicia y éstas estaban a plena luz. Mientras los seres humanos estaban, en una especie de cueva, entre sombras y nieblas y les llegaban reflejos de aquellas ideas. Esta era una forma de explicar los universales y particulares.

Pensar que las ideas existen, independientemente de los individuos, y que tienen una única jerarquía de valores que da solución a todos los casos. Es un principio platónico que ha sido influyente históricamente. Sin embargo, se pueden defender otros enfoques menos idealistas o racionalistas, por ejemplo, desde una visión del pluralismo de valores que defendió Isaiah Berlin.

Personalmente la idea de unir los valores de bondad, belleza y justicia de forma jerárquica no me parece afortunada. Se podría decir que los estereotipos de la publicidad y de los medios de comunicación parecen seguir con la teoría de las ideas platónica. Aun sin saberlo.

Teoría del amor: la media naranja

En el diálogo titulado Banquete, se ofrece una teoría del amor con estas palabras “la forma de cada persona era redonda en su totalidad, con la espalda y el costado en forma de círculo. Tenía cuatro manos, mismo numero de pies que de manos y dos rostros perfectamente iguales sobre un cuello circular. Y sobre estos rostros, situados en direcciones opuestas, una sola cabeza, y además cuatro orejas, dos órganos sexuales, y todo lo demás que uno pueda imaginarse a tenor de lo dicho.” Banquete, 189e

Más adelante, se explica que Zeus dividió a estas personas redondas por la mitad y surgieron los seres humanos actuales, hombres y mujeres. El amor surgiría de la necesidad de encontrar su otra mitad con la que había estado unido. Es una forma original de explicar como se relacionan las personas y qué buscan en una relación amorosa.

La visión platónica plantea los términos desde el idealismo, pero quizá la otra mitad ideal surge a través del tiempo y la complicidad. Otra cuestión interesante es si la pasión se da entre personas más parecidas o más diferentes. Quizá no hay una respuesta definitiva a esta pregunta.

Arte y ciencia

En el diálogo Fedro, se afirma “si va con tu naturaleza la retórica serás un retórico famoso si unes a ello ciencia y ejercicio, y cuanto estas cosas te falte, irá en detrimento de tu perfección. Pero todo lo que ella es arte, no creo que se alcance por el método de Lisias y el de Trasímaco.” Fedro, 269d

Más adelante se sostiene “cuanto de grande hay en todas las artes que lo son, requiere garrulería y meteorología acerca de la naturaleza.” Fedro, 270a

La estrategia es un arte y una ciencia. Las diferentes disciplinas tienen algo de ciencia que tiene una determinadas normas, pero no es suficiente. El arte requiere de actitudes y hábitos que aseguren el éxito de la operación. Cuando en el diálogo menciona a la meteorología se refiere a una crítica que hicieron a Sócrates de que estaba en las nubes. Platón le da la vuelta y considera que conocer bien las ideas ultimas, tener unas bases sólidas y dominar el arte de la palabra –garrulería- son elementos necesarios para ser un buen retórico.

La clave es dominar técnicas y convertirse en virtuoso nos acercará al arte y la ciencia de una disciplina. La forma de aprender es con la experiencia y con los errores del pasado. Lo relevante es la práctica que se convierte en aprendizaje para el futuro. Platón desarrolla una robusta visión sobre la ideas que ha tenido particular influencia. Es el poder de la ideas.

Sócrates, camino a la excelencia

Sócrates hace una invitación a la sabiduría o buscar los modelos de excelencia
Sócrates hace una invitación a la sabiduría y a buscar los modelos de excelencia

 

Para algunos Sócrates es el primer filósofo propiamente. Al menos le dio origen a la palabra Filosofía como “amor por el saber”. Existe el denominado problema Sócrates ya que no dejó ninguna obra escrita y solo quedan testimonios en las obras de Platón y Jenofonte que, en ocasiones, difieren en sus interpretaciones.

Uno de los rasgos de la filosofía socrática es el intelectualismo. Según Guthrie esto se basaría en tres tesis que están interrelacionadas: a) la virtud es conocimiento; b) su inversa, que el mala obrar solo puede deberse a la ignorancia y en consecuencia debe considerarse involuntario; c) el “cuidado del alma” como primera condición para vivir bien.

A continuación analizaremos las tesis socráticas según la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

Virtud es conocimiento

En la Grecia clásica, el areté tenía que ver con la perfección al realizar determinada actividad. Era determinadas dimensiones que se vinculaban con modelos de excelencia. Las virtudes representan la forma de traducir en concreto ese areté, ese modelo de excelencia.

Sócrates termina por identificar el areté con el saber y el conocimiento. La perfección del ser humano es la sabiduría. De ahí, que según su visión, las malas acciones son fruto de la ignorancia.

Es interesante asociar las diferentes actividades humanas y la vida en su conjunto con modelos de excelencia. Esto se relaciona habitualmente con el enfoque de la ética de las virtudes, que tiene una interesante aplicación en la ética profesional. Sócrates vinculó intrínsecamente excelencia y sabiduría.

En la actualidad, se apela en ocasiones al discurso de la excelencia pero se asocia a resultados, cifras, consecuencias…cuando lo auténtico es vincular la excelencia con el carácter y las virtudes. Para lo cual es necesaria una cultura de las organizaciones que sea un buen campo de aplicación del cultivo de las virtudes individuales y de grupo.

Sin embargo, esto puede ser visto como muy exigente. De ahí que esta visión de Sócrates sea tildada de intelectualismo. El quid de la cuestión es cómo trasladar el consenso sobre un modelo de la excelencia de la Teoría a la Práctica. Una vez más, cómo internalizar la excelencia o, como los clásicos, cómo es la mejor forma de enseñar la virtud.

Para algunos, el areté es arte de vivir bien. Sócrates supone un giro en la Filosofía. La suya es una invitación a la sabiduría, a ser mejores, un camino a la excelencia. Quien se aparte de ese camino será por ignorancia o de forma involuntaria. Quien conoce, quiere ser virtuoso.

El mal obrar se debe a la ignorancia o es una acción involuntaria

Las perspectiva socrática no tiene en cuenta la debilidad de voluntad o akrasia. Es decir alguien que conoce que algo es perjudicial e igualmente lo realiza. Según Sócrates, o es ignorante o es un acción involuntaria. Esto estaría vinculado a algunas situaciones donde estaría justificado el paternalismo jurídico.

Desde la actualidad, esto se puede ver como un exceso de racionalismo o ingenuidad. Aunque ya recibió críticas en su tiempo, como estas palabras de Aristóteles:

“Es irracional suponer que un hombre que actúa injustamente no quiera ser injusto, o que un hombre que se porta disolutamente no lo sea” (Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1114 a11

El “cuidado del alma” como primera condición para vivir bien

Alimentar el espíritu como un camino hacia la excelencia. Valorar las cosas realmente importantes en la vida. Encontrar el dominio de las técnicas para cumplir con los objetivos. Buscar la autenticidad y la integridad en uno mismo y en los demás. En palabras de Sócrates:

“No me ocupo de otra cosa que de exhortaros a vosotros, jóvenes y viejos por igual, a que vuestros cuerpos o el dinero no os absorban más, ni siquiera tanto como vuestra alma y la forma de hacerla lo más buena posible”. Platón, Apología de Sócrates, 30a

Sócrates se convirtió en “amante de la sabiduría”, en filósofo. Su exigencia es a conocer bien, a acercarnos a la sabiduría y, sobre todo, aplicar lo sabido en la vida práctica. Es un camino a la excelencia.

 

Gorgias, el arte de la persuasión

Gorgias era un maestro de oratoria que utilizaba múltiples recursos para convencer con sus argumentos
Gorgias era un maestro de oratoria que utilizaba múltiples recursos para convencer con sus argumentos

 

Gorgias nació en Leontinos y fue enviado en 427 a.C. a Atenas. Allí ejerció una profunda influencia en su vida intelectual, como se comprueba en las obras de Tucídides o los Diálogos de Platón. Recibió la influencia de Empédocles. Como buen sofista, era un maestro de retórica, de la que escribió varios manuales.

Como se recoge en la Suda: “fue el primero que dio a la vertiente oratoria de la educación fuerza expresiva y una base teórica: hizo uso de tropos, metáforas, alegorías, hipálages, catacresis, hipérbaton anadiplosis, epanalepsis, apóstrofes, parisosis. Cobraba a cada discípulo cien minas. Vivió ciento nueve años y compuso muchas obras” (Suda, s.v. Gorgias).

El arte de la persuasión

En un diálogo platónico se atribuye a Protarco la siguiente afirmación: ”Pude oír decir…muchas veces a Gorgias que el arte de la persuasión difiere mucho de todas las artes. Porque todo queda sometido a la esclavitud que ella le impone, por medios voluntarios, no por violencia” (Platón, Filebo 58a).

De esta forma, Platón atribuye una gran poder -que denomina esclavitud- sobre las personas al arte de la persuasión, por medios voluntarios y no violentos. Es decir, las personas voluntariamente se convierten en esclavos de los demás gracias al uso de determinados argumentos persuasivos. Ante lo cual cabe dos estrategias:

La primera estrategia –ofensiva- es dominar el arte de la palabra para conseguir los objetivos propuestos. Desarrollar la capacidad para hacer un discurso atractivo, fiable y entusiasta. Hablar en el nivel racional y en el nivel emotivo, también con el lenguaje corporal, para convencer a los demás de la idoneidad de nuestras propuestas.

La segunda estrategia -defensiva- es detectar el uso de la persuasión en los demás y ser capaz de analizar separadamente el fondo y la forma del discurso. Estar especialmente atento al uso del lenguaje emotivo o de figuras retóricas. Analizar fríamente las alternativas de los diferentes cursos de acción posibles. No realizar ataques directos, pero tampoco adhesiones inquebrantables. Mantener siempre la independencia de criterio frente a usos retóricos persuasivos.

El poder del humor

En su obra Retórica, Aristóteles afirma que “Gorgias, en una recomendación acertada, afirmó que hay que destruir la gravedad de los adversarios con el humor y su humor con gravedad” (Aristóteles, Retórica, III, 18, 1419 b3).

Recordando el argumento de El nombre de la rosa de Umberto Eco donde el poder del humor jugaba un elemento clave, podríamos afirmar que el humor puede jugar el papel destacado para eliminar tensiones. Algunas teorías sostienen que decimos con humor lo que no nos atrevemos de decir en serio. Así el humor funcionaría como válvula de escape.

Pero la segunda parte de la afirmación es también digna de análisis: destruir el humor de los adversarios con gravedad. El sentido del humor es la capacidad de reírse de uno mismo y, a partir de allí, hacerlo de los demás. Sin embargo, existe un humor fácil que redunda en estereotipos sociales y fomenta estigmas, especialmente con los que pertenecen a las minorías. Ese humor de trazo grueso, refuerza los tabús, se le combate con educación, inteligencia y sentido común.

¿Nada existe?

Una de las afirmación más famosas de Gorgias es la siguiente: “en el libro intitulado Sobre lo que no es o sobre la naturaleza desarrolla tres argumentos sucesivos. El primero es que nada existe; el segundo, que aún en el caso de que algo exista, es inaprehensible para el hombre; y el tercero, que, aun cuando fuera aprehensible, no puede ser comunicado, ni explicado a otros” (Sexto Empírico, Contra los matemáticos, VII 65 ss).

Parece ser que estas tesis de Gorgias era un ataque a las visiones de Parménides. Aquí se unen la capacidad retórica, atribuida los sofistas, con el uso del sentido del humor. Aunque cada uno de estos argumentos va acompañado de una serie de razonamientos justificatorios, se podrían analizar como ejemplo de una fina ironía.

Cabe, no obstante, hacer una reflexión sobre Teoría y Práctica. Si se aceptan estas premisas de Gorgias se cae en el solipsismo, la creencia de que lo único que se puede estar seguro es que “solamente yo existo”.

La cuestión es que para fundamentar unos valores éticos es mejor partir de otras bases –intersubjetivas u objetivas-. O desde el punto de vista pragmático, la cooperación con los demás se conseguirá mejor si se tiene en cuenta el punto de vista de los Otros.

Una Teoría que aboca al solipsismo es una mala estrategia para la Práctica. Es preferible una Teoría basada en valores intersubjetivos, abierta al diálogo, a aprender de los demás y construir juntos un futuro mejor.

Protágoras, virtud como aprendizaje

El metro de Platino iridiado de París es el patrón de medida. El canon mítico para los seres humanos no debe aplicarse de la misma forma.
El metro de Platino iridiado de París es el patrón de medida. El canon mítico para los seres humanos no debe aplicarse de la misma forma.

 

Protágoras fue uno de los más conocidos sofistas. Fue un gran maestro de retórica. Según explica Guthrie, a sus alumnos les hacía alabar y censurar el mismo caso. Tenía como técnica “hacer del argumento más débil el más fuerte” lo cual significaba dominar agudamente el arte de la palabra.

Escribió, entre otros, dos libros denominados Antilogías o argumentos contrarios deben haber sido manuales de retórica. Esta técnica de dar argumentos a favor y en contra de una tesis es un buen ejercicio intelectual y especialmente recomendable para abogados, políticos, filósofos,.. Con este ejercicio se puede aprender desde el punto de vista del otro y preparar un adecuada respuesta. Lo que técnicamente se llama anticipación. Es decir, tener previstos los diferentes argumentos o cursos de acción previamente a que se produzcan. La improvisación no suele ser buena consejera y es de su imprevisibilidad puede beneficiarse quien no debe.

A continuación se analizará algunas ideas de Protágoras desde la perspectiva de Estrategia Minera Blog.

El hombre es la medida

La frase más famosa que se atribuye a Protágoras dice: “el hombre es el medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son.” Esto se suele interpretar como la perspectiva que defiende el valor de las opiniones de cada individuo.

Esta visión es una cierta forma de relativismo, como cuando Protágoras afirma: “algunas opiniones son mejores que otras, aunque ninguna es más verdadera” (Platón, Teeto 167b). Lo cual plantea algunas cuestiones en el ámbito teórico –en metafísica o epistemología- y en el ámbito práctico de la toma de decisiones.

‘Medida’ en griego se traducía por metron y eso me recuerda la explicación que se hacía sobre la medida de distancia ‘metro’ que tenía un patrón de platino e iridio que se guardaba en la Oficina de Pesos y Medidas de París. El patrón marcaba lo que era 1 metro. Pues bien como los seres humanos, en ocasiones, se marca también un canon mítico de los que es ser humano y marca el patrón. Habitualmente, en nuestro contexto, se alude como canon mítico al hombre blanco, propietario, heterosexual, diestro, capacitado, católico. Lo que se separe de este canon, desde visiones tradicionales, levanta recelos e, incluso, críticas. De ahí que la frase de Protágoras de que el hombre es la medida de todas las cosas, tiene su justificación.

La medida de los seres humanos no viene del canon mítico, pese a las inercias, sino más bien de la diversidad humana, que es inescapable y enriquecedora. Los seres humanos, diversos, somos la medida de las cosas. En esto se puede ver una noción humanista y potenciadora de las energías positivas que cada cual, desde su especificidad, puede aportar al conjunto.

La opinión y la verdad

En un diálogo platónico, Sócrates se pregunta: “Y bien, Protágoras, ¿qué haremos con este argumento? ¿Vamos a decir que las opiniones de los hombres son siempre verdaderas, o unas veces verdaderas y otras falsas? De una y otra posibilidad se sigue, en efecto, que sus opiniones no son siempre verdaderas, sino de las dos clases. Piensa, pues Teodoro, si alguno de los seguidores de Protágoras, o tú mismo, querría empeñarse en afirmar que no hay quien considere que otras personas son ignorantes o tienen opiniones falsas.” Platón, Teeto, 170c.

Este relativismo que se atribuye a Protagóras también está recogido por Aristóteles que le atribuye las siguientes máximas: “todas las proposiciones contradictorias sobre la misma cosa son simultáneamente verdaderas”, “es posible afirmar o negar una misma cosa en cada cuestión” Aristóteles, Metafísica, 1007b18.

Desde el nivel teórico, se podría decir que Protágoras se sitúa contra algunas leyes de la lógica aristotélica como el principio de no contradicción -algo no puede ser verdadero y falso al mismo tiempo- y el principio del tercero excluido -o algo es verdadero o falso, no hay una tercera posibilidad-. Sin embargo, aun admitiendo que existe la noción de verdad, lo cual supondría que existen opiniones falsas. Se puede afirmar que se puede aprender de estos otros puntos de vista. Como la encendida defensa de la libertad de expresión que realiza Stuart Mill en Sobre la libertad. Existe un relevante coste social en censurar ideas, aunque éstas estén equivocadas.

Desde el punto de vista práctico, defender la propias ideas debería ser un ejercicio posterior al haber internalizado el punto de vista del otro. Las perspectivas humanas suelen aportar un fondo de conocimiento que puede enriquece el propio discurso y puede ser decisivo en el plan de acción. Las perspectivas humanas difieren, los discursos y las palabras pueden ir en diversas direcciones, pero lo realmente digno de análisis son las acciones.

La virtud como aprendizaje

En otro diálogo platónico, Sócrates habla con Protágoras con estas palabras: “de esta forma que, según este razonar, también los atenienses son de los que creen que la virtud es algo que puede adquirirse y aprenderse. Es natural, pues, tus conciudadanos admitan que un herrero y un zapatero den consejos sobre asuntos políticos.” Platón, Protágoras, 324c.

Protágoras, y los sofistas en general, consideraban que la virtud se podía aprender. Sócrates también lo creía, aunque tenía diferencias sobre la educación con los sofistas. De hecho, el trabajo sofista consistía en educar a los ciudadanos en las virtudes de la oratoria y también en las virtudes cívicas. Las virtudes son hábitos y disposiciones de carácter que se asocian a modelos de excelencia humana. Uno se convierte en virtuoso, actuando virtuosamente.

Desde Estrategia Minerva Blog, defendemos un enfoque de ética de las virtudes para mejorar la toma de decisiones. He hablado de la idea de virtud cosmopolita donde una identidad se legitima en el cómo se incluye a la alteridad. Cómo aprender de los diferentes, sin renunciar a los valores pero mejorando con un enfoque inclusivo. La virtud se aprende y una buena escuela son las interacciones con los Otros.

Sofistas, educadores para el éxito

Los sofistas eran maestros de retórica, capaces de dar argumentos en favor de casi cualquier punto de vista
Los sofistas eran maestros de retórica, capaces de dar argumentos en favor de casi cualquier punto de vista

 

En la Grecia clásica, el término sophos aludía a los sabios y de allí evolucionó a la palabra sophistes, que, en principio, eran sinónimas, pero más adelante la segunda tuvo una connotación negativa. De ahí surge la palabra sofisma, que según la Real academia, significa “razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso.” Los sofistas suelen tener mala fama porque son el objeto preferido de crítica en los diálogos platónicos. Sin embargo, se pueden considerar aspectos positivos en los sofistas, que algunos consideran que fueron los primeros humanistas.

Existe un libro precioso que explica el origen de la educación en la Grecia clásica. Se llama Paideia y lo escribió Jaeger. En esta obra se va contra la imagen tópica de los sofistas, es más, se les otorga un importante papel. En concreto, en el origen de la educación en el sentido estricto de la palabra: la paideia. En el siglo V a. C. se da un movimiento educador donde tiene origen la idea occidental de cultura. Como afirma Guthrie, probablemente se suponía que un sophistés debería ser un maestro educador.

A continuación, se destacarán algunas características de los sofistas, con comentarios en la línea de Estrategia Minerva Blog.

Profesionalismo

Filosofía y democracia tuvieron el mismo contexto de descubrimiento, la polis de Atenas. La democracia requería de ciudadanos activos que debatieran sus ideas en el Agora. Para hablar en público era necesaria una educación que los sofistas fueron los primeros en dar. Los sofistas eran los educadores de los ciudadanos para la democracia. Jaeger precisa que eran los educadores de los nobles y caudillos.

Una de las características que en aquel tiempo eran objeto de crítica era el hecho que los sofistas recibieran dinero a cambio de sus clases. Su característica era el profesionalismo frente al amor por el saber de Sócrates y su enfoque filosófico. Actualmente el profesionalismo es algo a reivindicar, también en el sentido de que en todas las disciplinas existen buenos y malos profesionales y se han de destacar las cualidades y virtudes de lo que supone ser un buen profesional, en eso consiste la ética de las profesiones.

Técnica retórica

Los sofistas educaban en la areté política, que se componía de actitud intelectual y oratoria. Eran expertos en el uso de técnicas de retórica y elocuencia que, a veces, utilizaban en exhibiciones públicas de oratoria y en las que enseñaban a sus discípulos.

Una de las técnicas que utilizaban se denominaba erística que consistía en una serie de habilidades y técnicas dialécticas que tenían como objetivo vencer al adversario en un debate. La erística era necesaria en el debate de los asuntos públicos en la polis de Atenas donde regía un sistema democrático, que se basaba en la igualdad y la participación de sus ciudadanos. Guardando algunas distancias, se podría decir que los sofistas educaban a los ciudadanos para conseguir el éxito de sus propuestas.

Como sostiene Gorgias, “la palabra es un poderoso soberano” y la democracia, en ocasiones, se define como el gobierno del mejor argumento. En este contexto, un sofista podría definirse como “un maestro en el arte de hacer pronunciar agudos discursos.” Platón, Protágoras, 312d.

Con el poder de persuasión de las palabras, después de que alguien era entrenado, se conseguía convencer a pequeños y grandes auditorios. De ahí que Peitho, la persuasión, era una diosa poderosa como “el ser encantador a quien nada se niega”. Los sofistas eran expertos en el arte de hablar, arte de los lógoi. El sofista cuando enseña la areté –excelencia- política, denomina a su profesión techné –técnica- política.

Los sofistas son los primeros coach, eran entrenadores y preparadores en el arte de la retórica y la elocuencia. También eran los primeros spin doctors o asesores políticos donde desarrollarían una determinada visión del poder y consejos para conservarlo. Lo relevante es que la educación en la democracia comporta el dominio de una serie de técnicas ya que hablar en público requería una determinada formación. El éxito requiere dominar una serie de técnicas.

Relativismo

La mala fama de los sofistas viene de aquellos que les acusan de ser capaces de defender algo y su contrario, sin demasiados problemas. O, en otras palabras, los sofistas serían el origen de los sofismas, que sería un razonamiento falso o que se basa en falsedades. Sin embargo, para otras visiones, los sofistas son los primeros humanistas.

Como sostiene Jaeger, las más modernas historias de la Filosofía consideran que los sofistas fueron fundadores del subjetivismo y relativismo filosófico. Esto significa que el supuesto epistemológico que todos compartían era que: “el conocimiento no podía sino ser relativo para el sujeto perceptor.”

Un ejemplo de este relativismo lo ofrece Gorgias cuando afirma que no había que reprochar nada al retórico si sus alumnos empleaban su habilidad para fines torcidos, como tampoco se puede reprochar a un instructor de boxeo si su alumno va y derriba a su padre. Esto está vinculado a la ética de las profesiones, a la adecuación ética de medios y fines.

Se podría decir que los sofistas afirmaban un escepticismo crítico que contrasta con su defensa de la democracia o la igual dignidad humana, en la no se distingue al más aristocratizante Platón, su fervoroso crítico.

Quizá se podría decir que los sofistas afrontan el tema del poder como un antecedente del pragmatismo maquiavélico. Ambos enfoques buscan el éxito y aconsejan cómo conseguirlo de forma realista, a veces cínica, a veces sagaz.

Zenón, las paradojas como argumento

Zenón utilizaba el poder de convicción de las paradojas
Zenón utilizaba el poder de convicción de las paradojas

 

Zenón de Elea fue discípulo de Parménides y ambos forman la denominada Escuela eleática, porque nacieron en Elea, Italia meridional. Se dice que Pericles fue oyente de sus lecciones. La tarea filosófica de Zenón busca defender las ideas de su maestro Parménides de una forma original. Utiliza los argumentos que describen las visiones opuestas como situaciones absurdas o inverosímiles, que denomina paradojas.

De esta forma, según Guthrie “la mayoría de argumentos de Zenón, de los que tenemos conocimiento, pueden dividirse en dos grupos, que se dirigen, respectivamente, contra las ideas de pluralidad y movimiento.” Zenón es un filósofo que para defender la unidad de ser –idea central de Parménides-, trata de argumentar, con paradojas, contra las nociones de pluralidad y movimiento.

Esta forma de argumentar es conocida como reducción al absurdo ya que defiende una posición a partir de concluir consecuencias absurdas de las visiones opuestas. Convertir las alternativas en paradojas. Como sostiene Parain, “la dialéctica de Zenón utiliza un estilo de argumentación que se hizo célebre. Consiste en afirmar el postulado del adversario para sacar de él proposiciones contradictorias.”

A continuación se analizarán las célebres paradojas de Zenón sobre movimiento y pluralidad y se comentarán desde una perspectiva más amplia de los temas de Estrategia Minerva Blog.

Aquiles y la Tortuga

“El corredor más lento no será nunca adelantado por el más rápido; pues es necesario que antes llegue el perseguidor al punto de donde partió el perseguido, de modo que es preciso que el más lento vaya siempre algo delante.” Aristóteles, Física, Z 9, 239 b 14

Otra explicación de la paradoja la ofrece Parain cuando afirma “Aquiles corriendo tras la tortuga: nunca le dará alcance, porque antes de alcanzar su primera posición, la tortuga habrá avanzado, y mientras llegue a su segunda posición, la tortuga volverá a avanzar, etc.”

No fue hasta el siglo XVII cuando el matemático escocés James Gregory demostró que la paradoja era falsa. Una demostración matemática se puede encontrar aquí. Aquiles alcanzaría, en realidad, a la tortuga según las leyes convencionales de la física. Sin embargo, Esopo explica la fábula de la liebre y al tortuga donde la arrogancia lleva a la liebre a dormirse y, finalmente, la tortuga es la que gana.

Pues bien, busquemos una moraleja a la fábula desde Estrategia Minerva Blog: la tortuga gana, aunque la liebre vaya más veloz. Las tortugas son símbolo de longevidad y de la buena suerte. Son animales apacibles y tolerantes, que van haciendo su camino, sin preocuparse de los demás.

La liebre pierde por vanidad, por confianza excesiva en sus capacidades, por menospreciar a la tortuga. Esto le lleva a dormirse. Cuando despierta, es demasiado tarde. Por tanto, no existe batalla ganada hasta el final, tampoco es bueno darla por ganada o por perdida. Cada uno ha de hacer su camino con confianza en sus posibilidades.

Otra interpretación –libre- a partir de la paradoja de Zenón podría ser que por buenas que sean nuestra cualidades, siempre nos vencerá alguna tortuga. El éxito completo en todos los ámbitos es difícil. Pero la victoria de la tortuga nos puede hacer aprender de sus cualidades: un vivir apacible y buena sintonía con su entorno.

La flecha y el tiempo

“Zenón argumenta con falacia, porque si, dice, todo está siempre en reposo, cuando está frente a lo que es igual y lo que está en movimiento está siempre en el ahora, la flecha en movimiento está inmóvil. Pero esto es falso: pues el tiempo no se compone de “ahoras” indivisibles, como tampoco ninguna otra magnitud” Aristóteles, Fis, Z 9, 239 b 30-33, 5-9

Otra explicación de la paradoja la ofrece Parain cuando afirma “la flecha que vuela: no se mueve; porque en cada momento presente, ocupa su sitio exacto; y en el momento presente posterior, sigue ocupando su sitio exacto, etc.”

Esta paradoja hace referencia a la noción de tiempo y velocidad. Según Zenón, la flecha está inmóvil en sucesivos ‘ahora’. La paradoja de Zenón, como ya mostró Aristóteles, no se sostiene. El movimiento y la velocidad existen para los seres humanos.

Pero pensar los objetos del ‘ahora’ como inmóviles puede hacer reflexionar en el peso del pasado/presente/futuro para la toma de decisiones. Especialmente aquellas que hacen idolatría del ‘ahora’, comprometiendo el futuro. Técnicamente esto podría estar vinculado a la ‘aversión al riesgo’. ¿Cuál es el peso del pasado en nuestras decisiones presentes? ¿Cuál es el peso del futuro en nuestras decisiones presentes? La flecha no está inmóvil, existe el movimiento.

A nuestro nivel, esto significa que se debe, en el momento presente, aprender de decisiones pasadas y no comprometer excesivamente las decisiones futuras.

Los objetivos de Zenón

Zenón quería defender sus ideas contra la idea de pluralidad y movimiento, a favor de la visión de su maestro Parménides. Sus paradojas buscan mostrar como absurdas las consecuencias de adoptar los puntos de vista con los que no estaba de acuerdo. Esto sería retomado por los sofistas.

Como recuerdan Kirk, Raven, Schofield un aprendizaje desde la visión de Zenón es: “No consideres precisamente las conclusiones: aplica tus facultades críticas a los argumentos que las originan.” El poder de convicción del mejor argumento. La particularidad de Zenón es que utilizó paradojas como argumentos y sus misterios llegan hasta nuestros días.

Parménides, la vía de la Verdad

La Vía de la Verdad para Parménides se opone a la Vía de la opinión.
La Vía de la Verdad para Parménides se opone a la Vía de la opinión.

 

Otro filósofo de la Antigüedad, con cierto carácter profético, fue Parménides. Curiosamente sus ideas se enfrentan al enfoque anterior de Heráclito y los pitagóricos. Algunos sostienen que Parménides fue el primer metafísico, al dar un giro a las preocupaciones filosóficas de sus contemporáneos y por primera vez se ocupó del tema del Ser.

La oposición entre Heráclito y Parménides es un clásico entre controversia de dos visiones filosóficas enfrentadas. En palabras de Conford,  “Heráclito es el profeta de un Logos que podría expresarse exclusivamente en contradicciones aparentes; Parménides es el profeta de una lógica que no tolerará apariencia de contradicción”. Si el tema central de Heráclito era el cambio, en Parménides el tema es una noción de verdad contra las opiniones y la contradicción.

A continuación se analizarán algunos fragmentos atribuidos a Parménides con unos comentarios con relevancia para Estrategia Minerva.

“La cuestión de la apariencia y la semejanza sin ser, y de la existencia de las cosas de las que se habla pero no son verdaderas, todo esto sigue están lleno de contradicción, exactamente igual que lo han estado siempre en el pasado. Constituye una dificultad insalvable ver en que términos puede uno decir o pensar que las “falsedades” (palabras falsas y falsos juicios) poseen una existencia real, sin ser cogido en contradicción nada más abrir la boca” (Platón, Sofista, 236)

Algunos atribuyen a Parménides algunos principios básicos para la lógica, que luego expondrá Aristóteles. La noción básica es en principio de no-contradicción. No puede ser, a la vez, verdaderas la afirmación y negación de un mismo predicado. A y –A no pueden ser simultáneamente verdad. Este principio ha sido unode los pilares del racionalismo en el pensamiento occidental.

De esta forma, es falso todo argumento que incluya una contradicción. El papel de las paradojas en el enfoque filosófico es muy relevante. Los sofistas tenían como objetivo, educar a través de la retórica, para que los ciudadanos convencieran con sus propuestas en el Ágora. Una de las herramientas retóricas era llegar a una paradoja –una situación absurda, contradictoria o contra la opinión común- en el razonamiento del adversario. Un método parecido utilizaba Sócrates, con la mayéutica, donde conseguía que de la otra persona nacieran las ideas gracias a llegar a una contradicción en su argumentación.

La fertilidad filosófica de las paradojas no ha de hacer perder de vista, desde la perspectiva de Parménides, que es relevante que para llegar a la verdad se debe afirmar el principio de no contradicción. Precisamente la mala fama que se les atribuye a los sofistas se basaba en que eran capaces de defender una idea y su contraria con increíble facilidad. Desde Estrategia Minerva Blog, cabe considerar que los problemas reales no suelen presentarse como un contraste de blancos y negros, sino más bien una gama de grises. Pero en este contexto cobra especial relevancia afirmar el principio de no contradicción. Porque en muchas ocasiones la simple consideración de que es imposible afirmar una propiedad y su contraria es una muestra de claridad y honradez.

“En mi opinión, debemos hacer la siguiente distinción : ¿qué es lo que siempre es y no tiene devenir, y qué, por otra parte, es lo que deviene sin cesar y nunca es? Lo primero es lo único comprensible unido al raciocinio (porque permanece siempre), lo segundo está conjeturado por la opinión acompañada por la sensación irracional, que nace y perece, sin jamás ser verdaderamente.” (Platón, Timeo, 27d) .

Este fragmento que se atribuye a Parménides es muy característico de su pensamiento. Existe una Vía de la Verdad –que conecta con la Razón, con la noción de Ser- y la Vía de la Opinión –que enlaza con los sentidos, que es futil y falsa-. Esta oposición es su forma de oponerse al empirismo de Heráclito y se podría considerar como un posible inicio de la controversia racionalismo/empirismo.

La posibilidad de conocer verdaderamente se conecta con la racionalidad y éste conecta con el Ser, que es inmóvil y eterno. Parménides afirma “todo es uno e inmutable”. Frente a esto, las apariencias de los sentidos, llevan a un camino que realmente no es, en un sentido profundo y fecundo.

Estas consideraciones metafísicas de la Filosofía clásica puedenhacer reflexionar sobre las vías de conocimiento en las sociedades del siglo XXI. La relevancia de los medios de comunicación, su búsqueda incesante de la actualidad, sus dinámicas y mecanismos y su enorme poder de influencia. Alguien podría verlos como la Vía de la Opinión de Parménides.

Recuperando a Italo Calvino y su ensayo ¿Por qué leer a los clásicos?, recordamos cuando afirma que “es clásico lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone.” Cada uno ha de encontrar su Vía a la Verdad, al Ser, a la Racionalidad. Éstos quizá están más cerca de las obras clásicas que de una insaciable sed de titulares.

“Lo que puede decirse y pensarse debe ser, puede ser, pero la nada no es. Esto es lo que te ordeno que consideres, pues ésta es la primera vía de investigación de la que intento apartarte y después de aquella por la que los hombres ignorantes vagan, dicéfalos; pues la incapacidad guía en su pecho el pensamiento errante; son arrastrados, sordos y ciegos a la vez, estupefactos, gentes sin juicio, que creen que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo; el camino que todos ellos siguen es regresivo.” Fr. 6 Simplicio, In Phys, 86, 27-28 (4-13)

La frase que se atribuye a Parménides es “lo que es, es y lo que no es, no es.” La vía de la Verdad lleva al Ser y la Vía de la Opinión comporta desorientación y regresión. La visión parmediana es una crítica contra el relativismo del todo vale, donde dominan las contradicciones.

El panorama que se refleja en estas palabras pone de manifiesto, una vez más, la relevancia de la educación. Para poder tomar las mejores decisiones es relevante estar preparado adecuadamente. Las oportunidades pueden darse si se sigue un camino hacia el conocimiento, no hacia la apariencia. Es la vía a la Verdad de Parménides.