Parménides, la vía de la Verdad

La Vía de la Verdad para Parménides se opone a la Vía de la opinión.
La Vía de la Verdad para Parménides se opone a la Vía de la opinión.

 

Otro filósofo de la Antigüedad, con cierto carácter profético, fue Parménides. Curiosamente sus ideas se enfrentan al enfoque anterior de Heráclito y los pitagóricos. Algunos sostienen que Parménides fue el primer metafísico, al dar un giro a las preocupaciones filosóficas de sus contemporáneos y por primera vez se ocupó del tema del Ser.

La oposición entre Heráclito y Parménides es un clásico entre controversia de dos visiones filosóficas enfrentadas. En palabras de Conford,  “Heráclito es el profeta de un Logos que podría expresarse exclusivamente en contradicciones aparentes; Parménides es el profeta de una lógica que no tolerará apariencia de contradicción”. Si el tema central de Heráclito era el cambio, en Parménides el tema es una noción de verdad contra las opiniones y la contradicción.

A continuación se analizarán algunos fragmentos atribuidos a Parménides con unos comentarios con relevancia para Estrategia Minerva.

“La cuestión de la apariencia y la semejanza sin ser, y de la existencia de las cosas de las que se habla pero no son verdaderas, todo esto sigue están lleno de contradicción, exactamente igual que lo han estado siempre en el pasado. Constituye una dificultad insalvable ver en que términos puede uno decir o pensar que las “falsedades” (palabras falsas y falsos juicios) poseen una existencia real, sin ser cogido en contradicción nada más abrir la boca” (Platón, Sofista, 236)

Algunos atribuyen a Parménides algunos principios básicos para la lógica, que luego expondrá Aristóteles. La noción básica es en principio de no-contradicción. No puede ser, a la vez, verdaderas la afirmación y negación de un mismo predicado. A y –A no pueden ser simultáneamente verdad. Este principio ha sido unode los pilares del racionalismo en el pensamiento occidental.

De esta forma, es falso todo argumento que incluya una contradicción. El papel de las paradojas en el enfoque filosófico es muy relevante. Los sofistas tenían como objetivo, educar a través de la retórica, para que los ciudadanos convencieran con sus propuestas en el Ágora. Una de las herramientas retóricas era llegar a una paradoja –una situación absurda, contradictoria o contra la opinión común- en el razonamiento del adversario. Un método parecido utilizaba Sócrates, con la mayéutica, donde conseguía que de la otra persona nacieran las ideas gracias a llegar a una contradicción en su argumentación.

La fertilidad filosófica de las paradojas no ha de hacer perder de vista, desde la perspectiva de Parménides, que es relevante que para llegar a la verdad se debe afirmar el principio de no contradicción. Precisamente la mala fama que se les atribuye a los sofistas se basaba en que eran capaces de defender una idea y su contraria con increíble facilidad. Desde Estrategia Minerva Blog, cabe considerar que los problemas reales no suelen presentarse como un contraste de blancos y negros, sino más bien una gama de grises. Pero en este contexto cobra especial relevancia afirmar el principio de no contradicción. Porque en muchas ocasiones la simple consideración de que es imposible afirmar una propiedad y su contraria es una muestra de claridad y honradez.

“En mi opinión, debemos hacer la siguiente distinción : ¿qué es lo que siempre es y no tiene devenir, y qué, por otra parte, es lo que deviene sin cesar y nunca es? Lo primero es lo único comprensible unido al raciocinio (porque permanece siempre), lo segundo está conjeturado por la opinión acompañada por la sensación irracional, que nace y perece, sin jamás ser verdaderamente.” (Platón, Timeo, 27d) .

Este fragmento que se atribuye a Parménides es muy característico de su pensamiento. Existe una Vía de la Verdad –que conecta con la Razón, con la noción de Ser- y la Vía de la Opinión –que enlaza con los sentidos, que es futil y falsa-. Esta oposición es su forma de oponerse al empirismo de Heráclito y se podría considerar como un posible inicio de la controversia racionalismo/empirismo.

La posibilidad de conocer verdaderamente se conecta con la racionalidad y éste conecta con el Ser, que es inmóvil y eterno. Parménides afirma “todo es uno e inmutable”. Frente a esto, las apariencias de los sentidos, llevan a un camino que realmente no es, en un sentido profundo y fecundo.

Estas consideraciones metafísicas de la Filosofía clásica puedenhacer reflexionar sobre las vías de conocimiento en las sociedades del siglo XXI. La relevancia de los medios de comunicación, su búsqueda incesante de la actualidad, sus dinámicas y mecanismos y su enorme poder de influencia. Alguien podría verlos como la Vía de la Opinión de Parménides.

Recuperando a Italo Calvino y su ensayo ¿Por qué leer a los clásicos?, recordamos cuando afirma que “es clásico lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone.” Cada uno ha de encontrar su Vía a la Verdad, al Ser, a la Racionalidad. Éstos quizá están más cerca de las obras clásicas que de una insaciable sed de titulares.

“Lo que puede decirse y pensarse debe ser, puede ser, pero la nada no es. Esto es lo que te ordeno que consideres, pues ésta es la primera vía de investigación de la que intento apartarte y después de aquella por la que los hombres ignorantes vagan, dicéfalos; pues la incapacidad guía en su pecho el pensamiento errante; son arrastrados, sordos y ciegos a la vez, estupefactos, gentes sin juicio, que creen que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo; el camino que todos ellos siguen es regresivo.” Fr. 6 Simplicio, In Phys, 86, 27-28 (4-13)

La frase que se atribuye a Parménides es “lo que es, es y lo que no es, no es.” La vía de la Verdad lleva al Ser y la Vía de la Opinión comporta desorientación y regresión. La visión parmediana es una crítica contra el relativismo del todo vale, donde dominan las contradicciones.

El panorama que se refleja en estas palabras pone de manifiesto, una vez más, la relevancia de la educación. Para poder tomar las mejores decisiones es relevante estar preparado adecuadamente. Las oportunidades pueden darse si se sigue un camino hacia el conocimiento, no hacia la apariencia. Es la vía a la Verdad de Parménides.

Heráclito, aprender del cambio

Según Heráclito, la vida es como en río, que fluye, donde no se repiten dos veces la misma situación.
Según Heráclito, la vida es como en río, que fluye, donde no se repite dos veces la misma situación.

 

No todos los filósofos de la Antigüedad, tenían buena fama. Heráclito era conocido como “el Enigmático” o “el Oscuro”. Diógenes Laercio dice de él que “no expresa nada con claridad”. Se le atribuye un libro titulado Sobre la naturaleza.

En sus escritos se vislumbra un carácter profético, como si fuera una especie de oráculo. Kirk, Raven, Schofield explican que Platón le menciona, en ocasiones, en un tono humorístico e irónico e insiste, sobre todo, en una de sus opiniones “todas las cosas fluyen” que se le atribuye libremente en sus diálogos.

Analizaré a continuación algunas ideas de Heráclito y añadiré algunos comentarios sobre los temas de Estrategia Minerva Blog.

-Conócete a ti mismo

Según cuentan, una inscripción en el templo de Apolo de Delfos decía “Conócete a ti mismo”. Heráclito admiraba esta visión. Es un principio importante conocer las propias habilidades, energías, los puntos fuertes y los puntos débiles. Es necesaria una cierta introspección en la individualidad para saber qué posibilidades se tienen ante determinada situación. Pero la propia vida de Heráclito nos muestra los límites de esta introspección.

En efecto, Heráclito es acusado de misantropía como muestra en esta frase donde afirma “no fue discípulo de nadie -escribe Diógenes (IX, 5)-, sino que dijo que se había investigado a sí mismo y que todo lo había aprendido de sí mismo.” Estamos en una red de conocimiento, nadie puede pretender ser su única fuente de saber. No somos islas remotas. Aprendemos de los demás y siempre habrá alguien más sabio que uno, del que poder aprender.

Precisamente el ámbito de la negociación y de la estrategia surge porque existe un interés en que los demás se comporten de determinada manera y los demás también quieren algo de nosotros. Dicho de otra forma, la mayoría de relaciones entre los seres humanos son en escenarios cooperación y conflicto. Dos características de los individuos favorecen la cooperación como son: que somos mutuamente vulnerables y tenemos un altruismo limitado.

Con la base en esta mentalidad cerrilmente individualista, Heráclito “llegó a hacerse sumamente altanero y desdeñoso (…) Acabó por convertirse en misántropo; se retiró del mundo y vivió en los montes, alimentándose de hierbas y plantas. Convertido por esta causa en un hidrópico, bajó a la ciudad y en enigmas le preguntaba los médicos si ellos serían capaces de convertir en seco el tiempo lluvioso” (Diógenes Laercio, IX I).

La armonía es siempre el producto de los contrarios, por ello, el hecho básico del mundo natural es la lucha

El primer concepto clave en Heráclito es el de logos. Como afirma Guthrie, “Heráclito creyó primero y ante todo en un Logos.” Este afirma que “todo acontece de acuerdo con el Logos” y “el Logos ordena todas las cosas”. Según esta visión, una sola cosa es la sabiduría: conocer con juicio verdadero cómo todas las cosas son gobernadas a través de todas las cosas (Fr. 41 Diogénes Laercio, IX 1).

Para explicar como Heráclito concebía el logos, es importante la noción de lucha de contrarios. De esta forma, “la paz y la guerra no se suceden entre sí por turno: en el mundo existen siempre la paz y la guerra. El cese de la contienda significaría la desintegración del cosmos.”

Esta visión está conectada con la filosofía de Anaximandro y con algunas manifestaciones de filosofía oriental, como el taoísmo. Que la armonía se basa en la lucha de contrarios tiene implicaciones metafísicas, morales o jurídicas.

La clave está que la vida moral es lucha, en una visión del pluralismo agonista. La armonía es un equilibrio de contrarios. Un fondo de verdad asiste a cada parte que solo llega al equilibrio con la verdad de su contrario. Esto significa que el mundo moral es complejo, plural, cambiante…

Heráclito añade dos frases interesantes para pensar: “una armonía invisible es más intensa que otra visible” “la auténtica naturaleza de las cosas suele estar oculta”

-Todo está en continúo movimiento y cambio

Quizá la idea más famosa de Heráclito es que “todas las cosas fluyen”. Platón afirma que “Heráclito dice en alguna parte que todas las cosas se mueven y nada está quieto y comparando las cosas existentes con la corriente de un río dice que no te podrías sumergir dos veces en el mismo río” (Platón, Cratilo, 402 A).

La interpretación habitual es algo así como que todo pasa. De ahí la relevancia de las segundas oportunidades. La vida fluye en un río y no volverán a repetirse determinadas circunstancias. Por eso cada situación requiere de un enfoque adecuado a partir de la experiencia del pasado.

Según Brice Parain en su Historia de la Filosofía “la fórmula quería decir otra cosa; reuniría en una sola imagen a los contrarios: lo Mismo y lo Otro.” El río fluye pero es distinta la perspectiva del navegante y del observador externo. Quien vive unas circunstancias particulares tiene una perspectiva que difiere de quién vive desde fuera esas circunstancias. Por eso es tan relevante la comunicación humana y la posibilidad de influir en los demás.

Según Aristóteles, “las teorías de Heráclito de que todas las cosas sensibles están en un continuo fluir” (Aris, Meta, 987 a 32). Algunos han querido ver en esta visión de Heráclito un alabanza del relativismo. Cabe pensar que del cambio se puede aprender, de la experiencia, de los buenos consejos de los demás. La clave es que cada uno, al fin, encuentre su armonía, su conexión con el logos.


	

Pitágoras, armonía musical de los números

Los pitagóricos creían en el cosmos como armonía musical de números
Los pitagóricos creían en el cosmos como armonía musical de números

 

Quizá uno de los filósofos más famosos de la Antigüedad, especialmente por sus descubrimientos matemáticos, es Pitágoras. Nació el 570 a. C. y murió con 75 u ochenta años. Desarrolló una gran curiosidad y supuso avances en diversos campos del conocimiento.

Existe un cambio respecto a los filósofos anteriores. Como explica Guthrie en el enfoque pitagórico se da la “búsqueda de un modo de vida mediante el cual pueda establecerse la relación correcta entre el filósofo y el mundo.” Por tanto, la filosofía no es meramente especulativa, sino que tiene consecuencias prácticas en la forma de vivir.

Esta conexión entre Teoría y Práctica pudo llevarse a cabo en tiempos de Pitágoras ya que a su alrededor se fundó una comunidad de seguidores. Guthrie sostiene que Pitágoras fue un maestro religioso y político, más que un filósofo, y fundó una comunidad organizada de hombres empeñada en mantener su doctrina de un modo práctico. Esta comunidad se caracterizaba por tres rasgos:

a) En una sociedad que es más bien una secta religiosa que una escuela filosófica, el nombre del fundador se guarda en especial con una veneración particular; b) En toda escuela religiosa se da una tendencia particularmente fuerte a atribuir al fundador todas las doctrinas de la escuela; c) El silencio y guardar secreto era característica prominentes de su comportamiento.

La sectas religiosas del s. V a. C. quizá no guarden relación con los grupos humanos del siglo XXI o quizá sí. Se podría analizar si la veneración de un líder, la prevalencia comunitaria –frente al individuo- y el secretismo no están tan alejados de algunas formas de actuar en la actualidad.

A continuación se explicarán dos temas relacionados con las visiones pitagóricas:

Se aprende de lo semejante

Se atribuye a Pitágoras y su escuela el siguiente lema: “Lo semejante se conoce mediante lo semejante.” Este es un principio en el ámbito educativo. Como afirma A. E. Taylor, “el principio fundamental de esta “educación primitiva”, según la cual el alma crece inevitablemente de la misma manera y adquiere el carácter de lo que contempla, es evidentemente pitagórico.”

Este es un tema clásico y de actualidad, la educación del carácter que componen las virtudes. Estas son hábitos y disposiciones morales, que moldean el carácter de los individuos, que están vinculadas con modelos de excelencia humana. Uno se convierte en virtuoso, actuando virtuosamente. Lo que afirman los pitagóricos aquí es que el carácter también se educa con la contemplación de otros caracteres. Un indudable poder educativo de un buen ejemplo.

El cosmos como armonía musical de números

Se podría considerar que los pitagóricos eran una secta religiosa, donde se dieron una serie de descubrimientos matemáticos, llegando a un cierto “misticismo del numero”. Sin embargo, se buscaba una base científica y racional para el conocimiento.

Es una de las primeras manifestaciones donde Filosofía reconvierte realmente en un modo de vida, una concepción de la vida y el mundo que, en los términos de la época, suponían una forma de salvación eterna. Lo que es relevante es que, por primera vez, se da una conexión intrínseca entre al ámbito del conocimiento –Teoría- y el ámbito a la acción –Práctica-.

Aproximarse a la Escuela pitagórica y la figura de Pitágoras tiene la dificultad ya vista del secretismo que rodeaba sus actividades y la mitificación de su figura. Quizá la aportación más importante del legado pitagórico sea una particular visión sobre los número, la proporción y la armonía. Según esta cosmovisión, todo es número y éstos guardan una determinada proporción entre sí, que es la armonía. Esta visión se aplica a las notas y proporciones musicales y también a las medidas celestes.

Les atribuye Aristóteles que “las cosas en sí son números”, o que ellas “imitan” o “representan” números, o que “supusieron que los elementos de los números era los elementos de todas las cosas, y que la totalidad del cielo era harmonía y número” Aristóteles, Metafísica, 987, b 28; 986 a 1

El mundo está compuesto por números, que son los elementos base, y estos tienen una serie de proporciones. La armonía es el acoplamiento o adecuación entre sí de cosas, lo cual tiene un significado musical y un significado cósmico, con la armonía de las esferas.

Según Platón, los pitagóricos “buscan la relación numérica de los acordes audibles” Platón, República, 531 a. Y Aristóteles sostiene que “su razón consistía en que las propiedades numéricas son inherentes a la escala musical, a los cielos y a muchas otras cosas” Aristóteles, Metafísica, 987 b 28

Concluye Guthrie para los pitagóricos todo era una encarnación del número. Incluían aquí lo que nosotros llamaríamos abstracciones como justicia, mezcla, oportunidad. Como se puede intuir, la Teoría de la Ideas de Platón tiene un antecedente en las ideas de Pitágoras.

La idea de que el mundo está en armonía de unas partículas básicas, que guardan una proporción particular ha tenido gran influencia. Pero cabe plantearse qué visión tiene mayor poder explicativo: ¿la del mundo en armonía o la de la lucha de contrarios? La visión pitagórica afirmaba el mundo que guardaba proporciones armónicas semejantes a la música. Sin embargo, otras visiones ven el mundo como una oposición de contrarios, que están en lucha.

¿Son los problemas morales un tema de conocimiento –llegar a la proporción adecuada entre conceptos- o un tema de decisión –elegir entre los cuernos de un dilema trágico-? Estas dos visiones dependen de la Teoría de las Ideas que se manejen y de la forma que los seres humanos tienen de llegar a estas ideas, es decir, el conocimiento moral o epistemología.

Si las ideas son como pensaban los pitagóricos, la clave reside en conocer las proporciones que tienen las ideas, en llegar al número correcto. Esto puede ser cierto para las matemáticas, pero nuestro mundo moral es más complejo, rico y plural y, con permiso de los utilitaristas, no se puede calcular la solución de todos problemas éticos de los seres humanos.

Por otro lado, siempre será atractivo, e ilusionante, pensar que los secretos del Universo se descifran en clave de sol y se parecen a las variaciones Golberg de Bach.

Anaximandro, según Sentencia del Tiempo

Anaximandro concebía que el Tiempo se convertía en juez de las acciones
Anaximandro concebía que el Tiempo se convertía en juez de las acciones

 

Hubo un filósofo más joven que Tales de Mileto, que fue discípulo y conciudadano suyo. Su nombre era Anaximandro. Era un experto en Astronomía y, como Tales, preveía eclipses, solsticios y equinoccios. Compartían ambos filósofos el enfoque que concebía el cosmos como un todo y elaboraban diversas teorías sobre él. Eran conocidos como “filósofos de la naturaleza” o “fisiólogos” ya que precisamente ése el centro de sus indagaciones. Una idea original en el pensamiento de Anaximandro es que la sustancia origen del mundo se llama arché.

Sin duda, Anaximandro es conocido por una Sentencia que ha sido comentada por filósofos por Nietzsche y Heidegger que habla de una serie de temas que son relevantes en todas las épocas.

La Sentencia del Tiempo

Según la versión de Simplicio que ofrece Guthrie, la Sentencia dice “Anaximandro llamó arché y elemento de las cosas existentes “lo ilimitado”, siendo el primero en atribuir este nombre arché. Dice que no es agua ni ningún otro de los así llamados elementos, sino una sustancia diferente que es ilimitada, de la cual nacen todos los cielos y los mundos que hay en ellos. Las cosas perecen en aquellas que han recibido su ser, como es debido; pues mutuamente se dan justa retribución por su injusticia según el decreto –o quizás “ordenamiento”- del tiempo.”

Analizaré la Sentencia del Tiempo de Anaximandro en los siguientes elementos:

a) Mutuamente se dan justa retribución por su injusticia

Existen muchas versiones de esta Sentencia del Tiempo. En algunas se habla de retribución y en otras, de expiación. Pero todas comparten la idea de la lucha de contrarios. Esto tiene indudable trascendencia filosófica. Dos fuerzas opuestas donde el tiempo asume su justicia por retribución de las injusticias.

La oposición de contrarios como clave para entender el mundo moral tiene un indudable poder atractivo para explicar multitud de situaciones. Cabría lecturas a diferentes niveles: metafísico, moral, jurídico…

Un paralelismo que se suele hacer sobre la Sentencia de Anaximandro es con dilema clásico de Antígona. En esta historia, Antígona debe optar por obedecer la ley positiva –la orden del Rey Creonte de prohibir el entierro de su hermano- o seguir la ley divina –las leyes tradicionales de la ciudad que establecían que los muertos debían ser honrados adecuadamente-. Este dilema entre ley positiva y ley divina es un clásico de todos los tiempos y es una especie de lucha de contrarios.

Un buen enfoque estratégico debería dar una respuesta adecuada a las situaciones derivadas de dilemas trágicos. Estas situaciones se caracterizan porque sea cual sea la solución implicará una pérdida y sensación de remordimiento. En estos casos, se suele optar por el mal menor. Pero hay quien sostiene que, en ocasiones, los males no son comparables. Precisamente en eso reside la tragedia. Esto se denomina inconmensurabilidad en sentido fuerte y significa que dos valores no se pueden comparar. Es el dilema que se plantea en la película La decisión de Sophie.

Los dilemas muestran cómo son necesarias las elecciones morales significativas y que suele ocurrir que elegir una opción, también significa perder otra. El mundo moral se asemeja a una lucha de contrarios y ese es el fondo de verdad de la Sentencia del Tiempo de Anaximandro.

La verdad metafísica que asoma incluye que, en esta lucha de contrarios, las injusticias de un lado reparan en el otro lado en una visión retributiva. Esto tiene diversas implicaciones, pero parece percibirse la noción de que no existe injusticia que quede sin reparación. Es una afirmación atrevida, pero Anaximandro habla en una dimensión moral y metafísica que le da significado adecuado.

b) Según decreto del Tiempo 

En las diferentes versiones se habla del orden, disposición, decreto u ordenamiento del tiempo. Esto se interpreta como que el Tiempo es el verdadero juez de las diferentes acciones. La lucha de contrarios y sus reparaciones tienen lugar en una dimensión temporal. Finalmente el tiempo se convierte el juez.

Esto puede ayudar en Estrategia Minerva Blog a calibrar la importancia de los problemas. En ocasiones, estamos abrumados por determinados conflictos que crean mucha tensión. Lo que nos puede enseñar la Sentencia de Anaximandro, guardando las distancias y conceptos, es que los temas realmente relevantes son aquellos que dentro de 5 o 10 años nos pueden aun importar. En esas dimensiones se podría empezar a producir el juicio del Tiempo.

c) Mundos innumerables

Casi inadvertidamente Anaximandro hace referencia a la existencia de innumerables mundos cuando afirma “de la cual nacen todos los cielos y los mundos que hay en ellos.” Esto conecta con la cuestión de si existen mundos paralelos en una dimensión espacial o temporal. Es un tema complejo a nivel cosmológico.

Desde Estrategia Minerva Blog, la apelación a “mundos innumerables” puede hacer reflexionar sobre basarse en unas certezas que provienen de un mundo impermeable, cerrado, invariable. En ese sentido, es bueno viajar y conocer otros mundos, verse en otras culturas y dialogar con la diferencia y los diferentes. Darse cuenta que las circunstancias que nos rodean son parte –pero no el centro- del mundo.

Heidegger le dedica unas reflexiones a Anaximandro y concluye sus análisis con estas palabras:

“¿Qué ocurre si la esencia del hombre reside en pensar la verdad del ser?

Entonces, el pensar tendrá que hablar poéticamente desde el enigma del ser. El pensar trae la aurora de lo pensado a la proximidad de lo que queda por pensar.”

Tales de Mileto, del mito al logos

Los mitos actualmente provienen del cine y la televisión.
Los mitos actualmente provienen del cine y la televisión.

 

La Filosofía occidental tuvo su origen en Grecia, como una nueva forma de pensar y enfocar los problemas. Tales de Mileto (640-545 a.C.) es primera referencia cronológicamente entre los pensadores de esa época. En el fantástico libro Los filósofos presocráticos, Kirk, Raven, Shofield afirman que “según la tradición, Tales, el primer físico griego o investigador de la naturaleza de las cosas como un todo, predijo el eclipse que tuvo lugar en 858 a.C.”

Explica Proclo que Tales, tras haber ido primeramente a Egipto, trasplantó a Grecia esta especulación (la geometría). Alguno de sus logros tienenque ver con su viaje a Egipto. Se le atribuye una obra, de la que no queda rastro, titulada Astrología náutica. Es una especie de sabio desinteresado, especialista en astronomía y geometría. Precisamente Platón y Aristóteles cuentan dos anécdotas sobre Tales de Mileto que permiten reflexionar sobre aspectos relativos del Blog Estrategia Minerva.

La contemplación y la vida práctica 

Platón narra una anécdota de Tales cuando afirma: “Como, oh Teodoro, se dice que una aguda y graciosa esclava tracia se burló de Tales, porque, mientras observaba la estrellas y miraba a hacia arriba se cayó en un pozo; ávido por observar las cosas del cielo, le pasaban desapercibidas las que estaban detrás del él y delante de sus pies” (Platón, Teeto, 174 a).

La moraleja de la historia parece ser que la contemplación por temas elevados lleva a desatender las cuestiones prácticas. Entre las personas dedicadas a la reflexión teórica puede ser popular la imagen del sabio despistado. Como algunos estereotipos quizá guarda un fondo de verdad. Pero la reflexión a la inversa también es relevante. Esto es, alguien que viviendo sólo entre cuestiones prácticas, no dedique ningún momento a la contemplación. Es relevante no centrarse exclusivamente en lo cotidiano y destinar un espacio para hacer buenas preguntas y mantener la curiosidad intelectual. Hemos de aprender en todas las etapas de la vida.

Sobre la utilidad del saber

Aristóteles narra esta historia de Tales cuando sostiene “Pues dice que, cuando, por su pobreza, le reprochaban que la filosofía era inútil, tras haber observador por el estudio de los astros que iba a haber una gran producción de olivas, se procuró un pequeño capital, cuando aún era invierno, y que depositó fianzas por todas las presas de aceite de Mileto y Quíos, alquilándolas a bajo precio porque nadie licitó contra él. Cuando llegó el momento oportuno, al ser muchos los que a la vez y de repente las pedían, las iba alquilando al precio que quería y reunió mucho dinero, demostrando así que es fácil a los filósofos enriquecerse, si quieren, pero no es las riquezas lo que les interesa” (Aristóteles, Política I, 11, 1259 a 9).

Esta historia muestra cómo una cuestión es el cultivo del conocimiento que hace la Filosofía, y otro la rentabilidad práctica, e incluso económica, de este conocimiento. Los filósofos como Tales eran sabios que tenían su propia escala de valores, donde no estaba acumular riquezas. Sin embargo, él tenía los conocimientos suficientes para hacerse rico. Esto se puede vincular sobre otro tema como es la practicidad de la Filosofía. En ocasiones se ve como una disciplina que genera problemas meramente teóricos que solo tienen una dimensión teórica. No obstante, puede ser una cuestión de enfoque. La Filosofía debe tener vocación de aplicabilidad, con una intrínseca conexión entre Teoría y Práctica.

Del mito al logos

El tema central en Tales de Mileto es el paso de las explicaciones sobre el mundo basadas en mitos de las basadas en una incipiente racionalidad científica, que se conoce por logos. De sus pensamientos han llegado dos ideas originales que explicaban su visión. La primera es “incluso los seres aparentemente inanimados puede estar ‘vivos’: el mundo está lleno de dioses”. La segunda “la fuente y el principio de todas las cosas es el agua”.

Como afirman Kirk, Raven, Shofield “aunque estas ideas estaban muy influenciadas, directa o indirectamente, por sus precedentes mitológicos, es evidente que Tales abandonó la formulación mítica; este hecho por sí sólo justifica sus título de primer filósofo, por muy ingenuo que fuera aún su pensamiento.”

Los mitos en la época de Tales eran explicaciones sobrenaturales o basadas en motivos religiosos. Pues bien, ¿no se está viviendo en la actualidad un retorno de los mitos y del pensamiento mítico? Esta tesis se explica porque los mitos actuales viven en Hollywood o en las Revistas del corazón. La necesidad de explicar la realidad que tenían los griegos era cubierta, antes de la Filosofía, por los mitos de los dioses del Olimpo. En la actualidad, la explicación de la realidad viene de mitos del cine y la televisión. Parece que ahora también sea una novedad -necesaria-, volver al logos.

Quizá se podrá aducir que en la vida privada cada uno puede tener sus valores, creencias o mitos y cada cuál es libre de seguirlos mientras no dañe a otro. La cuestión es que el pensamiento mítico también se extiende a la esfera pública. ¿Podemos vivir gobernados ideas basadas en mitos? ¿Qué hay de mítico en las actuales propuestas políticas? ¿Es necesario volver al logos también en la política?

Es necesaria una cierta distancia ante los mitos, del tipo que sean, que permita su adecuada disección. El análisis filosófico, desde sus inicios, busca explicaciones basadas en la racionalidad. En la actualidad, parece que los mitos hayan vuelto en diferentes campos y se echan de menos enfoques que hagan un análisis racional de la realidad.

Explica Guthrie que “la fascinación perenne ejercida por los milesios radica, precisamente, en el hecho que sus ideas forman un puente entre dos mundos, el del mito y el de la razón.” Los mitos fascinan, pero la Filosofía hace buenas preguntas y busca sus respuestas.

Clausewitz, el arte de la estrategia

Clausewitz escribió el arte de la estrategia
Clausewitz escribió El arte de la estrategia desarrollando una serie de virtudes para la estrategia militar.

 

El libro tercero de la obra De la guerra de Carl von Clausewitz se titula El arte de la estrategia. Allí este autor desarrolla unas dimensiones estratégicas que tienen una aplicación militar pero denotan conocimientos en otras esferas y pueden hacer reflexionar para su aplicación práctica.

En esta obra, Clausewitz ofrece una definición de estrategia cuando afirma “la estrategia es el uso del combate para los fines de la guerra; así pues, tiene que fijar todo el acto bélico una meta que corresponde con el objetivo del mismo, es decir, desarrolla el  plan de guerra y enlaza con ese objetivo la serie de acciones que deben conducir al mismo, o sea, los diseños de las diversas campañas y dispone en ellas los distintos combates” Y añade que “no se puede apartar las manos de la obra en ningún momento.”

En la guerra se darían elementos de distinto tipo morales, físicos, matemáticos, geográficos y estadísticos. Sin embargo, recalca Clausewitz “las magnitudes morales se encuentran los objetos más importantes de la guerra.”

Adaptando algunas características de esta definición de estrategia, esta sería algo así como: el diseño y desarrollo de un plan, compuesto por una serie de acciones, con un determinado objetivo o meta. Esta definición podría servir para diferentes aplicaciones estratégicas. En este punto, Clausewitz realiza dos consejos: a) No bajar la guardia en ningún momento; b) De los diferentes elementos, las magnitudes morales son de los más importantes.

No apartar las manos de la obra es buen consejo estratégico. Las circunstancias cambian y se puede necesita una revisión de la estrategia. Un pequeño error imprevisto puede echar a perder un plan global. Las magnitudes morales son los elementos más importantes y esto está vinculado con las cuestiones de mentalización y enfoque positivo de los problemas. Las cosas son, en muchas ocasiones, cómo se quieren enfocar.

A continuación se explicaran las virtudes morales que Clausewitz recomienda en El arte de la estrategia para los ejércitos y los oficiales con un comentario sobre sus implicaciones estratégicas a otros ámbitos.

Audacia

La primera virtud para Clausewitz consiste en que “una audacia guiada por un espíritu predominante es el sello del héroe, y esa audacia no consiste en la osadía contraria a la naturaleza de las cosas, en la burda infracción de las leyes de la probabilidad, sino en el fuerte apoyo en aquel cálculo superior que el genio ha hecho, con el ritmo de su juicio a la velocidad del rayo y sólo a medias consciente, al adoptar su decisión.”

La audacia está vinculada con el genio y el héroe y no es una vulgar osadía. Es curioso como Clausewitz dice que la audacia no es tan común en las altas instancias del ejército. La audacia está vinculada con la genialidad y la creatividad y tiene unas implicaciones en el contexto de la guerra, pero otras en el contexto de la política o la publicidad.

En ocasiones, se ha de calibrar entre alguien de gran audacia, pero inconstante y alguien de audacia media y constancia.  Aristóteles hablaba que la virtud estaba en el término medio, en la moderación. Dependiendo de las responsabilidades, se habrá de desarrollar más unas virtudes que otras donde, en ocasiones, la audacia es requerida.

Perseverancia

En un pasaje de la obra, Clausewitz sostiene que “en pocas palabras, está entregado a cien mil impresiones, de las que la mayoría tiene un tendencia preocupante, las menos una que inspire aliento. La larga experiencia de la guerra enseña a apreciar con rapidez el valor de estas distintas manifestaciones, el alto valor y la fortaleza interior se les resisten como la roca al golpe de las olas.”

Es un elemento con relevancia estratégica la perseverancia que tendría como oponentes a la futilidad y la inconstancia. Una vez definidos los objetivos a conseguir, es relevante forjar la fortaleza interior para insistir en las metas previstas. En el marco de negociaciones, la perseverancia en determinadas demandas es una indicación de un buen precio de reserva, pero también puede ser una técnica impostada.

Astucia

Otra virtud que alaba Clausewitz con estas palabras: “es peligro emplear fuerzas importantes durante largo tiempo con fines de mera apariencia porque siempre existe el peligro de que se haga en vano y se prescinda de esas fuerzas en el lugar decisivo….a las piezas del ajedrez estratégico les falta la movilidad que es el elemento de la astucia y la sagacidad.”

La astucia es un buen elemento estratégico, pero puede tener un doble filo. El exceso de tacticismo puede dar resultados a corto plazo, pero ser un inconveniente en relaciones de medio y largo plazo. La definición de la Real Academia del astuto es las siguiente “agudo, hábil para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin.”

Haciendo un paralelo con la guerra, estaría más justificado ser astuto para defenderse de un ataque que atacar a los demás con ardides diversos. Sería la diferencia entre guerras defensivas y ofensivas. Desde Estrategia Minerva Blog, se recomienda aprender estrategia para no caer en las estratagemas de otros.

Concentración de las fuerzas en el espacio

Como conclusión, Clausewitz sostiene que “la mejor estrategia es ser siempre fuerte….no haya una ley superior y más sencilla de la estrategia que ésta: mantener unidas las fuerzas.”

En el contexto militar, Clausewitz recomienda mantener unidas las fuerzas. Quizá haya algunas excepciones a esta regla. Sin embargo, conviene plantear otra importante noción estratégica. Se trata de descubrir cuáles son tus puntos débiles y, después de un aprendizaje, convertirlos en fortalezas. Se trata de transformar las debilidades en puntos fuertes. Cómo Demóstenes se convirtió en uno de los oradores más famosos de la polis de Atenas es algo que demuestra la relevancia de dominar un técnica, en este caso la retórica. El consejo, desde la estrategia, es no dejar nunca de aprender y  dominar nuevas técnicas.

Clausewitz, medios y fines para la victoria

Clausewitz creía que la guerra es la mera continuación de la política por otros medios
Clausewitz creía que la guerra es la mera continuación de la política por otros medios 

 

Uno de los estrategas militares más renombrados es Carl von Clausewitz (1780-1831). Fue un militar y pensador prusiano y escribió una obra titulada De la guerra. En ocho volúmenes, se ocupa de cuestiones sobre la ciencia militar, la estrategia, la táctica, sin dejar de hacer reflexiones con trasfondo filosófico o moral. 

A continuación comentaré algunos fragmentos de esta obra en relación a aspectos generales de las interacciones estratégicas en diversos ámbitos.

Guerra y Poder

En el inicio de su obra, Clausewitz empieza con una definición: “la guerra constituye, por tanto, un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad.” Y a continuación, sostiene que “la fuerza, es decir, la fuerza física constituye así el medio; imponer nuestra voluntad al enemigo es nuestro objetivo.”

La guerra está relacionada con el poder. En este sentido, es interesante la clásica definición de poder que ofrece Max Weber: “la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad.”

En muchas ocasiones, tenemos como objetivo que los demás hagan algo o se comporten de determinada forma. Si lo conseguimos, se podría decir que tenemos cierto poder sobre ellos. La tesitura de la guerra quiere conseguir estos objetivos con la violencia física. En la vida, se dan situaciones mixtas de cooperación y conflicto y, en ocasiones,  ambas partes tienen interés un actuar coordinadamente o en llegar a un acuerdo. El pacto supone ceder la aspiraciones maximalistas y obtener una contrapartida de la otra parte. Hay más poder por explorar en la vía de la negociación, que en la vía de la guerra.

Guerra y política. Medios y fines

La frase más famosa, casi un slogan, de este libro de Clausewitz es la siguiente: “la guerra es una mera continuación de la política por otros medios.” Es interesante porque Foucault, filósofo posmoderno, en Genealogía del racismo afirmó “la política es la mera continuación de la guerra por otros medios.”

Esta visión suele ser criticada por ser una visión de tono belicista. La cuestión no es si la guerra tenga como objetivo imponer nuestra voluntad al enemigo, sino más bien si el objetivo de la política debiera ser imponerse a la voluntad de los adversarios. Si se acepta que la guerra es violenta y la política es pacífica, los objetivos de ambas pueden no tener que coincidir.

Existen concepciones de la política que van desde las que la conciben, de forma conflictivista, como una forma de favorecer a los amigos y perjudicar a los enemigos –Carl Schmitt– a los que la conciben, de una forma cooperativista, como una forma de lograr acuerdos, consensos, de moderación, en la línea del Elogio de la templanza de Norberto Bobbio.

Virtudes y genio militar

En De la guerra, Clausewitz se cuestiona “Si se plantea la pregunta  sobre cuál es la clase de intelecto que se halla más íntimamente asociado con el genio militar…nos muestra que en tiempos de guerra preferiríamos confiar el bienestar(…)antes a un mente inquisidora que una mente creadora, más a una mente generalizadora a la que se empecina en una sola dirección, más a una cabeza fría que a una ardorosa.”

Esta afirmación permite ciertas reflexiones a un nivel profesional y a un nivel personal. Los diversos roles profesionales desarrollan una serie de virtudes, disposiciones y hábitos que muestran que es un buen profesional en relación con modelos de excelencia que desarrollan unos criterios según cada campo. De esta forma, Clausewitz recomienda dentro del ámbito del buen profesional militar a alguien con una mente inquisidora, generalizadora y fría. Quizá las mentes creativas, unidireccionales y ardorosas  tengan mejor desarrollo en otros ámbitos profesionales.  Desde el punto de vista personal,  en la vida, hay personal de diversos perfiles de carácter y la cuestión clave es gestionar adecuadamente el conflicto y potenciar la cooperación.

Azar, firmeza y constancia

Una frase quizá sorprendente de Clausewitz es que “la guerra es el territorio del azar (…) El azar aumenta la incertidumbre que preside todas las circunstancias y llega a trastornar el curso de los acontecimientos.” Y, más adelante, afirma que “la firmeza denota la capacidad de resistencia de la voluntad frente a la dureza de un choque, la constancia en relación con la duración.”

La guerra es el territorio del azar es una consideración sobre los elementos imprevistos e imprevisibles. En toda interacción se pueden dar circunstancias no previstas y éstas pueden dar ventaja estratégica. El consejo es tener previstas las diversas eventualidades.

Sobre la firmeza, es conveniente mantener la propias posiciones en el curso de una negociación. El ritmo de las concesiones negociales es una señal de la debilidad o fortaleza del valor de reserva

Estrategia y táctica

El estratega militar Clausewitz ofrece definiciones para estrategia y táctica de esta forma: “se derivan así dos actividades distintas: preparar y conducir individualmente estos encuentros aislados, y combinarlos unos con otros para alcanzar el objetivo de la guerra. La primera de estas actividades es la llamada táctica la segunda se denomina estrategia.”

De estas definiciones se puede extraer que estrategia es una combinación de medios para conseguir un objetivo –la victoria-, mientras la táctica está vinculada con los encuentros entre los contendientes. En las relaciones profesionales, un exceso de tacticismo puede llevar a malograr los objetivos a medio y largo plazo. La forma de ser estratega –conseguir unos objetivos a través de unos medios- a lo largo del tiempo, en el ámbito profesional, requiere de virtudes como la prudencia, la empatía y la moderación. Las tácticas, que llevan resultados a corto plazo, suelen ser descubiertas y ser un demérito para quienes las practican.

Fouché, el camaleón maquiavélico

Fouché tiene talento político para ser siempre  del partido del vencedor.
Fouché tiene talento político para ser siempre del partido del vencedor. 

 

Uno de los ejemplos históricos de una cierta forma de concebir la política próxima a la lectura maquiavélica de Maquiavelo, es la trayectoria de Joseph Fouché (1759-1820). Como suele ocurrir con los personajes controvertidos, no siempre ha tenido buena prensa, pero el talento político de Fouché es indudable. Aunque habría que ver de que tipo de política se trata.

He defendido en un artículo académico una política basada en virtudes cívicas, como afirman las propuestas republicanas. El enfoque de Fouché habla de política en otro sentido, de las tácticas y las estrategias, que tienen como objetivo implícito conservar los resortes del poder, estando en la sombra y anticipando lo que pueda suceder en el futuro. A este personaje histórico, Stefan Zweig le dedicó un interesante libro titulado  Fouché, el genio tenebroso donde explica los sucesos de su vida y su particular forma de concebir la política.

A continuación se ofrecerán una serie de reglas -con trasfondo estratégico- inspiradas en la narración sobre Fouché que realizó Zweig.

Control de las emociones y las pasiones

Sobre el genio tenebroso, Zweig apunta que “esta sangre fría, imperturbable,  constituye la verdadera fuerza de Fouché. Los nervios no le dominan, los sentimientos no le seducen, toda su pasión se carga y se descarga tras el muro impenetrable de su frente. Deja jugar sus fuerzas y acecha despierto las faltas de los demás.

En esta imperturbable frialdad de su temperamento radica el verdadero genio de Fouché.”

El tema de las emociones es clave en las diversas interacciones y, en ocasiones, no es tenido en cuenta desde la perspectiva adecuada. La estrategia de Fouché es ser imperturbable a sus propias emociones y saber extraer rédito de los sentimientos de los demás. El consejo estratégico es tener en cuenta como juega el aspecto emocional en toda interacción.

El verdadero poder es estar oculto

En su narración, Zweig relata que “este aguardar en la oscuridad es la actitud de José Fouché, durante toda su vida. No ser nunca el objeto visible del Poder y sujetarlo, sin embargo, por completo; tirar de todos los hilos eludiendo siempre la responsabilidad.

Aunque anhela el Poder, la mayor cantidad posible de Poder, se conforma con la conciencia de su posición: no necesita sus emblemas ni su investidura. Fouché tiene un amor propio desmesurado; pero no ansia de gloria; es ambicioso sin vanidad.

Así pues, Fouché no ansía gloria y vanidad ni aparecer muy visible ante la opinión pública, sin  embargo quiere dominar los verdaderos resortes del poder. Quiere mandar, sin que parezca que lo hace. Y si alguien busca un culpable, nunca será él. El consejo estratégico es que una cosa son las palabras y los grandes discursos y otra los hechos y las decisiones relevantes. Algunos consideraran que el poder está en las palabras, mientras otros pensaran que el poder está en quien toma realmente las decisiones 

Siempre con el vencedor

Zweig afirma de Fouché que “le importa una sola cosa: estar siempre con el vencedor, nunca con el vencido. En la rapidez de rayo de este cambio, en el cinismo sin medida de su transmutación, muestra una dosis de osadía que involuntariamente anonada y causa admiración.” Y, en otro lugar, añade “para eso está ligado demasiado fuerte, demasiado fielmente, a su norma de vida: no decidirse nunca definitivamente mientras no esté decidida la victoria.”

Su definición política es estar con el partido del vencedor. Su supervivencia política es indudable y fue ministro en el Directorio, en el Consulado con Napoleón, en el Imperio con Napoleón y en el reinado de Luis XVIII. Además previamente estuvo con los girondinos y, luego, con los jacobinos. Precisamente su final político tiene que ver con esta etapa jacobina ya que fue acusado de instigar la muerte en la guillotina del rey Luis XVI, hermano del rey que le había nombrado ministro.

El problema de esta estrategia de Fouché es un ejercicio deliberado, desarrollado en el tiempo, de cinismo, cuyo atisbo ideológico más definitorio es mantenerse en el poder. Que tuviera éxito en sus estrategias muestra hasta que punto el poder es permeable a los ejercicios de cinismo.

El poder de la información

Para poder describir el poder de Fouché sobre Napoleón, Zweig afirma que “es un poder adquirido por laboriosidad, habilidad y observación sistemáticas, un poder calculado. Fouché sabe mucho, sabe demasiado. Conoce, gracias a las comunicaciones del Emperador, y aun en contra de la imperial voluntad, todos los secretos imperiales y tiene así en jaque, por estar informado de manera perfecta, casi mágica, al Imperio entero y también a su señor.”

Fouché es el fundador del espionaje moderno y ocupó varias veces el Ministerio de la Policía. Su poder radica en la red de confidentes e informadores que le suministran informaciones antes que a nadie. Esta red está construida de tal forma que él es la pieza clave que unifica todos los hilos. De esta forma, puede adelantarse a los acontecimientos, como en su calculada pasividad ante el golpe de Estado de Napoleón, quien al acceder al poder le recompensa manteniéndolo en el Ministerio de la Policía.

La erótica del poder

En una de las veces que dejó un cargo público, Zweig se refiere a Fouché en estos términos: “¡Oh, semblante de Medusa del Poder! Quien fijó la vista una vez en su faz, jamás la puede apartar de ella, queda encantado y hechizado. Quien disfrutó una vez del placer embriagador de dominar y mandar no puede ya renunciar a él.”

Hace unos años tuvo éxito la expresión la erótica del poder para denominar al atractivo especial que sólo sentían aquellas personas que habían tenido responsabilidad en tomar decisiones públicas relevantes. Fouché sentía la erótica del poder con gran pasión, mente fría, sin aparecer ante los focos, siempre en el partido del vencedor, sin escrúpulos morales por traicionar, con tal de mantenerse en el poder. Es una visión de la política que hoy en día tiene algún seguidor aventajado. Por suerte, existen otras formas de política.

Federico el Grande, el antiMaquiavelo

Federico el Grande fue un gran estratega que se opuso a la visión maquiavélica
Federico el Grande fue un gran estratega que se opuso a la visión maquiavélica

 

Es conocido que la obra de Maquiavelo permite múltiples interpretaciones. Algunas críticas  lo consideran un autor ciertamente diabólico y anticristiano. Sin embargo, en este post analizaré los comentarios críticos que Federico el Grande realizó a El Príncipe de Maquiavelo. El Rey Federico el Grande (1712-1786) fue el tercer rey de Prusia y un ejemplo del despotismo ilustrado. Fue un gran estratega militar que llevó a cabo importantes campañas. Una vez más interesa la perspectiva de un hombre de acción, con poder, que reflexiona.

A continuación el enunciado de los capítulos del El Príncipe y el comentario de Federico el Grande, en la que se conoce como el AntiMaquiavelo. Además ofreceré una serie de reflexiones sobre implicaciones estratégicas.

XV De las cosas por las que los hombres, y especialmente, los príncipes son alabados o censurados

Sobre este particular, Federico el Grande afirma que “Maquiavelo sienta por principio que no es posible ser siempre bueno y humano en ese mundo malvado y corrompido, sin exponerse a perder la vida. Yo rechazo esta proposición y aconsejo, por el contrario, a los que quieran vivir felices y satisfechos que obren siempre con prudencia sin separarse nunca del camino de la virtud: así conseguirán que los malvados les teman y les respeten.”

La cuestión es si siendo virtuoso alguien está protegido de las estratagemas de alguien maquiavélico. Dos comentarios se pueden hacer. El primero es que es buen consejo obrar siempre con prudencia. Esta virtud debe orientar la práctica. En segundo lugar, que conocer estrategia y conocer a Maquiavelo ayuda para no ser explotado por las estratagemas de alguien que sea inmoral. No somos ángeles, no somos demonios, conviene ser prudente y estudiar la mejor estrategia.

XVII De la clemencia y la severidad y si vale más ser amado que ser temido

Federico el Grande sostiene que “a esto dice Maquiavelo que el príncipe debe antes hacerse temer que amar de sus súbditos, porque los hombres todos son ingratos, inconstantes, etc. etc.: este es uno de sus argumentos más capciosos. Yo no niego que haya ingratos en el mundo, ni que le tenor sea, en ocasiones, un agente poderoso, pero sí digo que el rey cuya política se apoya en este solo móvil reina en un pueblo de esclavos y no debe esperar acciones grandes y generosas de sus súbditos; porque todo lo que se hace por temor, lleva impreso un carácter de timidez y de bajeza. Por el contrario, el príncipe que sabe hacerse amar de su pueblo, reina verdaderamente e los corazones y ejemplos hay en la historia de grandes y heroicos hechos nacidos del amor y la felicidad.”

Esta es una reflexión sobre el poder. La visión de Maquiavelo es que la estabilidad del poder se consigue más con el temor de los súbditos, que con su amor. Federico el Grande opina justo lo contrario.  Esto tiene que ver con el tema clave de las emociones en la negociaciones. En toda interacción  entre seres humanos se producen implicaciones en el terreno emocional y, a veces, en ese territorio se encuentra la clave que desatasca las situaciones, o la encona indefectiblemente. La política también es un ámbito donde la emociones juegan un papel e incluso la ideologías, que se presentan como científicas y racionales, tienen un elemento emocional. La regla que se podría extraer es cuidar especialmente el aspecto emocional de las relaciones en las que estés implicado.

XVIII De qué modo deben guardar los príncipes la fe dada

Sobre este tema, Federico el Grande afirma que “no quiero argüir a Maquiavelo con la probidad y con la virtud: el simple interés de los príncipes condena esa política desleal, que consiste en engañar a sus aliados, porque el que una vez engaña pierde para siempre la confianza y la estimación general.”

El consejo de Federico el Grande es que por propio interés conviene no ser desleal. El argumento de Maquiavelo en este punto es bastante sutil y conviene se analizado en toda su extensión. Él considera que la política es un arte de la simulación y disimulo y que, en última instancia, la decisión sobre cumplir la palabra dada depende de consideraciones pragmáticas, de lo que sea mejor en ese momento o se prevean mejores consecuencias. Su enfoque no es deontológico, es consecuencialista extremo. Pero un buen seguidor de Maquiavelo debe considerar adecuadamente las consecuencias de su deslealtad entre sus aliados y si son gravosas, continuar con la simulación y cumplir la palabra dada.

En otro orden de cosas la pregunta es: ¿se puede llegar a tratos con personas maquiavélicas? Lo prudente es proteger los pactos con determinadas clausulas para que éstos se cumplan, independientemente de bagaje moral de las partes implicadas.

XXV Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas y como resistirla cuando es adversa

A este respecto, Federico el Grande sostiene que “nada es perfecto en el mundo: la flaqueza y el error son propiedades inseparables del hombre. El príncipe más perfecto sería aquel que menos se asemejase al Príncipe de Maquiavelo; y el país más dichoso sería aquel que la mutua indulgencia entre el soberano y sus súbitos, que haría revivir entre ellos ese amoroso espíritu de confraternidad, sin el cual la vida es una carga pesada y el mundo un valle de amarguras.”

En este pasaje, Federico el Grande afirma se fe en el modelo antiMaquiavelo y afirma el valor del amoroso espíritu de confraternidad. Aquí conviene hacer un ejercicio de contextualización ya que el Rey Federico el Grande es un representante del despotismo ilustrado, que se caracterizaba por el lema “todo por el pueblo, pero sin el pueblo”. Algunos podrían ver en estas afirmaciones de Federico el Grande un especie de ejercicio de hipocresía.

De los comentarios de Federico el Grande a El Príncipe de Maquivelo se pueden extraer algunas reglas de estrategia: a) Ser prudente y estudiar estrategia; b) Cuidar el aspecto emocional de las relaciones; c) Actuar con independencia de la confianza; d) Analice las palabras y los contextos.

Napoleón, ferviente maquiavélico

Napoleon Bonaparte, emperador de Francia, era un admirador de Nicolás de Maquiavelo.
Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, era un admirador de Nicolás de Maquiavelo.

 

Una de las preocupaciones de Estrategia Minerva Blog es la conexión entre Práctica y Teoría. Por eso es particularmente interesante llegar a conocer cómo piensa realmente alguien que ha ejercido el poder. Desde esta perspectiva, resultan especialmente ilustrativo los comentarios que realizó Napoleón Bonaparte, en diversas etapas de su vida, a El Príncipe de Maquiavelo. De este forma, el militar y gobernante francés muestra su admiración, en diferentes apuntes, por el que algunos consideran padre de la Ciencia política. Es más, en ocasiones, Napoleón va más allá de la sonrisa de Maquiavelo.

A continuación, se mostrarán diversos pasajes de El Príncipe de Nicolás de Maquiavelo, el comentario de Napoleón y su aplicación a los ámbitos de la estrategia.

XV. De las cosas por las que los hombres, y especialmente, los príncipes son alabados o censurados

En una frase paradigma de la visión de Maquiavelo, afirma: “es necesario que un príncipe que desee mantenerse en su reino, aprenda a no ser bueno en ciertos casos y a servirse y no servirse de su bondad, según las circunstancias lo exijan”. A lo que Napoleón comenta: “dígase lo que se quiera, lo esencial para el príncipe, en un Estado, es conservarlo y mantener en él el orden.”

Este es un tema central para caracterizar la política como un ámbito distinto de la ética, propio del realismo político. Según esta visión, que defiende Maquiavelo, la política tiene unas virtudes que son distintas de la ética y de la religión. El maquiavelismo es un arte de la simulación y disimulación y según la conveniencia mostrará unos valores u otros, pero el objetivo central es siempre que el príncipe mantenga el poder y la unidad de la patria. Napoleón coincide enteramente en esta visión.

XVII. De la clemencia y la severidad y si vale más ser amado que ser temido

Otro tema tópico de Maquiavelo es cuando afirma: “aquí se presenta la cuestión de saber si vale más ser temido que amado. Respondo que convendría ser una y otra cosa conjuntamente pero que dada la dificultad de este juego simultáneo y la necesidad de carecer de uno y de otro de ambos beneficios, el partido más seguro es ser temido antes que ser amado.” Ante esto, Napoleón comenta que: “me basta con uno de estos dos beneficios.”

Podría interpretarse que esto es una consecuencia más de la separación de los ámbitos de la política y de la ética. Napoleón está en la misma línea que Maquiavelo. Esto alude también a las peliaguda cuestión de las emociones en las negociaciones y en la toma de decisiones.

Un buen estratega ha de saber gestionar el conflicto donde estén implicadas emociones de la forma más eficaz con respecto a sus intereses. El elemento emocional puede jugar un papel, incluso desorbitado, en determinadas ocasiones y es importante tener en cuenta de la mejor manera.

XVIII. De qué modo deben guardar los príncipes la fe dada

Sobre este asunto, Maquiavelo sostiene que: “pero es menester encubrir este proceder artificioso y ser hábil en disimular y fingir.” A lo que Napoleón comenta: “los más astutos no podrán negarme esta habilidad y el Papa daría noticia de ella.”

Napoleón se muestra como un discípulo aventajado de Maquiavelo. Dentro del modelo maquiavélico la simulación y el disimulo es un elemento clave ya que el objetivo, por encima de todo, es el éxito.

La cuestión es que con pocas interacciones esto podría funcionar, pero a medio y largo plazo es importante construir la fama de una persona fiable, con la que llegar a buenos acuerdos.

XXIII. Cuando debe huirse de los aduladores

Maquiavelo afirma que “no existe posibilidad de hallar dispuestos de otra manera a los ministros, porque los hombres son siempre malos, a no ser que se les obligue por la fuerza a ser buenos.” A lo que Napoleón sostiene “verdad irrechazable, que basta para que los ministros y los cortesanos alejen del príncipe toda lectura de Maquiavelo.”

La visión sobre la naturaleza humana de Maquiavelo es pesimista. Suele considerarse que él inicia el realismo político donde, frente a visiones más idealistas, planteaba “las cosas como realmente son”. Napoleón muestra su ironía al sugerir que los subordinados prohíban a un gobernante leer a Maquiavelo.

En todo caso, desde la estrategia, pueden darse dos consejos: a) Saber detectar a las malas personas; b) Influir para que la reglas del sistema obliguen a comportamientos honrados y cooperativos.

XXV. Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas y como resistirla cuando es adversa

Sobre este tema, Maquiavelo sostiene que “como nuestro libre albedrío no queda completamente anonadado, estimo que la fortuna es árbitro de la mitad de nuestras acciones, pero también que nos deja gobernar la otra mitad, o al menos, buena parte de ellas.” A lo que Napoleón afirma que “San Agustín no discurrió mejor sobre el libre albedrío. El mío ha domado a Europa y hasta a la misma naturaleza.”

Este punto es un clásico de la Filosofía de todos los tiempos, la controversia entre libre albedrío y determinismo. La visión de Maquiavelo es que somos libres la mitad de las veces y que estamos condicionados por el azar de la fortuna, la otra mitad. Napoleón alaba con grandes palabras esta visión, pero en un acto de soberbia afirma, entre otras cosas, que él ha domado hasta la misma naturaleza.

Desde el punto de vista de la estrategia, se ha de tener prevista una respuesta para las posibles situaciones que dependen del azar o las circunstancias. En un entorno de conflicto y cooperación, es bueno no dejar nada al azar. Esto significa realizar varios planes alternativos y estudiar los pros y contras de cada curso de acción.

Napoleón Bonaparte es un gobernante que marcó el rumbo de Europa. En estos comentarios a la obra de Maquiavelo, demuestra que es un ferviente admirador del pensador florentino. La duda es si Maquiavelo consideraría a Napoleón su modelo ideal de gobernante.