Aristóteles, vida buena del animal político

En "animal político" de Aristóteles puede tener diversas lecturas desde la actualidad.
El “animal político” de Aristóteles puede tener diversas lecturas desde la actualidad.

 

Aristóteles escribió sobre diversas disciplinas en las que posteriormente ha tenido una especial influencia. En este sentido, escribió una obra titulada Política, que es uno de los primeros tratados en el ámbito de la Ciencia política. Su enfoque tiende a ser descriptivo, buscando explicar por qué determinadas instituciones perduran o por qué se da la estabilidad de determinados regímenes de gobierno y otros, no. Alguna de las ideas reflejadas en esas páginas han tenido una gran fortuna, hasta convertirse en un lugar común al hablar de política. Otras de sus ideas siguen provocando controversia y han de contextualizarse en las coordenadas de su época. Veamos y comentemos alguna de estas ideas, desde la perspectiva de Estrategia Minerva:

El hombre como animal político

Al inicio de la obra Política, Aristóteles escribe “la razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra.” Política, 1253 a 10-25

Quizá la parte más famosa de este tratado es cuando Aristóteles afirma que el hombre es un animal político. En aquella, época podía significar que el hombre era un animal de la Polis –Ciudad-Estado-. Pero el sentido profundo de la frase tiene que ver con la idea que los seres humanos solo desarrollan completamente sus potencialidades y habilidades en sociedad. Somos animales sociales por naturaleza. Y, más allá, de los animales gregarios, los seres humanos han desarrollado sofisticadas formas de comunicación. El lenguaje nos remite ineludiblemente a una dimensión colectiva. La posibilidad de otorgar fehacientemente significado a los símbolos proviene de una pertenencia identitaria.

Estas constataciones podrían parecer algo poco discutible, si no fuera porque existen otros enfoques que se le oponen. En especial, la visión del “hombre es un lobo para el hombre”, que sostuvo Thomas Hobbes en el Leviatán. Esta contraposición entre los enfoques optimista y pesimista sobre la naturaleza humana es un clásico de las Ciencias Sociales y supone elementos que componen diversas ideologías.

Una visión actual del hombre político de Aristóteles sería una invitación a ejercer como ciudadanos de forma activa y responsable. Supondría afirmar que los seres humanos tienen una ineludible dimensión política, que va más allá de votar cada 4 años, y que es necesario vehicularla con mecanismos participativos y deliberativos. Supondría que los ciudadanos deberían desarrollar virtudes cívicas y compromiso social para participar políticamente y fortalecer, de esta forma, las sociedades democráticas.

La ciudad como vida buena

En la obra Política, Aristóteles afirma “todo es obra de la amistad, pues al elección de la vida en común supone la amistad. El fin de la ciudad es, pues, el vivir bien y esas cosas son para ese fin. Una ciudad es la comunidad de familias y aldeas para una vida perfecta y autosuficiente y ésta es, según decimos, la vida feliz y buena.” Política, 1280 b 13

En la época clásica, la ciudad era una comunidad. Los seres humanos desarrollaban un papel en los diversos ámbitos de la vida con una continuidad, donde no se daba la moderna separación entre lo público y lo privado. De esta forma, la palabra “persona” tiene su origen en las máscaras del teatro griego. La “vida buena” de la que se habla en Política supone adhesión a valores densos o a creencias profundas como objetivo del Estado.

Las bases del Contrato Social suponen separar las esferas de lo público –la búsqueda la justicia- de lo privado –donde seguir las creencias que cada cual-. Esto supone las coordenadas de la convivencia en sociedades pluralistas. Desde esta perspectiva, no es función de Estado imponer virtudes privadas y, más bien, debería ser neutral sobre las diversas creencias, dentro del pluralismo razonableRawls– que tengan sus ciudadanos.

El mejor gobierno es el de la clase media

Aristóteles sostiene “es evidente, por tanto, que la comunidad política mejor es la constituida por la clase media, y que es posible que sean bien gobernadas esas ciudades en las que el elemento intermedio es numeroso y más fuerte que los otros dos.” Política, 1295 b 10

El estudio que se realiza en Política lleva a analizar la ventajas e inconvenientes de la oligarquía, de la democracia, de la monarquía…Aristóteles es algo ambiguo sobre sus preferencias, aunque en un momento se decanta por el gobierno de la clase media como la mejor solución. Podría quizá vincularse a su tendencia a la moderación o a su visión que la virtud se encuentra en el término medio.

Esta idea de un autor clásico puede tener una lectura actual. Trataría de la conexión entre la homogeneidad de las condiciones sociales y económicas como variables explicativas de la estabilidad de los sistemas democráticos. Las graves desigualdades entre ciudadanos supondrían, dice Aristóteles, un serio peligro de sediciones y cambio de régimen.

El enfoque de los demagogos

En la obra Política, Aristóteles afirma “las democracias se alteran sobre todo por la insolencia de los demagogos, pues unas veces, en el aspecto privado, denunciando falsamente a los que tienen riquezas, los incitan a aliarse (pues un miedo común une incluso a los mayores enemigos) y otras veces, en el aspecto público, arrastrando a la masa.” Política, 1304 b

Según la Real Academia, la demagogia es la “degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”. En la época clásica, el pueblo no estaba instruido y era fácilmente manipulable. Es necesario promover la educación de los ciudadanos, que en sus inicios era tarea de los sofistas y los filósofos, para conseguir una democracia sólida. El análisis crítico, el debate y la reflexión pública deben ser elementos al alcance de los ciudadanos para poder desarrollar sus opiniones de forma libre e informada. El peligro de la demagogia ha existido siempre con la democracia. Sería deseable que, en estas actuales democracias televisivas –videocracia, Sartori-, se desarrollara el análisis crítico para afianzar una democracia de calidad.

Platón, Filosofía para el gobierno

Alfonso X el Sabio es un ejemplo de rey filósofo.
Alfonso X el Sabio es un ejemplo de rey filósofo.

 

Las ideas políticas de Platón ha tenido una particular influencia a través de los siglos. También han sido duramente criticadas. Por ejemplo, en la conocida crítica de Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos donde sostiene Platón sería un antecedente del totalitarismo. Habría otra forma de ver las ideas políticas de Platón con una extensión consecuente de sus visiones sobre la educación o sobre el alma humana.

Podemos aprender de cómo Platón concebía la vida pública. A continuación, se comentarán algunos aspectos de las ideas políticas platónicas, reflejadas en el diálogo República, con comentarios según la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

Tres partes del almas para tres tipo de hombres

En un pasaje del mencionado diálogo, aparece la siguiente pregunta “¿No es por ese motivo por lo que decimos que los tres principales géneros de hombre son el filósofo, el ambicioso y el amante del lucro?” República, 581 c

Según las pasiones del alma habrían tres tipos de hombre: los filósofos, los guardianes y los artesanos o comerciantes. El primero tendría pasión por las ideas, el segundo, por el poder, el tercero, por el dinero. La educación de los tres grupos debería ser diferente ya que sus funciones en la sociedad serían diversas.

Actualmente está división de funciones se da en el mundo de la empresa o en la Administración pública: quien toma las decisiones no se generalmente quien ha de aplicarlas y, en sectores particulares, se siguen lógicas que no siguen la visión de conjunto. Frente al localismo es necesario defender una visión global y la mejor forma es través de la educación y el diálogo.

Aunque es necesaria la especialización es relevante estar abierto a conocer diversas formas de pensar y otras formas de valorar. En términos platónicos, los artesanos deben conocer la Filosofía y las técnicas de los guardianes y viceversa. Es buena la interdisciplinariedad. Basar el diálogo en haber internalizado los puntos de vista del Otro, manteniendo las propias ideas.

Reyes filósofos

En un célebre pasaje de la República se afirma “a menos que los filósofos reinen en los Estados, o a los que a ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en una misma persona el poder político y la Filosofía, y que se prohíba rigurosamente que marchen separadamente por cada uno de estos dos caminos las múltiples naturalezas que actualmente hacen así, no habrá querido Glaucón, fin de los males para los Estados ni tampoco, creo, para el género humano.” República, 473 d

Esta una bella defensa de la relevancia práctica de la Filosofía. Algunos ha sintetizado esta visión con la imagen del Rey filósofo. Es una idea con inusual atractivo, pero que, sin embargo, tiene luces y sombras que requieren un análisis.

El enfoque platónico se compone de diferentes tesis, de gran calado, que están conectadas entre sí. De esta forma, la teoría del conocimiento –epistemología- se vincula con la filosofía publica. El Mito de la Caverna y la Teoría de las Ideas sobre lo Bello, lo Bueno y lo Justo tiene su correspondencia en qué aquel más cercano al conocimiento real –filósofo- deba tener mayores responsabilidades.

La reflexión sobre este enfoque podría venir de la relación entre Teoría y Práctica. La Filosofía académica, en ocasiones, aparece preocupada exclusivamente por problemas puramente teóricos si relación con el mundo práctico. En ese sentido, hemos defendido en Estrategia Minerva, una Filosofía para la práctica donde se utilice el método filosófico en la resolución de problemas prácticos.

Otra reflexión podría venir de la mano de Maquiavelo. Se podría considerar que la política tiene sus propias normas y su propia lógica y que éstas no tienen porqué coincidir con la ética o la Filosofía. Su visión se califica de realismo político. La pregunta, en este contexto, sería ¿prefiere ser gobernado por un filósofo –platónico- o por un político –maquiavélico-?

Memoria, trabajo y perseverancia

En cierto pasaje de la República se sostiene ”y hay que buscarlos también con buena memoria, perseverantes y amantes en todo sentido del trabajo ¿O de qué modo piensas que estarán dispuestos a cultivar el cuerpo y a la vez cumplir con semejante estudio y ejercicio?” República. 535 c

En una frase que se atribuye a Picasso dice algo así como que “las musas me encontrarán trabajando”. Para el éxito de los objetivos propuestos son clave el trabajo y la perseverancia. A veces, son más importantes estos elementos que a lo mejor algunas cualidades innatas. Dicho de otra forma, el ejercicio cotidiano de hábitos y disposiciones, que desarrollen nuestras capacidades, hacen más por el éxito que un golpe de última hora.

A leer la Republica de Platón se puede tener la expectativa de encontrar un tratado sobre formas políticas, sin embargo la mayoría de sus páginas tratan el tema del alma y de su educación. Una vez más, la gran política depende de la educación de los ciudadanos y sus virtudes.

El éxito de los objetivos de la Organizaciones dependen también del trabajo y la perseverancia y, más allá, de hábitos cotidianos que internalicen valores de superación, son virtudes de lo cotidiano. Estas fomentan una cultura del esfuerzo y si son compartidas, generan interesantes sinergias de grupo.

Platón tiene una gran confianza en las posibilidades de la Filosofía para la vida práctica. Sin comprometerse necesariamente con todo el enfoque platónico, se puede sostener que la Filosofía es útil y que todos somos filósofos. Depende de cada cual dar significado a su Alfa y a su Omega.

Fouché, el camaleón maquiavélico

Fouché tiene talento político para ser siempre  del partido del vencedor.
Fouché tiene talento político para ser siempre del partido del vencedor. 

 

Uno de los ejemplos históricos de una cierta forma de concebir la política próxima a la lectura maquiavélica de Maquiavelo, es la trayectoria de Joseph Fouché (1759-1820). Como suele ocurrir con los personajes controvertidos, no siempre ha tenido buena prensa, pero el talento político de Fouché es indudable. Aunque habría que ver de que tipo de política se trata.

He defendido en un artículo académico una política basada en virtudes cívicas, como afirman las propuestas republicanas. El enfoque de Fouché habla de política en otro sentido, de las tácticas y las estrategias, que tienen como objetivo implícito conservar los resortes del poder, estando en la sombra y anticipando lo que pueda suceder en el futuro. A este personaje histórico, Stefan Zweig le dedicó un interesante libro titulado  Fouché, el genio tenebroso donde explica los sucesos de su vida y su particular forma de concebir la política.

A continuación se ofrecerán una serie de reglas -con trasfondo estratégico- inspiradas en la narración sobre Fouché que realizó Zweig.

Control de las emociones y las pasiones

Sobre el genio tenebroso, Zweig apunta que “esta sangre fría, imperturbable,  constituye la verdadera fuerza de Fouché. Los nervios no le dominan, los sentimientos no le seducen, toda su pasión se carga y se descarga tras el muro impenetrable de su frente. Deja jugar sus fuerzas y acecha despierto las faltas de los demás.

En esta imperturbable frialdad de su temperamento radica el verdadero genio de Fouché.”

El tema de las emociones es clave en las diversas interacciones y, en ocasiones, no es tenido en cuenta desde la perspectiva adecuada. La estrategia de Fouché es ser imperturbable a sus propias emociones y saber extraer rédito de los sentimientos de los demás. El consejo estratégico es tener en cuenta como juega el aspecto emocional en toda interacción.

El verdadero poder es estar oculto

En su narración, Zweig relata que “este aguardar en la oscuridad es la actitud de José Fouché, durante toda su vida. No ser nunca el objeto visible del Poder y sujetarlo, sin embargo, por completo; tirar de todos los hilos eludiendo siempre la responsabilidad.

Aunque anhela el Poder, la mayor cantidad posible de Poder, se conforma con la conciencia de su posición: no necesita sus emblemas ni su investidura. Fouché tiene un amor propio desmesurado; pero no ansia de gloria; es ambicioso sin vanidad.

Así pues, Fouché no ansía gloria y vanidad ni aparecer muy visible ante la opinión pública, sin  embargo quiere dominar los verdaderos resortes del poder. Quiere mandar, sin que parezca que lo hace. Y si alguien busca un culpable, nunca será él. El consejo estratégico es que una cosa son las palabras y los grandes discursos y otra los hechos y las decisiones relevantes. Algunos consideraran que el poder está en las palabras, mientras otros pensaran que el poder está en quien toma realmente las decisiones 

Siempre con el vencedor

Zweig afirma de Fouché que “le importa una sola cosa: estar siempre con el vencedor, nunca con el vencido. En la rapidez de rayo de este cambio, en el cinismo sin medida de su transmutación, muestra una dosis de osadía que involuntariamente anonada y causa admiración.” Y, en otro lugar, añade “para eso está ligado demasiado fuerte, demasiado fielmente, a su norma de vida: no decidirse nunca definitivamente mientras no esté decidida la victoria.”

Su definición política es estar con el partido del vencedor. Su supervivencia política es indudable y fue ministro en el Directorio, en el Consulado con Napoleón, en el Imperio con Napoleón y en el reinado de Luis XVIII. Además previamente estuvo con los girondinos y, luego, con los jacobinos. Precisamente su final político tiene que ver con esta etapa jacobina ya que fue acusado de instigar la muerte en la guillotina del rey Luis XVI, hermano del rey que le había nombrado ministro.

El problema de esta estrategia de Fouché es un ejercicio deliberado, desarrollado en el tiempo, de cinismo, cuyo atisbo ideológico más definitorio es mantenerse en el poder. Que tuviera éxito en sus estrategias muestra hasta que punto el poder es permeable a los ejercicios de cinismo.

El poder de la información

Para poder describir el poder de Fouché sobre Napoleón, Zweig afirma que “es un poder adquirido por laboriosidad, habilidad y observación sistemáticas, un poder calculado. Fouché sabe mucho, sabe demasiado. Conoce, gracias a las comunicaciones del Emperador, y aun en contra de la imperial voluntad, todos los secretos imperiales y tiene así en jaque, por estar informado de manera perfecta, casi mágica, al Imperio entero y también a su señor.”

Fouché es el fundador del espionaje moderno y ocupó varias veces el Ministerio de la Policía. Su poder radica en la red de confidentes e informadores que le suministran informaciones antes que a nadie. Esta red está construida de tal forma que él es la pieza clave que unifica todos los hilos. De esta forma, puede adelantarse a los acontecimientos, como en su calculada pasividad ante el golpe de Estado de Napoleón, quien al acceder al poder le recompensa manteniéndolo en el Ministerio de la Policía.

La erótica del poder

En una de las veces que dejó un cargo público, Zweig se refiere a Fouché en estos términos: “¡Oh, semblante de Medusa del Poder! Quien fijó la vista una vez en su faz, jamás la puede apartar de ella, queda encantado y hechizado. Quien disfrutó una vez del placer embriagador de dominar y mandar no puede ya renunciar a él.”

Hace unos años tuvo éxito la expresión la erótica del poder para denominar al atractivo especial que sólo sentían aquellas personas que habían tenido responsabilidad en tomar decisiones públicas relevantes. Fouché sentía la erótica del poder con gran pasión, mente fría, sin aparecer ante los focos, siempre en el partido del vencedor, sin escrúpulos morales por traicionar, con tal de mantenerse en el poder. Es una visión de la política que hoy en día tiene algún seguidor aventajado. Por suerte, existen otras formas de política.

Maquiavelo, pragmatismo y poder

La inteligencia es la capacidad de adaptarse adecuadamente a los cambios.
La inteligencia es la capacidad de adaptarse adecuadamente a los cambios.

 

La obra más conocida de Nicolás de Maquiavelo es El Príncipe , sin embargo quizá donde se muestre más claramente sus ideas políticas es en la obra Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Algunos quiere ver a dos Maquiavelos: a) El Maquiavelo maquiavélico de El Príncipe donde “el fin justifica los medios”; b) El Maquiavelo republicano de los Discursos que es un patriota preocupado por la virtudes cívicas.

Otra lectura interesante de Maquiavelo es la que considera que él fue el primero en independizar la política de la ética y de la religión. Según este autor, la política tiene sus propias reglas y éstas no coinciden necesariamente con las de la ética, son ámbitos distintos.

En este post he seleccionado algunos temas que trata Maquiavelo en los Discurso sobre la primera década de Tito Livio con indudable trasfondo estratégico y múltiples aplicaciones. 

I.33.- Cuando crece un inconveniente en un estado o contra un estado, es mejor evitarlo que hacerle frente

El consejo de Maquiavelo es cuando se inicie alguna fuente de conflicto se trate de contemporaneizar con ésta, más que encararla directamente. Si se enfrenta el problema puede ser que se agrave, mientras que si se evita puede ser que, por razones extrínsecas o intrínsecas, éste acabe por diluirse.

Un conocido político español suele utilizar esta táctica para gestionar conflictos, aunque más que a lecturas de Maquiavelo, suelen atribuírselo a cuestiones de su carácter. Esta estrategia tiene puntos a favor y en contra, de deberían ser analizados según el caso.

La reflexión más relevante se basará en los bienes implicados y las posibles pérdidas o daños que podrían producirse de tener éxito el conflicto. Si se trata de un conflicto de entidad menor, puede se aconsejable evitarlo. En cambio, refiriéndose a cuestiones de relevancia vital, es mejor afrontarlo aunque esto no signifique siempre un ataque directo. Pero sí involucra un plan de acción con la mejor estrategia al alcance.

I.47.- Los hombres, aunque se engañen en los asuntos generales, no se engañan en los particulares

Existe una cierta tensión entre los discursos sobre cuestiones abstractas y los tratos sobre cuestiones particulares. Sobre los primeros se suelen decir gran cantidad de palabras e incluso llegar a consensos. Lo que advierte Maquiavelo es que cuando el discurso se hace particular es más difícil el acuerdo y que alguien se lleve a engaño.

En esto conviene recordar la regla del Método de Harvard Centrarse en intereses, no en posiciones. Detrás de las posiciones particulares existen intereses y estos se deben explorar adecuadamente para llevar a acuerdos eficientes e inteligentes.

III.9.- Como conviene variar con los tiempos, buscando siempre la buen fortuna

Una de la definiciones de inteligencia es la capacidad de adaptarse a los cambios. Toda buena estrategia parte de considerar que la situación presente no es eterna. La cuestión que desarrolla la inteligencia estratégica es  cómo gestionar el cambio de tal forma que se consigan los mejores resultados.

Las situaciones de cambio suelen comportar tensiones y vacilaciones, pero la clave es tener claros los objetivos que realmente interesan y trazar una estrategia adecuada.

III.41.- Que la patria se debe defender siempre, con ignonimia o gloria, y de cualquier manera está bien defendida

Esta sería la versión del “fin justifica los medios” que aparece de los Discursos. Si la patria está en peligro, cualquier medio está justificado. Aquí cabe una lectura maquiavélica o bien, de buen patriota. Según la segunda lectura, esto no sería extrapolable a otros ámbitos y sólo cuando la patria, como máximo bien, esté en peligro se podría aplicar.

Esta visión sobre medios y fines es característicamente de Maquiavelo. Pero la adecuación entre medios y fines es precisamente el elemento clave de la estrategia.  He otros post he planteado los modelos deontológico, consecuencialista, maquiavélico y virtuoso donde cada uno plantea las dimensiones éticas de diversos planteamientos estratégicos. La estrategia busca la victoria o el éxito, pero cada modelo ético implica una forma cualitativamente distinta de conseguirlo.

III.44.- Que con ímpetu y audacia se obtiene muchas veces lo que jamás podría lograrse por procedimientos ordinarios

Ante un entorno cambiante, es relevante estudiar bien todas las opciones, incluso las que a primera vista parecen descabelladas. Se ha de partir de las máximas expectativas, una vez se haya analizado bien los datos de forma realista.

Es clave conocer bien las prioridades y las valoraciones que se tienen. Conocer el objetivo deseado y la alternativa a no negociar. Las fortalezas dependen de las necesidades de las partes, que pueden no coincidir y ese es el margen para el acuerdo.

III.48.- Que si vemos que el enemigo comete un error muy grande, hay que creer que lo hace para engañarnos

La mayor y mejor información sobre la otra parte permite juzgar sus acciones y sus afirmaciones. Es relevante conocer sus intenciones, sus valoraciones, su carácter. En este sentido, se debería estar prevenido ante la posibilidad del engaño o alguna forma sutil de fingimiento. Se deberían establecer mecanismo de comprobación imparcial de los datos, afirmaciones o valoraciones. Es necesario contrastar versiones entre personas que tengan diferentes intereses estratégicos.

En ocasiones, algunas personas se toman estas comprobaciones imparciales como una falta de confianza. Sin embargo, se debe separar la relación personal del objeto de la negociación. Comprobar los datos relevantes es un deber de todo buen estratega.

Pericles, el encanto de la democracia clásica ateniense

Pericles era estratego de la polis de Atenas en su época de esplendor
Pericles era stratego de la polis de Atenas en su época de esplendor

 

Los periodos de esplendor, y decadencia,  de los diversos sistemas políticos a lo largo de la Historia son motivo de reflexión por diversos motivos. La Atenas clásica y el nacimiento de la nueva forma de gobierno conocida como democracia ha sido un ámbito fértil abierto a investigación. En este post, me ocuparé del carácter de la democracia ateniense y de sus virtudes como un ejemplo de estrategia victoriosa, frente a sus rivales. Para este objetivo, me basaré en la Oración fúnebre que pronuncia Pericles en la obra Historia de la Guerra del Penopoleso de Tucídides.

Lo que el stratego Pericles defiende en este discurso, pronunciado por una ocasión solemne, es que es precisamente el carácter de la democracia ateniense, que comparten sus habitantes, el que hace que Atenas sea superior a las polis vecinas, especialmente su enemiga Esparta. Esta última se caracterizaba por sistemas políticos  dictatoriales y belicistas y por un sistema educativo que enfatizaba el rigor y la disciplina.

El carácter de la democracia ateniense se compone de un conjunto de virtudes que, en conjunto, reflejan una concepción clásica del individuo. Sin embargo, con un poco de contextualización, el interés sobre estas virtudes es inusualmente actual.

1.- Sea original, cree algo propio, no imite

Los atenienses del siglo V a C fueron originales. Inventaron que sistema político, distinto del de las polis competidoras, que se basaba en la igualdad de los ciudadanos y en su participación directa en los asuntos públicos.

En este sentido, Pericles afirma “tenemos un régimen de gobierno que no envidia las leyes de otras ciudades, sino que más somos ejemplo para otros que imitadores de los demás. Su nombre es democracia, por no depender del gobierno de pocos, sino de un número mayor” (II. 37).

La regla que se puede extraer es que es mejor crear algo propio y original que imitar lo que hacen otros.

2.- Sea abierto, no permita ser explotado, no engañe, no sea ingenuo

La segunda virtud es, primero, una visión abierta contra la xenofobia. En segundo lugar, es una reflexión sobre medios y fines. Por un lado, no mostrar los secretos al enemigo, lo que se puede traducir por no dejarse explotar. Por otro lado, no confiar en argucias, sino en las propias capacidades.

Desde esta perspectiva, Pericles sostiene que “tenemos la ciudad abierta a todos y nunca impedimos a nadie, expulsando a los extranjeros, que la visite o la contemple – a no ser tratándose de alguna cosa secreta de que pudiera sacar provecho un enemigo al verla- pues confiamos no tanto en los preparativos y estratagemas como en nuestro vigor de alma en la acción” (II.39).

La regla sería, primero, tener una visión abierta contra los prejuicios y, segundo, no dejarse explotar, confiar en las propias capacidades y no utilizar argucias.

3.- Sea austero, utilice el dinero con moderación, no fanfarronee, trabaje afanosamente

La tercera virtud parte de considerar el dinero como un medio y no como un fin en sí mismo. Es una defensa de la moderación y la austeridad. El exceso de dinero no debe ser motivo de arrogancia y su carencia, de vergüenza. Pero se debe trabajar para salir de la pobreza

Desde esta perspectiva, Pericles sostiene que “pues amamos la belleza con poco gasto y la sabiduría sin relajación; y utilizamos la riqueza como el medio para la acción más que como motivo de jactancia, y no es vergonzoso entre nosotros confesar la pobreza, sino lo es más el no huirla de hecho” (II.40).

La regla sería no dar importancia al dinero ya que es un medio y no un fin. Ni su exceso o carencia son determinantes, pero es bueno trabajar afanosamente para salir de la pobreza.

4.- Aprenda constantemente, reflexione bien sus acciones, reciba el consejo de expertos 

La cuarta virtud es una apelación a la reflexión y la deliberación antes de cada acción. En la Grecia clásica, se inventó la Filosofía, el amor por el saber. Esta forma de preguntarse y responderse previa a la realización de cualquier plan es una actitud filosófica, orientada a la práctica.

De esta forma, Pericles afirma que “tenemos en alto grado esta peculiaridad: Ser los mas audaces y reflexionar además sobre lo que emprendemos; mientras que a otros la ignorancia les da osadía y la reflexión, demora” (II. 40).

La regla sería analizar los argumentos a favor y en contra antes de realizar una acción. Aprenda constantemente, de los demás y de su propia experiencia, y reciba consejo de expertos

5.- No utilice a su amigos para conseguir favores. Cultive la amistad sin interés. Haga favores sin esperar nada a cambio

La quinta virtud advierte sobre las cualidades de la amistad y en particular sobre aquellas basadas en la conveniencia de recibir favores.  Los clásicos tenían un alto sentido de la amistad y aquí se busca desligar de cualquier visión instrumental.

Desde esta perspectiva, Pericles sostiene que “en cuanto a la nobleza de conducta, diferimos de la mayoría en que no adquirimos  amigos recibiendo beneficios, sino haciéndolos. (…) Y somos los únicos que sin poner reparos hacemos beneficios no tanto por cálculo de la conveniencia como por la confianza que da la libertad” (II. 40).

La regla sería cultive sus amistades desinteresadamente. Haga favores sin esperar nada a cambio

Estas virtudes forjaban el carácter de la democracia clásica ateniense y de cada uno de sus habitantes. Eran hábitos, disposiciones y prácticas que se vinculaban con modelos de excelencia. Fueron estrategias que eran el material en el que se basaba el día a día de la democracia ateniense.  El discurso de Pericles tiene el objetivo de mostrar que Atenas vive una época de esplendor y precisamente esto es gracias al cultivo de las virtudes que marcan su carácter colectivo. Esta es su estrategia al éxito.