Cínicos, el escándalo como técnica

Los cínicos vivían conforme a sus ideas y reivindicaban su identidad canina.
Los cínicos vivían conforme a sus ideas y reivindicaban su identidad canina.

 

El diccionario de la Real Academia define cinismo como “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables” en una primera acepción. El segundo significado se refiere a “impudencia, obscenidad descarada”. En la época helenística hubo una escuela llamada de los cínicos, a la que pertenecieron Antístenes y Diógenes de Sínope.

Los cínicos tenían cierta inspiración socrática, algunos los describen con la imagen de un Sócrates furioso. A continuación se explicarán algunas de sus características con ayuda de la obra María Daraki, El mundo helenístico: cínicos, estoicos, epicúreos.

Frente a lo que pudiera parecer los cínicos consideraban que su enfoque era “el camino más corto hacia la virtud”. Plutarco consideraba que los cínicos buscaban “asilvestrar la vida”. Así lo que resaltaba es la voluntad de transgresión y el espíritu “contestatario” de los cínicos. Su enfoque es práctico, experimental y contracultural.

La mayoría de estos filósofos cínicos eran extranjeros, por eso algunos hablan de la hora de los metecos. Construían una “filosofía para desarraigados”. Sus acciones y enseñanzas daban para multitud de anécdotas. Los cínicos no desaprovechaban ninguna oportunidad de reivindicar su identidad canina. Se consideraban “perros” y vivían como tales. La palabra “cínico” en griego quería decir también “perro”.

Uno de sus principios era que “se es como se come” y estaban a favor de comer las cosas crudas, sin ser cocinadas. Sus actividades consistían en hacer cosas mal vistas como comer en el ágora o la desnudez pública. Como ejemplo, Diógenes se masturbaba en público. También sobre los ritos funerarios, Diógenes pedía que “se dejara su cuerpo sin sepultura para que los perros pudieran coger un pedazo.”

El objetivo declarado de los cínicos es que “seamos entonces, realmente, como los animales y como las razas de la edad de oro.” Ellos predicaban la autodisciplina. También hacían apología del incesto y canibalismo entre otras prácticas. Su mensaje es radical que se podría resumir en el lema: “la libertad es lo que hace al hombre”. A pesar de su carácter escandaloso, a los cínicos se les contaba entre los sabios.

A continuación, comentaremos algunas afirmaciones sobre los cínicos desde las perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

“Si el individuo debe ser autosuficiente en las definiciones que se quiere dar de él, lo mismo ocurre en la moral, en la cual Antístenes predica el desapego completo, la independencia total con respecto a las cosas, los hombres y la opinión” (Parain, Historia de la Filosofía)

El filósofo cínico es libre porque es independiente. Es conocida la anécdota de Diógenes con Alejandro Magno, cuando éste le dijo que le pidiera un deseo y Diógenes contestó que se apartara que no le dejaba ver el Sol. Después Alejandro dijo: “Si no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes”.

Cabe aprender una lección de esta visión cínica. Si estos filósofos buscaban la trasgresión con la práctica de escándalo, cabe plantear una sombra de duda sobre la artificialidad de ciertos convencionalismos. Naturalmente el discurso y las acciones de los cínicos se sitúan en el extremo y como hacía el tábano de Sócrates nos ayudan a pensar.

Existen personas que viven sus vidas pendientes de qué dirán, de las opiniones de los demás. Quizá hubiera sido distintas sus vidas si los otros no se inmiscuyeran en sus acciones. A todos nos importa que los demás tengan un buen concepto de nosotros, pero caerle bien a todo el mundo es imposible. En ocasiones, se debe tener personalidad para llevar un determinado plan de vida adelante. En esto que es importante estar bien con uno mismo y sus valores y poder ser independiente de las opiniones de los demás.

Siempre es de agradecer un buen consejo y suelen darlos los buenos amigos. Pero estos no suelen ser los que vierten opiniones insidiosas. La lección de los cínicos es cultivar el espíritu para ser autosuficiente y depender lo mínimo de las cosas y las opiniones.

“El renunciamiento hace del sabio su propio dueño, nada le puede conmover porque el imperio que ejerce sobre sí mismo es total; la imaginación no posee ningún dominio sobre él, puede soportarlo todo y sabe vivir en sociedad consigo mismo” (Parain, Historia de la Filosofía).

Los cínicos, pese a lo excéntrico de su comportamiento, eran considerados sabios. La clave es que vivían de acuerdo con sus ideas y tenían un gran dominio sobre sí mismos.

Diógenes se dio a sí mismo un programa preciso: “me esfuerzo de hacer en la vida lo contrario de todo el mundo” (Parain, Historia de la Filosofía).

En un célebre ensayo titulado Apocalípticos e integrados, Umberto Eco distinguía entre dos tipos de intelectuales según su visión optimista o pesimista sobre la sociedad de masas. Los integrados defenderían el status quo y los apocalípticos se situarían a los márgenes y harían críticas radicales. Por tanto, se puede concluir que los cínicos era los apocalípticos de la época helenística. En efecto, buscaban una crítica a partir de la transgresión y hacían pensar con un comportamiento extravagante, pero coherente con sus ideas.

Estos filósofos cínicos de la época helenística ayudan a replantear y reafirmar los propios valores. Y bien poco tienen que ver con el significado actual de cinismo, más cercando al fingimiento, la doblez y la hipocresía. Quizá estas virtudes permitan la convivencia en sociedad, pero puede ser que nos encontremos, en alguna ocasión, con algún tábano con una pregunta socrática.

 

© 2015, webphilosophia. All rights reserved.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.