Fouché, el camaleón maquiavélico

Fouché tiene talento político para ser siempre  del partido del vencedor.
Fouché tiene talento político para ser siempre del partido del vencedor. 

 

Uno de los ejemplos históricos de una cierta forma de concebir la política próxima a la lectura maquiavélica de Maquiavelo, es la trayectoria de Joseph Fouché (1759-1820). Como suele ocurrir con los personajes controvertidos, no siempre ha tenido buena prensa, pero el talento político de Fouché es indudable. Aunque habría que ver de que tipo de política se trata.

He defendido en un artículo académico una política basada en virtudes cívicas, como afirman las propuestas republicanas. El enfoque de Fouché habla de política en otro sentido, de las tácticas y las estrategias, que tienen como objetivo implícito conservar los resortes del poder, estando en la sombra y anticipando lo que pueda suceder en el futuro. A este personaje histórico, Stefan Zweig le dedicó un interesante libro titulado  Fouché, el genio tenebroso donde explica los sucesos de su vida y su particular forma de concebir la política.

A continuación se ofrecerán una serie de reglas -con trasfondo estratégico- inspiradas en la narración sobre Fouché que realizó Zweig.

Control de las emociones y las pasiones

Sobre el genio tenebroso, Zweig apunta que “esta sangre fría, imperturbable,  constituye la verdadera fuerza de Fouché. Los nervios no le dominan, los sentimientos no le seducen, toda su pasión se carga y se descarga tras el muro impenetrable de su frente. Deja jugar sus fuerzas y acecha despierto las faltas de los demás.

En esta imperturbable frialdad de su temperamento radica el verdadero genio de Fouché.”

El tema de las emociones es clave en las diversas interacciones y, en ocasiones, no es tenido en cuenta desde la perspectiva adecuada. La estrategia de Fouché es ser imperturbable a sus propias emociones y saber extraer rédito de los sentimientos de los demás. El consejo estratégico es tener en cuenta como juega el aspecto emocional en toda interacción.

El verdadero poder es estar oculto

En su narración, Zweig relata que “este aguardar en la oscuridad es la actitud de José Fouché, durante toda su vida. No ser nunca el objeto visible del Poder y sujetarlo, sin embargo, por completo; tirar de todos los hilos eludiendo siempre la responsabilidad.

Aunque anhela el Poder, la mayor cantidad posible de Poder, se conforma con la conciencia de su posición: no necesita sus emblemas ni su investidura. Fouché tiene un amor propio desmesurado; pero no ansia de gloria; es ambicioso sin vanidad.

Así pues, Fouché no ansía gloria y vanidad ni aparecer muy visible ante la opinión pública, sin  embargo quiere dominar los verdaderos resortes del poder. Quiere mandar, sin que parezca que lo hace. Y si alguien busca un culpable, nunca será él. El consejo estratégico es que una cosa son las palabras y los grandes discursos y otra los hechos y las decisiones relevantes. Algunos consideraran que el poder está en las palabras, mientras otros pensaran que el poder está en quien toma realmente las decisiones 

Siempre con el vencedor

Zweig afirma de Fouché que “le importa una sola cosa: estar siempre con el vencedor, nunca con el vencido. En la rapidez de rayo de este cambio, en el cinismo sin medida de su transmutación, muestra una dosis de osadía que involuntariamente anonada y causa admiración.” Y, en otro lugar, añade “para eso está ligado demasiado fuerte, demasiado fielmente, a su norma de vida: no decidirse nunca definitivamente mientras no esté decidida la victoria.”

Su definición política es estar con el partido del vencedor. Su supervivencia política es indudable y fue ministro en el Directorio, en el Consulado con Napoleón, en el Imperio con Napoleón y en el reinado de Luis XVIII. Además previamente estuvo con los girondinos y, luego, con los jacobinos. Precisamente su final político tiene que ver con esta etapa jacobina ya que fue acusado de instigar la muerte en la guillotina del rey Luis XVI, hermano del rey que le había nombrado ministro.

El problema de esta estrategia de Fouché es un ejercicio deliberado, desarrollado en el tiempo, de cinismo, cuyo atisbo ideológico más definitorio es mantenerse en el poder. Que tuviera éxito en sus estrategias muestra hasta que punto el poder es permeable a los ejercicios de cinismo.

El poder de la información

Para poder describir el poder de Fouché sobre Napoleón, Zweig afirma que “es un poder adquirido por laboriosidad, habilidad y observación sistemáticas, un poder calculado. Fouché sabe mucho, sabe demasiado. Conoce, gracias a las comunicaciones del Emperador, y aun en contra de la imperial voluntad, todos los secretos imperiales y tiene así en jaque, por estar informado de manera perfecta, casi mágica, al Imperio entero y también a su señor.”

Fouché es el fundador del espionaje moderno y ocupó varias veces el Ministerio de la Policía. Su poder radica en la red de confidentes e informadores que le suministran informaciones antes que a nadie. Esta red está construida de tal forma que él es la pieza clave que unifica todos los hilos. De esta forma, puede adelantarse a los acontecimientos, como en su calculada pasividad ante el golpe de Estado de Napoleón, quien al acceder al poder le recompensa manteniéndolo en el Ministerio de la Policía.

La erótica del poder

En una de las veces que dejó un cargo público, Zweig se refiere a Fouché en estos términos: “¡Oh, semblante de Medusa del Poder! Quien fijó la vista una vez en su faz, jamás la puede apartar de ella, queda encantado y hechizado. Quien disfrutó una vez del placer embriagador de dominar y mandar no puede ya renunciar a él.”

Hace unos años tuvo éxito la expresión la erótica del poder para denominar al atractivo especial que sólo sentían aquellas personas que habían tenido responsabilidad en tomar decisiones públicas relevantes. Fouché sentía la erótica del poder con gran pasión, mente fría, sin aparecer ante los focos, siempre en el partido del vencedor, sin escrúpulos morales por traicionar, con tal de mantenerse en el poder. Es una visión de la política que hoy en día tiene algún seguidor aventajado. Por suerte, existen otras formas de política.

Federico el Grande, el antiMaquiavelo

Federico el Grande fue un gran estratega que se opuso a la visión maquiavélica
Federico el Grande fue un gran estratega que se opuso a la visión maquiavélica

 

Es conocido que la obra de Maquiavelo permite múltiples interpretaciones. Algunas críticas  lo consideran un autor ciertamente diabólico y anticristiano. Sin embargo, en este post analizaré los comentarios críticos que Federico el Grande realizó a El Príncipe de Maquiavelo. El Rey Federico el Grande (1712-1786) fue el tercer rey de Prusia y un ejemplo del despotismo ilustrado. Fue un gran estratega militar que llevó a cabo importantes campañas. Una vez más interesa la perspectiva de un hombre de acción, con poder, que reflexiona.

A continuación el enunciado de los capítulos del El Príncipe y el comentario de Federico el Grande, en la que se conoce como el AntiMaquiavelo. Además ofreceré una serie de reflexiones sobre implicaciones estratégicas.

XV De las cosas por las que los hombres, y especialmente, los príncipes son alabados o censurados

Sobre este particular, Federico el Grande afirma que “Maquiavelo sienta por principio que no es posible ser siempre bueno y humano en ese mundo malvado y corrompido, sin exponerse a perder la vida. Yo rechazo esta proposición y aconsejo, por el contrario, a los que quieran vivir felices y satisfechos que obren siempre con prudencia sin separarse nunca del camino de la virtud: así conseguirán que los malvados les teman y les respeten.”

La cuestión es si siendo virtuoso alguien está protegido de las estratagemas de alguien maquiavélico. Dos comentarios se pueden hacer. El primero es que es buen consejo obrar siempre con prudencia. Esta virtud debe orientar la práctica. En segundo lugar, que conocer estrategia y conocer a Maquiavelo ayuda para no ser explotado por las estratagemas de alguien que sea inmoral. No somos ángeles, no somos demonios, conviene ser prudente y estudiar la mejor estrategia.

XVII De la clemencia y la severidad y si vale más ser amado que ser temido

Federico el Grande sostiene que “a esto dice Maquiavelo que el príncipe debe antes hacerse temer que amar de sus súbditos, porque los hombres todos son ingratos, inconstantes, etc. etc.: este es uno de sus argumentos más capciosos. Yo no niego que haya ingratos en el mundo, ni que le tenor sea, en ocasiones, un agente poderoso, pero sí digo que el rey cuya política se apoya en este solo móvil reina en un pueblo de esclavos y no debe esperar acciones grandes y generosas de sus súbditos; porque todo lo que se hace por temor, lleva impreso un carácter de timidez y de bajeza. Por el contrario, el príncipe que sabe hacerse amar de su pueblo, reina verdaderamente e los corazones y ejemplos hay en la historia de grandes y heroicos hechos nacidos del amor y la felicidad.”

Esta es una reflexión sobre el poder. La visión de Maquiavelo es que la estabilidad del poder se consigue más con el temor de los súbditos, que con su amor. Federico el Grande opina justo lo contrario.  Esto tiene que ver con el tema clave de las emociones en la negociaciones. En toda interacción  entre seres humanos se producen implicaciones en el terreno emocional y, a veces, en ese territorio se encuentra la clave que desatasca las situaciones, o la encona indefectiblemente. La política también es un ámbito donde la emociones juegan un papel e incluso la ideologías, que se presentan como científicas y racionales, tienen un elemento emocional. La regla que se podría extraer es cuidar especialmente el aspecto emocional de las relaciones en las que estés implicado.

XVIII De qué modo deben guardar los príncipes la fe dada

Sobre este tema, Federico el Grande afirma que “no quiero argüir a Maquiavelo con la probidad y con la virtud: el simple interés de los príncipes condena esa política desleal, que consiste en engañar a sus aliados, porque el que una vez engaña pierde para siempre la confianza y la estimación general.”

El consejo de Federico el Grande es que por propio interés conviene no ser desleal. El argumento de Maquiavelo en este punto es bastante sutil y conviene se analizado en toda su extensión. Él considera que la política es un arte de la simulación y disimulo y que, en última instancia, la decisión sobre cumplir la palabra dada depende de consideraciones pragmáticas, de lo que sea mejor en ese momento o se prevean mejores consecuencias. Su enfoque no es deontológico, es consecuencialista extremo. Pero un buen seguidor de Maquiavelo debe considerar adecuadamente las consecuencias de su deslealtad entre sus aliados y si son gravosas, continuar con la simulación y cumplir la palabra dada.

En otro orden de cosas la pregunta es: ¿se puede llegar a tratos con personas maquiavélicas? Lo prudente es proteger los pactos con determinadas clausulas para que éstos se cumplan, independientemente de bagaje moral de las partes implicadas.

XXV Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas y como resistirla cuando es adversa

A este respecto, Federico el Grande sostiene que “nada es perfecto en el mundo: la flaqueza y el error son propiedades inseparables del hombre. El príncipe más perfecto sería aquel que menos se asemejase al Príncipe de Maquiavelo; y el país más dichoso sería aquel que la mutua indulgencia entre el soberano y sus súbitos, que haría revivir entre ellos ese amoroso espíritu de confraternidad, sin el cual la vida es una carga pesada y el mundo un valle de amarguras.”

En este pasaje, Federico el Grande afirma se fe en el modelo antiMaquiavelo y afirma el valor del amoroso espíritu de confraternidad. Aquí conviene hacer un ejercicio de contextualización ya que el Rey Federico el Grande es un representante del despotismo ilustrado, que se caracterizaba por el lema “todo por el pueblo, pero sin el pueblo”. Algunos podrían ver en estas afirmaciones de Federico el Grande un especie de ejercicio de hipocresía.

De los comentarios de Federico el Grande a El Príncipe de Maquivelo se pueden extraer algunas reglas de estrategia: a) Ser prudente y estudiar estrategia; b) Cuidar el aspecto emocional de las relaciones; c) Actuar con independencia de la confianza; d) Analice las palabras y los contextos.

Napoleón, ferviente maquiavélico

Napoleon Bonaparte, emperador de Francia, era un admirador de Nicolás de Maquiavelo.
Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, era un admirador de Nicolás de Maquiavelo.

 

Una de las preocupaciones de Estrategia Minerva Blog es la conexión entre Práctica y Teoría. Por eso es particularmente interesante llegar a conocer cómo piensa realmente alguien que ha ejercido el poder. Desde esta perspectiva, resultan especialmente ilustrativo los comentarios que realizó Napoleón Bonaparte, en diversas etapas de su vida, a El Príncipe de Maquiavelo. De este forma, el militar y gobernante francés muestra su admiración, en diferentes apuntes, por el que algunos consideran padre de la Ciencia política. Es más, en ocasiones, Napoleón va más allá de la sonrisa de Maquiavelo.

A continuación, se mostrarán diversos pasajes de El Príncipe de Nicolás de Maquiavelo, el comentario de Napoleón y su aplicación a los ámbitos de la estrategia.

XV. De las cosas por las que los hombres, y especialmente, los príncipes son alabados o censurados

En una frase paradigma de la visión de Maquiavelo, afirma: “es necesario que un príncipe que desee mantenerse en su reino, aprenda a no ser bueno en ciertos casos y a servirse y no servirse de su bondad, según las circunstancias lo exijan”. A lo que Napoleón comenta: “dígase lo que se quiera, lo esencial para el príncipe, en un Estado, es conservarlo y mantener en él el orden.”

Este es un tema central para caracterizar la política como un ámbito distinto de la ética, propio del realismo político. Según esta visión, que defiende Maquiavelo, la política tiene unas virtudes que son distintas de la ética y de la religión. El maquiavelismo es un arte de la simulación y disimulación y según la conveniencia mostrará unos valores u otros, pero el objetivo central es siempre que el príncipe mantenga el poder y la unidad de la patria. Napoleón coincide enteramente en esta visión.

XVII. De la clemencia y la severidad y si vale más ser amado que ser temido

Otro tema tópico de Maquiavelo es cuando afirma: “aquí se presenta la cuestión de saber si vale más ser temido que amado. Respondo que convendría ser una y otra cosa conjuntamente pero que dada la dificultad de este juego simultáneo y la necesidad de carecer de uno y de otro de ambos beneficios, el partido más seguro es ser temido antes que ser amado.” Ante esto, Napoleón comenta que: “me basta con uno de estos dos beneficios.”

Podría interpretarse que esto es una consecuencia más de la separación de los ámbitos de la política y de la ética. Napoleón está en la misma línea que Maquiavelo. Esto alude también a las peliaguda cuestión de las emociones en las negociaciones y en la toma de decisiones.

Un buen estratega ha de saber gestionar el conflicto donde estén implicadas emociones de la forma más eficaz con respecto a sus intereses. El elemento emocional puede jugar un papel, incluso desorbitado, en determinadas ocasiones y es importante tener en cuenta de la mejor manera.

XVIII. De qué modo deben guardar los príncipes la fe dada

Sobre este asunto, Maquiavelo sostiene que: “pero es menester encubrir este proceder artificioso y ser hábil en disimular y fingir.” A lo que Napoleón comenta: “los más astutos no podrán negarme esta habilidad y el Papa daría noticia de ella.”

Napoleón se muestra como un discípulo aventajado de Maquiavelo. Dentro del modelo maquiavélico la simulación y el disimulo es un elemento clave ya que el objetivo, por encima de todo, es el éxito.

La cuestión es que con pocas interacciones esto podría funcionar, pero a medio y largo plazo es importante construir la fama de una persona fiable, con la que llegar a buenos acuerdos.

XXIII. Cuando debe huirse de los aduladores

Maquiavelo afirma que “no existe posibilidad de hallar dispuestos de otra manera a los ministros, porque los hombres son siempre malos, a no ser que se les obligue por la fuerza a ser buenos.” A lo que Napoleón sostiene “verdad irrechazable, que basta para que los ministros y los cortesanos alejen del príncipe toda lectura de Maquiavelo.”

La visión sobre la naturaleza humana de Maquiavelo es pesimista. Suele considerarse que él inicia el realismo político donde, frente a visiones más idealistas, planteaba “las cosas como realmente son”. Napoleón muestra su ironía al sugerir que los subordinados prohíban a un gobernante leer a Maquiavelo.

En todo caso, desde la estrategia, pueden darse dos consejos: a) Saber detectar a las malas personas; b) Influir para que la reglas del sistema obliguen a comportamientos honrados y cooperativos.

XXV. Dominio que ejerce la fortuna en las cosas humanas y como resistirla cuando es adversa

Sobre este tema, Maquiavelo sostiene que “como nuestro libre albedrío no queda completamente anonadado, estimo que la fortuna es árbitro de la mitad de nuestras acciones, pero también que nos deja gobernar la otra mitad, o al menos, buena parte de ellas.” A lo que Napoleón afirma que “San Agustín no discurrió mejor sobre el libre albedrío. El mío ha domado a Europa y hasta a la misma naturaleza.”

Este punto es un clásico de la Filosofía de todos los tiempos, la controversia entre libre albedrío y determinismo. La visión de Maquiavelo es que somos libres la mitad de las veces y que estamos condicionados por el azar de la fortuna, la otra mitad. Napoleón alaba con grandes palabras esta visión, pero en un acto de soberbia afirma, entre otras cosas, que él ha domado hasta la misma naturaleza.

Desde el punto de vista de la estrategia, se ha de tener prevista una respuesta para las posibles situaciones que dependen del azar o las circunstancias. En un entorno de conflicto y cooperación, es bueno no dejar nada al azar. Esto significa realizar varios planes alternativos y estudiar los pros y contras de cada curso de acción.

Napoleón Bonaparte es un gobernante que marcó el rumbo de Europa. En estos comentarios a la obra de Maquiavelo, demuestra que es un ferviente admirador del pensador florentino. La duda es si Maquiavelo consideraría a Napoleón su modelo ideal de gobernante.

Maquiavelo, astucia, disciplina y previsión

Maquiavelo escribió un libro de estrategia militar donde alaba la disciplina y  el cultivo de las virtudes
Maquiavelo escribió un libro de estrategia militar donde alaba la disciplina y el cultivo de las virtudes

 

No es muy conocida la faceta de estratega militar de Nicolás de Maquiavelo. En efecto, en una obra titulada El arte de la guerra, explicaba algunos principios relevantes que debían seguir los ejércitos para tener éxito. Era una reivindicación en que los clásicos afrontaban la disciplina militar, parece inspirada en la obra de Vegecio pero varios siglos después. En esta obra, son destacables unas reglas de la guerra que propone Maquiavelo, que a continuación comentaré:

“Lo que favorece al enemigo nos perjudica a nosotros, y lo que nos favorece a nosotros perjudica el enemigo.”

La guerra es un juego de suma cero y la vida, no tanto. En la mayoría de situaciones se dan elementos de competición y cooperación. La mejor estrategia es la que consigue maximizar la cooperación, y minimizar la competición, de forma que se logren los objetivos previstos.

“Aquel que durante la guerra esté más atento a conocer los planes del enemigo y emplee más esfuerzos en instruir a sus tropas incurrirá en menos peligros y tendrá más esperanzas de victoria.”

La información sobre la otra parte es el elemento clave en toda negociación que permitirá más fácilmente llegar al éxito. Especialmente relevante es conocer sus verdaderas intenciones, sus valoraciones, sus alternativas, sus planes. Y cualquier otro dato que por insustancial que parezca, puede convertirse en fundamental si un parte lo valora mucho y la otra no le da relevancia. Aquí habría lugar para un buen trato.

Otro elemento clave es dominar técnicas y estar instruido. No dejar nunca de aprender.  Saber actualizarse. Tener un conocimiento general de varias técnicas y ser experto en un campo. Para este objetivo, se deben profundizar conocimientos en un área determinada y a partir de un determinado momento, hacer crecer la marca personal como experto.

“Jamás hay que llevar a las tropas al combate sin haber comprobado su moral, constatado que no tienen miedo y verificado que están bien organizadas. No hay que comprometerlas en una acción más que cuanto tienen moral de victoria.”

El resultado final de un trato depende del punto donde se haya partido. Para esto son vitales las expectativas, la moral de victoria. En muchas situaciones, el resultado depende de la insistencia de una de las partes en sus posiciones, lo cual es una forma de mostrar sus valoraciones internas, pero también puede ser algo fingido para conseguir un mejor resultado. Determinadas formas de regateo muestran como son fundamentales las expectativas de las partes.

“El mejor de los proyectos es el que permanece oculto para el enemigo hasta el momento de ejecutarlo.”

En situaciones puramente competitivas, cuanto menos información y detalles de nosotros tenga la otra parte, es mejor. En situaciones mixtas de cooperación y competición, existe el aliciente de la previsibilidad y de cumplir la palabra dada. La seguridad de que si se llega a un acuerdo, el compromiso de las partes será firme.

“La naturaleza produce menos hombres valientes que la educación y el ejercicio.”

Esto es un buen consejo. Las virtudes son hábitos y disposiciones del carácter que se basan en modelos de excelencia humana. Los clásicos se preguntaban en los diálogos platónicos si la virtud es innata o se aprende. Lo que es relevante es que uno se convierte en virtuoso actuando virtuosamente. Es decir, la práctica transforma el carácter. Si quiere lograr un objetivo, la mejor forma es educación y ejercicio.

“En la guerra vale más la disciplina que la impetuosidad.”

Una de las virtudes humanas, sin demasiada buena prensa, es la disciplina. Trasladando desde el ámbito militar a otras esferas, podría traducirse como el orden, la laboriosidad, la seriedad. Todas ellas virtudes que se agradecen cuando has de trabajar con alguien. Lo opuesto podría ser alguien que se deje llevar por las pasiones y los arrebatos. Por cierto, que un elemento que se debe cuidar en toda negociación es el de las emociones. Estas son vitales para una gestión eficaz del conflicto.

“Hay que aconsejarse con muchos sobre lo que se debe hacer, y con pocos sobre lo que se quiere realmente.”

Es relevante que antes de tomar una decisión, especialmente si es importante, se pida consejo a personas expertas o en quienes confiemos en su buen criterio. Es bueno saber analizar los pros y contras del paso que se va a dar y es razonable escuchar las diferentes visiones de varias personas y contrastarlas. Pero aquello que se vaya a realizar realmente y los detalles del plan es mejor que sólo lo conozcan personas de estricta confianza.    

“Los buenos generales nunca entablan combate si la necesidad no los obliga o la ocasión no los llama.” 

Nos dice Maquiavelo: el combate sólo en caso de necesidad o una buena ocasión. Las situaciones como exabruptos emocionales o fuertes discusiones deben evitarse, por lo general, por poco productivas y entrañar riesgos. Sin embargo, en ocasiones, es necesario que las emociones fluyan y se restablezca de mejor forma la relación “una vez se han dicho unas cuantas verdades”.

“Las incidencias no previstas son difíciles de resolver, las meditadas, fáciles.”

La imprevisión es mala compañera. dentro de una relación mixta de cooperación y conflicto, cualquier suceso de acontecimientos debería estar previsto previamente. Es importante plantearse todas las posibles situaciones y tener preparada una respuesta de acuerdo con los objetivos. El ‘efecto sorpresa’ puede dar una ventaja estratégica para quien lo promueve, pero no es una excusa para calibrar de nuevo la situación y actuar de forma inteligente y eficaz.

Maquiavelo, pragmatismo y poder

La inteligencia es la capacidad de adaptarse adecuadamente a los cambios.
La inteligencia es la capacidad de adaptarse adecuadamente a los cambios.

 

La obra más conocida de Nicolás de Maquiavelo es El Príncipe , sin embargo quizá donde se muestre más claramente sus ideas políticas es en la obra Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Algunos quiere ver a dos Maquiavelos: a) El Maquiavelo maquiavélico de El Príncipe donde “el fin justifica los medios”; b) El Maquiavelo republicano de los Discursos que es un patriota preocupado por la virtudes cívicas.

Otra lectura interesante de Maquiavelo es la que considera que él fue el primero en independizar la política de la ética y de la religión. Según este autor, la política tiene sus propias reglas y éstas no coinciden necesariamente con las de la ética, son ámbitos distintos.

En este post he seleccionado algunos temas que trata Maquiavelo en los Discurso sobre la primera década de Tito Livio con indudable trasfondo estratégico y múltiples aplicaciones. 

I.33.- Cuando crece un inconveniente en un estado o contra un estado, es mejor evitarlo que hacerle frente

El consejo de Maquiavelo es cuando se inicie alguna fuente de conflicto se trate de contemporaneizar con ésta, más que encararla directamente. Si se enfrenta el problema puede ser que se agrave, mientras que si se evita puede ser que, por razones extrínsecas o intrínsecas, éste acabe por diluirse.

Un conocido político español suele utilizar esta táctica para gestionar conflictos, aunque más que a lecturas de Maquiavelo, suelen atribuírselo a cuestiones de su carácter. Esta estrategia tiene puntos a favor y en contra, de deberían ser analizados según el caso.

La reflexión más relevante se basará en los bienes implicados y las posibles pérdidas o daños que podrían producirse de tener éxito el conflicto. Si se trata de un conflicto de entidad menor, puede se aconsejable evitarlo. En cambio, refiriéndose a cuestiones de relevancia vital, es mejor afrontarlo aunque esto no signifique siempre un ataque directo. Pero sí involucra un plan de acción con la mejor estrategia al alcance.

I.47.- Los hombres, aunque se engañen en los asuntos generales, no se engañan en los particulares

Existe una cierta tensión entre los discursos sobre cuestiones abstractas y los tratos sobre cuestiones particulares. Sobre los primeros se suelen decir gran cantidad de palabras e incluso llegar a consensos. Lo que advierte Maquiavelo es que cuando el discurso se hace particular es más difícil el acuerdo y que alguien se lleve a engaño.

En esto conviene recordar la regla del Método de Harvard Centrarse en intereses, no en posiciones. Detrás de las posiciones particulares existen intereses y estos se deben explorar adecuadamente para llevar a acuerdos eficientes e inteligentes.

III.9.- Como conviene variar con los tiempos, buscando siempre la buen fortuna

Una de la definiciones de inteligencia es la capacidad de adaptarse a los cambios. Toda buena estrategia parte de considerar que la situación presente no es eterna. La cuestión que desarrolla la inteligencia estratégica es  cómo gestionar el cambio de tal forma que se consigan los mejores resultados.

Las situaciones de cambio suelen comportar tensiones y vacilaciones, pero la clave es tener claros los objetivos que realmente interesan y trazar una estrategia adecuada.

III.41.- Que la patria se debe defender siempre, con ignonimia o gloria, y de cualquier manera está bien defendida

Esta sería la versión del “fin justifica los medios” que aparece de los Discursos. Si la patria está en peligro, cualquier medio está justificado. Aquí cabe una lectura maquiavélica o bien, de buen patriota. Según la segunda lectura, esto no sería extrapolable a otros ámbitos y sólo cuando la patria, como máximo bien, esté en peligro se podría aplicar.

Esta visión sobre medios y fines es característicamente de Maquiavelo. Pero la adecuación entre medios y fines es precisamente el elemento clave de la estrategia.  He otros post he planteado los modelos deontológico, consecuencialista, maquiavélico y virtuoso donde cada uno plantea las dimensiones éticas de diversos planteamientos estratégicos. La estrategia busca la victoria o el éxito, pero cada modelo ético implica una forma cualitativamente distinta de conseguirlo.

III.44.- Que con ímpetu y audacia se obtiene muchas veces lo que jamás podría lograrse por procedimientos ordinarios

Ante un entorno cambiante, es relevante estudiar bien todas las opciones, incluso las que a primera vista parecen descabelladas. Se ha de partir de las máximas expectativas, una vez se haya analizado bien los datos de forma realista.

Es clave conocer bien las prioridades y las valoraciones que se tienen. Conocer el objetivo deseado y la alternativa a no negociar. Las fortalezas dependen de las necesidades de las partes, que pueden no coincidir y ese es el margen para el acuerdo.

III.48.- Que si vemos que el enemigo comete un error muy grande, hay que creer que lo hace para engañarnos

La mayor y mejor información sobre la otra parte permite juzgar sus acciones y sus afirmaciones. Es relevante conocer sus intenciones, sus valoraciones, su carácter. En este sentido, se debería estar prevenido ante la posibilidad del engaño o alguna forma sutil de fingimiento. Se deberían establecer mecanismo de comprobación imparcial de los datos, afirmaciones o valoraciones. Es necesario contrastar versiones entre personas que tengan diferentes intereses estratégicos.

En ocasiones, algunas personas se toman estas comprobaciones imparciales como una falta de confianza. Sin embargo, se debe separar la relación personal del objeto de la negociación. Comprobar los datos relevantes es un deber de todo buen estratega.

Frontino, información, funambulismo estratégico y credibilidad

Actuar moralmente es mejor estrategia que algunas estratagemas
Actuar moralmente es mejor estrategia que algunas estratagemas

 

Otra de las obras de estrategia militar de la época clásica es el Stragemata de Frontino. Sexto Julio Frontino es un político del Imperio romano del siglo I d.C. La obra Estratagemas tiene una fuerte influencia en la Edad Media. Aunque no se conserva la obra original en latín, sí tiene traducciones en diversas lenguas medievales. Es un compendio de sabiduría de diversas tácticas y estrategias que habían sido utilizadas en el mundo griego y romano.

A continuación, comentaré algunas de las tácticas militares que propone Frontino desde una aplicación general a las nociones de la estrategia para diferentes ámbitos. La primera diferencia apreciable es que la guerra es una juego de suma cero –lo que tu ganas, yo lo pierdo- y la estrategia también puede tener aplicación a situaciones de cooperación y competición.

Sobre cómo ocultar los propios planes

I.12) Cuando Metelo Pío estaba en España y se le preguntó qué iba a hacer al día siguiente, contestó: “Si mi túnica lo pudiera decir, yo la quemaría”.

La regla es clara: no se debe dar información sobre los propios planes a la otra parte. Tiene una regla opuesta, igualmente importante: se debe tener la máxima información sobre los planes de la otra parte.  El poder viene de la asimetría en la información. Esto tiene una excepción en situaciones donde influye la cooperación, y no  son exclusivamente competitivas, es relevante mantener los compromisos y los planes previstos. En la situaciones donde interviene –en alguna medida- la cooperación, la previsibilidad de las partes garantiza la estabilidad del pacto.

Sobre cómo determinar el carácter de la guerra

III.8) Mientras Aníbal estaba demorado en Italia, Escipión envió un ejército a Africa, así forzó a los cartagineses a convocar a Aníbal. De esta manera transfirió la guerra de sus propio país al del enemigo.

La jugada estratégica que relata Frontino transforma una guerra ofensiva en una guerra defensiva. Esto recuerda el tópico de la ‘mejor defensa es un buen ataque’. Desde el punto de vista de la estrategia, en vista de un ataque se han de analizar las fortalezas y puntos débiles de la otra parte. En ocasiones, se puede transformar el carácter de un conflicto. Se trata de ver más allá de una situación dada y preguntarse el porqué.

De cómo escapar de las situaciones difíciles

V.13) Lucio Furio, habiendo conducido a su ejército a una posición desfavorable, se determinó a ocultar su ansiedad, no fuera que los demás se alarmaran. Cambiando gradualmente su curso, como planeando atacar al enemigo después de un recorrido más amplio, finalmente revirtió su línea de marcha, y condujo a su ejército atrás sin peligro, sin que ellos supieran lo que pasaba.

Esto podría asimilarse a una situación de “funambulismo estratégico” que Dixit y Nalebuff explican que es la creación deliberada de un riesgo que permita una buena posición de negociación. Pero finalmente se acabará con la eliminación de ese riesgo. Se intenta tener ventaja al situarse en una situación de peligro sin que éste llegue a materializarse. Se trata de gestionar el conflicto como un funambulista.

Cómo despertar el entusiasmo del ejército por la batalla

XI.21) Fabio Maximo, temiendo que sus tropas lucharan con menos resolución a consecuencia de su confianza en los barcos, a los cuales era posible retirarse, ordenó que los barcos fueran prendidos fuego antes que la batalla comenzara.

Uno de los elementos relevantes de la estrategia es dar credibilidad a los compromisos o posiciones que se defienden. Una forma de dar esta credibilidad es la táctica conocida como “quemar las naves”. Esto significa que la otra parte asumirá como un compromiso irreversible si alguien “quema” su posible alternativa. Además si se trata de motivar a un equipo, esto supone una forma de comprometerse con las posiciones que se defienden o los compromisos que se afirman.

Sobre la justicia

Cuando Camilo sitiaba a los faliscos, un maestro de escuela llevó a los hijos de los faliscos fuera de las murallas, como para un paseo, y luego los entregó, diciendo que, si ellos eran retenidos como rehenes, se obligaría a que la ciudad ejecutara las órdenes de Camilo. Pero Camilo no sólo despreció la perfidia del profesor, sino que ató sus manos detrás de su espalda y lo devolvió a los muchachos para ser conducido de regreso a sus padres con varas. Así ganó por la bondad de una victoria que había desdeñado asegurar por el fraude; los faliscos a consecuencia de este acto de justicia, se rindieron voluntariamente a él.

La moraleja de esta historia es que, en ocasiones,  actuar moralmente es una mejor estrategia que algunas estratagemas. En este caso, la forma de actuar de Camilo responde a algún tipo de empatía o ponerse en el lugar del otro.  Esto significa que en toda estrategia existen unas prioridades y, a veces, existen valores que no justifican ciertos medios. Camilo fue más hábil ya que conquistó los corazones de los faliscos, en vez de vencerlos militarmente.

Sobre diversos ardides

VII.16) Escipión el Africano solía decir que al enemigo no sólo había que proporcionarle un camino para la huida, sino que hasta debía estar pavimentado.

Un importante factor de la estrategia es, en las diversas interacciones, prever cómo la otra parte “salva la cara” con la solución propuesta. Esto no es un elemento menor, sino en muchas ocasiones es una clave estratégica. Los intereses de las partes no tienen por qué coincidir y la solución propuesta puede satisfacer intereses diversos.  No es bueno, a medio y largo plazo, promover soluciones que impliquen sólo puntos negativos para una de las partes ya que es previsible que ésta reaccione.

Vegecio, confianza, esfuerzo y expectativas

Con esfuerzo se prospera, con desidia, no
Con esfuerzo se prospera, con desidia, no

 

En este post, continuaré analizando las reglas de la guerra que ofrece Vegecio en el Compendio de técnica militar, dándoles una interpretación para su aplicación estratégica a otros ámbitos.

g) Tener la mayor información correcta sobre la otra parte, y sobre la nuestra, es el elemento básico

La novena regla de la guerra de Vegecio afirma “es difícil vencer a quien es capaz de hacer una correcta estimación de sus tropas y de las del enemigo” (III.XXVI).

Esto está relacionado con la necesidad de contar con la mejor y mayor cantidad de información sobre las partes para tomar una decisión. También se vincula a cómo se configura la ZOPA (Zona de Posible Acuerdo) en cada situación. Si realmente se cuenta con los elementos para poder calibrar las alternativas reales de cada parte. Lo cual también supone que toda la información y comunicación de la otra parte debe ser analizada y comprobada imparcialmente.

h)  A veces la ventaja estratégica viene dada

La décima regla de la guerra sostiene que “ayuda más el valor que la cantidad de soldados” (III.XXVI). Y la undécima afirma que “a menudo proporciona mayor ventaja la posición que el valor” (III.XXVI).

Traducido a otros ámbitos de la estrategia, se podría decir que la ventaja estratégica viene dada por un mejor BATNA -la mejor alternativa a un acuerdo negociado-.  Pero aun en esas situaciones es posible establecer una negociación y explorar intereses comunes.

i) Con esfuerzo se prospera, con desidia, no

La decimotercera regla de la guerra sostiene “el ejército con el esfuerzo prospera, con desidia se malogra” (III.XXVI).

Esto está relacionado con la visión de que el esfuerzo tiene más posibilidades de éxito que la desidia. Está vinculado con hábitos y disposiciones que forjan el carácter, que reciben el nombre de virtudes. Si uno se esfuerza y practica las virtudes, acaba por convertirse en virtuoso.

j) La clave son las expectativas

La decimocuarta regla de la guerra afirma que  “nunca llevas a la batalla campal a un soldado si no ves que tiene expectativas de victoria” (III.XXVI).

Este es un gran consejo. Uno debe tener expectativas de victoria si quiere ganar. La clave en mucha situaciones son nuestras expectativas y, sobre todo, las expectativas que tienen los demás sobre nosotros. Si se busca conseguir un objetivo se deben tener las mejores expectativas y trasmitirlas a los demás. Aunque lo prudente es atender a la información imparcial

k) Ser cuidadoso con la información que se suministra al adversario

La vigésimoctava regla de la guerra de Vegecio establece que “cuando sepas que tu plan ha sido revelado al enemigo conviene que cambies de táctica” (III.XXVI).

La información que se suministra a tu adversario debe ser solo aquella que te favorece estratégicamente. Es importante conocer qué sabe realmente de tus planes. Deberías interactuar para trasmitir solo aquello que te favorece.

l) No desvelar tus planes a cualquiera

La vigésimonovena regla de la guerra afirma que “consulta con muchos lo que se debe hacer pero lo que realmente vas a hacer consúltalo con muy pocos y de tu entera confianza o, mejor aún, solo contigo mismo” (III.XXVI).

Es importante que, una vez definidos los objetivos estratégicos, las formas concretas de conseguirlos realmente, el plan de acción específico no tiene por qué ser divulgado. Es importante acudir a expertos de confianza para contrastar las ideas. Pero no es audaz pregonar, a los cuatro vientos, el plan de acción. Hay que separar el acción de deliberar de la toma efectiva de decisiones.

m) No deje que el adversario prepare su defensa a tu previsible ataque

La trigésimotercera regla de la guerra de Vegecio sostiene que “que los enemigos no sepan de qué forma vas a plantear el combate para que no intenten plantar resistencia con medidas oportunas” (III.XXVI).

Es la ventaja estratégica del efecto sorpresa que se basa en que los adversarios preparan sus defensas para los puntos en los que creen que van a ser atacados.  Esto por ejemplo, llama a la creatividad para plantear diversas opciones y utilizar argumentos poco explorados. La incomodidad de la situación puede llevar a improvisar una respuesta, que suponga concesiones a la otra parte.

Se puede concluir que el Compendio de técnica militar de Vegecio es un clásico de la estrategia militar y también da importantes lecciones para aprender la mejor forma de afrontar una situación es con confianza, esfuerzo y buenas expectativas.

Vegecio, aprender antes de actuar y propiciar las buenas oportunidades

Vegecio sostenía que la técnica da ventaja estratégica
Vegecio sostenía que la técnica da ventaja estratégica

 

De las obras de estrategia militar de la época clásica, destaca el Compendio de técnica militar de Vegecio. Fue escrito a instancias del emperador romano para compilar las técnicas y tácticas militares de la época.  Una de las primera cosas que afirma es que los romanos habían conseguido su predominio sobre otros pueblos por el mejor uso de técnicas militares.

A continuación analizaré varios pasajes de la obra de Vegecio, especialmente las reglas de la guerra que ofrece y haré comentarios desde el punto de vista estratégico, con aplicaciones en múltiples ámbitos.

a) Aprender antes que actuar y la técnica da ventaja estratégica

Al inicio del Compendio de técnica militar, Vegecio afirma: “el conocimiento de la disciplina militar alimenta la audacia para combatir: nadie teme llevar a la práctica lo que está seguro de haber aprendido bien. Y, efectivamente, en la disputa bélica un pequeño número de soldados bien adiestrados está más preparado para la victoria mientras que una muchedumbre ruda y sin entrenamiento se encuentra siempre expuesta a la masacre” (I.7-8)

Es necesario aprender nuevas técnicas para llevarlas a la práctica. Es relevante entrenarse frecuentemente en la diversas técnicas. El uso de técnicas y tácticas da ventaja estratégica.

b) La guerra es un juego de suma cero y la vida no tanto

En un momento de la obra, Vegecio ofrece unas reglas de la guerra que tienen una indudable dimensión estratégica. La primera afirma que ”en todo combate la condición de la campaña es tal que lo que a ti te favorece menoscaba al enemigo y lo que a él le beneficia a ti siempre te perjudica. Por tanto nunca debemos realizar ni descuidar ninguna acción a voluntad del enemigo, sino únicamente lo que nos resulta útil a nosotros” (III.XXVI).

La guerra es un juego de suma cero, la vida suele ser un juego de cooperación y competición. En ese sentido, se da interdependencia y, en ocasiones, es útil para nosotros realizar alguna acción para complacer la voluntad de la otra parte. Lo relevante es que forme parte de una estrategia bien diseñada o de un acuerdo –explícito o implícito- de concesiones mutuas.

c) La clave está en el adiestramiento y la experiencia

La segunda regla de la guerra, Vegecio sostiene “en la guerra quien más empeño haya y más se haya esforzado en adiestrar a sus soldados será expuesto a menos riesgos” (III.XXVI). La tercera, afirma que “nunca se debe llevar al combate a un soldado cuya capacidad no hayas comprobado antes” (III.XXVI).

Emprender acciones, con resultado incierto, requiere conocer las técnicas y entrenamiento. La mejor información y la capacidad de análisis de las situaciones da superioridad estratégica. La experiencia es relevante para dar responsabilidades. Es importante la comprobación imparcial de la información.

d) Los elementos circunstanciales pueden determinar el resultado, más que la actividad principal

La cuarta regla de la guerra de Vegecio afirma que “es mejor doblegar al enemigo con el hambre, con los ataques por sorpresa o con el miedo que en la batalla, donde suele tener mayor influencia el azar que el valor” (III.XXVI).

Como dijo Felipe II “yo no he venido a luchar contra los elementos” refiriéndose a la derrota de la Armada Invencible. Todas las situaciones tienen una trama principal y una serie de circunstancias. En ocasiones, el resultado final viene determinado por las circunstancias, más que por la trama principal.

Otra forma de interpretar el interés de Vegecio por evitar las batallas es una apelación a gestionar el conflicto evitando confrontaciones directas y buscando influir por otros medios.

e) Propicia las buenas ocasiones

La quinta regla de la guerra, según Vegecio, afirma “no hay mejor plan que aquel que el enemigo ignora antes de que lo pongas en práctica” (III.XXVI).

Esto significa que se debe ser muy cuidadoso con la información que se suministra al enemigo. Especialmente sobre planes futuros que le conciernen.  Aunque se puede hacer un uso estratégico y precisamente distorsionar la información al enemigo.

La sexta regla de la guerra sostiene “aprovechar las ocasiones suele ser de más ayuda en la guerra que el valor” (III.XXVI).

Es algo cierto que la suerte tiene un componente en la vida. Pero tarde o temprano se presenta una ocasión relevante y se debe estar preparado para aprovecharla. Sería necesario cerciorarse de que se trata de una buena oportunidad y no una trampa. Lo importante es el camino de preparación –estudio, análisis, entrenamiento- para aprovechar las buenas oportunidades en la vida.

f) Construye alianzas, debilitando a tu enemigo

La séptima regla de la guerra de Vegecio afirma que “hay que depositar mucha confianza en atraer y acoger a los enemigos, sin vienen con buena fe, pues provocan más quebrantos en el adversario los desertores que las bajas” (III.XXVI).

Puede ser una política interesante realizar alianzas con personas, que estuvieran en un grupo opuesto, si sus intenciones son buenas. Lo primero es una comprobación imparcial de su versión de los hechos. La segundo es ser generoso, que se sienta mejor tratado que en su grupo de origen. El resultado es debilitar al grupo opuesto, por una vía diplomática.

Boecio, por qué no ganan los malos

Boecio escribió la Consolación de la Filosofía en la cárcel con un mensaje universal.
Boecio escribió la Consolación de la Filosofía en la cárcel con un mensaje universal.

 

Algunos clásicos de la literatura universal se han escrito desde la cárcel. Este es el caso de La consolación de la Filosofía de Boecio. Es un interesante libro que se cita como inspiración del protagonista en La conjura de los necios, de John Henry Toole.

Boecio era un patricio romano, con una esmerada educación, que cayó en desgracia del favor del emperador y acabó en la cárcel. A la espera de una condena de muerte, escribió este libro. El objetivo es mostrar porque, a pesar de los reveses de la fortuna, el camino es la virtud y la Filosofía. O de otra forma, aunque a veces lo parezca, no ganan los malos.

a) Sobre la idoneidad para ocupar un cargo público

Para explicarse su situación de prisión por causas políticas, Boecio afirma que “la mayor parte de los cargos los desempeñan los malvados, y es igualmente claro que los cargos no son intrínsecamente buenos, pues van vinculados a gente corrupta.” (II.V.6)

Frente a esto, Boecio advierte “el poder es incapaz de hacer dueño de sí mismo al que es prisionero de las cadenas insolubles de sus vicios. Y cuando un alto cargo recae en hombres indignos, los delata, haciendo patente su indignidad” (II.V.6).

Esto ha de hacer reflexionar sobre que en toda estrategia es posible realizar un análisis ético. La estrategia, de forma sintética, exige una correcta adecuación medios y fines para trazar un plan de actuación que dé los resultados esperados. Pues bien, siempre es posible analizarlo desde el punto de vista ético. En este blog, analicé los modelos deontológico, utilitarista, maquiavélico y virtuoso.  Pero actualmente muchas empresas tienen políticas de responsabilidad social para analizar las dimensiones éticas de su actividades.

b) Las cosas no dan la felicidad 

Un objetivo del autor romano es precisar donde se encuentra la felicidad. En este sentido, Boecio afirma “las cosas no pueden dar la felicidad que prometen, ni todas ellas juntas llevan a la perfección, ni son el camino para la felicidad, ni pueden por sí mismas hacer feliz a nadie” (III.VI.8).

Vivimos en una sociedad materialista y de consumo donde se valora la tenencia de cosas materiales hasta el extremo de considerar que en las cosas materiales reside la felicidad. Boecio alertaba que las cosas no dan la felicidad. Es la forma cómo uno afronta la vida lo que acerca a la felicidad.

c) Los buenos ejercitan las virtudes y los malos siguen sus pasiones

Precisamente en la forma de afrontar la vida, para Boecio, se produce una gran diferencia entre seguir en camino de las virtudes y el de las pasiones. De esta forma, Boecio establece que “el bien supremo es la meta tanto para los buenos como para los malos. Sólo que los buenos tienden a ella por el ejercicio natural de las virtudes. Los malos, en cambio, se esfuerzan por conseguir lo mismo siguiendo sus pasiones (IV.I.2).

La estrategia de la Filosofía es el camino de las virtudes. Este enfoque está desarrollado en Etica a Nicomaco de Aristóteles. Se trata de educar el carácter en hábitos y costumbres vinculados a modelos de excelencia que desarrollen las capacidades humanas. La otra vía, la de los malos, es seguir las pasiones, que tienen un componente emocional e irracional.

d) La virtud no se deja vencer por la adversidad

Sin embargo, a veces parece que ganan los malos. En este sentido, Boecio afirma que “el sabio no debería alarmarse cuando se enfrenta con la fortuna, de la misma manera que el esforzado soldado no se alarma cuando suena el grito de combate. Para ambos el riesgo es su oportunidad: para el soldado, la de conquistar más gloria, y para el sabio la de afianzarse en la virtud. Por eso mismo se llama virtud, que significa valor, fuerza. Se apoya en su misma fuerza y no se deja vencer por la adversidad” (IV.VI.7).

El problema es seguir el camino de las virtudes y no ser afortunado. La estrategia de la Filosofía es, a pesar de las circunstancias,  preservar en la virtud. Aumentar el peso específico, especializarse, convertirse en un experto, dominar las técnicas, saber actualizarse. Ese es el camino de la virtud.

e) La virtud es el término medio

Sobre qué se comprende por virtud, Boecio sostiene que “mantened el justo medio con todas vuestras fuerzas. Tanto lo que se queda corto como lo que se pasa de la raya os lleva al desprecio de la felicidad y no tiene el premio de la virtud” (IV.VI.7).

Esta ley del término medio como definición de la virtud está ya en la obra Aristóteles. Es una canto a la moderación en todas las cosas. Los excesos (por defecto o por exceso) no conducen a la virtud. No forjan una práctica vinculada a modelos de excelencia.

Esto también tiene una lectura donde es el contexto lo que marca qué es el término medio. No es algo que se pueda decidir a priori.

f) La adversidad: o perfecciona, o corrige, o castiga

Finalmente, Boecio afirma que “está, pues, en vuestra mano la clase de fortuna que queráis forjar: todo lo que nos parece adverso, o perfecciona, o corrige, o castiga” (IV.VI.7).

Esta es una gran lección: la adversidad no es un mero mal, se puede aprender de ella. Se pueden convertir los fracasos de hoy, en triunfos del mañana. La cuestión clave es la mentalidad: Se pueden vivir circunstancias adversas, pero lo peor es si éstas derrotan nuestra esperanza. Lo relevante no es lo qué pasa, sino cómo se vive y se siente. La adversidad puede hacernos mejores. Más competitivos, más humanos, más sensibles, mejores profesionales… Poder aprender a no caer en los mismos errores. A nadie le gusta la adversidad, pero una vez sucede, la opción es caer derrotado o seguir luchando.

La Consolación de la Filosofía de Boecio es una obra clásica aborda grandes conceptos y temas interesantes. Los malos siguen sus pasiones y ansían riquezas y puestos. A veces parece los malos ganen, pero según Boecio, esto es falso. El verdadero camino a la felicidad es el de la virtud y la Filosofía.

Julio Cesar, Zona de Posible Acuerdo (ZOPA) en Guerra Civil

Julio Cesar se enfrentó a Pompeyo en la Guerra civil antes de conocer de Cleopatra
Julio Cesar se enfrentó a Pompeyo en la Guerra civil antes de conocer a Cleopatra

 

En un libro, titulado Guerra civil, Julio Cesar narra los conflictos políticos y militares con el Senado romano y especialmente con su rival Pompeyo. Los cuales originaron una auténtica Guerra civil entre grupos contendientes que buscaban hacerse con el poder.

En este post, analizaré las sucesivas propuestas de paz que se hicieron Julio Cesar y Pompeyo, bajo la óptica de análisis de la ZOPA. La Zona de Posible Acuerdo -conocida como ZOPA- es un marco de referencia que es relevante en toda negociación.  Está definida entre los dos BATNA de las partes. Es decir, entre las Mejores Alternativas a un Acuerdo Negociado de cada jugador. Otra forma de expresarlo consiste que definir la ZOPA como el margen entre los dos precios de reserva de cada parte. O sea, los precios mínimos que la partes está dispuesta a aceptar en una negociación.

En la obra Guerra Civil, se narra como surgen los conflictos por el poder en Roma. En un momento determinado, Pompeyo hace llegar a  Julio Cesar una propuesta de acuerdo, en los siguientes términos: “que Cesar volviera a la Galia, se retirara de Rímini, licenciara sus ejércitos; si cumplía estas condiciones, Pompeyo iría a Hispania. Hasta que hubiese seguridad de que César cumpliría lo que prometía, los cónsules y Pompeyo no cesarían de hacer levas.” (I.10)

El análisis desde la ZOPA es que los BATNA de las partes no permiten un acuerdo en esos términos. El trato propuesto es que Julio Cesar debe retirarse y desarmarse mientras sus adversarios no dejan de armarse. Julio Cesar preferirá combatir con sus actuales fuerzas, antes que desarmarse. Pompeyo concede irse a Hispania pero sólo después que haber armado sus ejércitos. El pacto es desigual para las partes en la relevancia estratégica de las concesiones que se proponen. De esta forma, la parte a la que se le pide mayor esfuerzo –desarmarse-, encontrará fácilmente una mejor alternativa al acuerdo propuesto.

Avanzan los acontecimientos y es ahora Julio Cesar quien realiza una propuesta de acuerdo de paz a Pompeyo, en los siguientes términos: “que no se causasen más daños a sí mismos ni a la república. Ellos mismos eran ya bastante prueba, por sus propios desastres, de cuánto poder tiene la fortuna en la guerra. Esta era la única ocasión para tratar de la paz, mientras ambos confiaban en sus fuerzas y se consideraba igual su poder; si la fortuna ayudaba nada más un poco a uno de los dos, el que se considerase superior no admitiría condiciones de paz ni se consideraría satisfecho con una parte en que confiara poseerlo todo.

Puesto que antes no había podido llegar a un acuerdo, las condiciones de paz debían ser pedidas en Roma al Senado y al pueblo romano”. (III. 10)

Este acuerdo parte de la igualdad de fuerzas y utiliza la figura de un arbitraje del Senado. Es interesante la reflexión que realiza Julio Cesar donde la igualdad de fuerzas es más favorable a la paz, mientras que si una parte es más afortunada en el combate, buscará vencer en la batalla a la otra.

Lo que quiere decir Julio Cesar es que es posible el acuerdo si las dos partes tienen un BATNA similar. Si una parte tiene un BATNA muy bueno –tiene muchas posibilidades de ganar guerra- no hay posibilidad de acuerdo. La Zona de Posible Acuerdo -ZOPA- se ampliaría con la incerteza hacia el resultado final desde dos BATNA medianos.

Acudir a una tercera parte para solucionar una controversia es una forma legítima, y  muy utilizada,  siempre que se garantice su imparcialidad de criterio.

Ante la propuesta de paz de Julio César, la respuesta de Pompeyo fue: “¿Qué me importa a mí la vida o la ciudad si se ha de creer que la tengo por beneficio de César?; esta creencia no podrá ser borrada, puesto que se creerá que por él he sido restituido a Italia, de donde salí” (III.18).

Aquí cabe recordar la regla “Separar la personas del problema” de Fisher y Ury. Una parte no quiere entrar a pactar porque cualquier solución parecerá un éxito de la otra parte. Además de una cuestión de jerarquía entre ambos, lo relevante en este caso parecen ser las emociones que obstaculizan cualquier acuerdo. Esto conduce necesariamente al conflicto.

Prueba de esto son las palabras de un oficial del ejército pompeyano, llamado  Labieno, quien en un momento de las negociaciones dijo: ”Cesad ya de hablar de la paz, pues para nosotros no puede existir ninguna paz si no se nos trae la cabeza de César” (III.20).

Parece claro que existe un problema emocional y que el objetivo declarado de una parte es  la muerte de Julio Cesar. En este caso, no existe ZOPA. No hay acuerdo posible si una parte solo quiere la muerte de César para llegar a la paz. La alternativa de la otra parte es combatir y defender la vida de Julio César.

El final de Pompeyo también nos enseña sobre estrategia. Sus ejércitos fueron vencidos por los de Julio César y se embarcaron hacia Siria. Allí pidió ayuda a Tolomeo, rey de Egipto, que estaba enfrentado a su hermana Cleopatra, que más adelante tuvo una relación con Julio César que ha sido mitificada. Por miedo a la amenaza que suponía o por desprecio del infortunio, los consejeros de Tolomeo acordaron responder a Pompeyo amablemente en público y ocultamente enviaron a dos emisarios con el fin de matarle (III.104).

Esta historia entre Julio Cesar y Pompeyo puede hacer reflexionar sobre algunos aspectos: a) Sobre la necesidad de establecer una Zona de Posible Acuerdo (ZOPA) según los BATNA de las partes, su mejor alternativa a un acuerdo negociado. La clave del poder negocial es tener un buen BATNA, una buena alternativa a negociar; b) Hacer una gestión adecuada de las emociones. No deben ser un objetivo, en sí mismas, de la negociación; c) Acudir a terceras partes cuando su imparcialidad de criterio esté garantizada.