Estoicos, armonía con el cosmos

Los estoicos buscaban conectar els cosmos con el individuo.
Los estoicos buscaban conectar el cosmos con el individuo.

 

Con ciertas influencias en los cínicos y Sócrates, surge la escuela estoica en la etapa de la filosofía helenística. Su relevancia lleva a que importantes pensadores de la época de esplendor de Roma se consideren estoicos, como Séneca o Marco Aurelio. En sus estudios, los estoicos desarrollaron una lógica propia -distinta de la aristotélica- y tenían sus propias ideas sobre la física. La herencia estoica más fructífera se podría considerar está en campo de sus nociones éticas. A continuación se expondrán alguna de estas ideas, con comentarios desde la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

La ley del cosmos como logos

“La idea básica de la moral estoica estriba en tratar de hacernos tan ordenados, autónomos e uniformes como el universo mismo, del que formamos parte, en tratar de hacernos sabios, conociendo y aceptando en todos sus detalles la ley cósmica, que es nuestra propia ley.” (Mosterín, Helenismo)

La filosofía estoica parte de considerar que el universo esta ordenado, en forma de cosmos. Este orden cósmico tiene sus propias leyes, de lo que se deduce un logos. La máxima fundamental del estoicismo consiste en hacer coincidir en el individuo los elementos de este logos, de esta ley cósmica.

Una de la aplicaciones de esta visión estoica trata de situaciones donde se debe aceptar el destino. En determinadas ocasiones, las circunstancias no son favorables y de la interpretación de éstas puede surgir la respuesta más idónea o, en cambio, la invitación a un pozo sin fondo. El mensaje estoico busca concebir tus coordenadas personales dentro de un plan más amplio, dentro de un logos que se ha de desarrollar. Por ejemplo, cuando fallece un ser querido es una situación muy dolorosa donde podría ayudar situarnos en términos de la ley cósmica. Pensar en las grandes dimensiones de nuestra existencia. E intentar conciliar, con el tiempo, al individuo y al cosmos, como en armonía.

Frente a situaciones poco favorables, cabe dos posibilidades: hundirse –dejar que la circunstancias hagan por ti- o luchar –afrontar decididamente aquello que se nos opone-. La clave entre que diferencia ambas posiciones suele ser una cuestión de interpretación y de actitud. Interpretamos el mundo y actuamos en correspondencia. Dependiendo como interpretemos el cosmos, así será el logos que rija nuestra vida. En este contexto, cabe comprender que parte del ejercicio efectivo de la libertad consiste en hacer frente a las circunstancias adversas. El éxito, en este caso, no es tanto el resultado final, sino el hecho de actuar siempre de acuerdo el propio logos.

Actuar acorde con la naturaleza

“Los estoicos aceptan como primer impulso, el de autoconservación. Todo ser vivo tiende primeramente a la conservación de su propia realidad. En segundo término tiende a aceptar las cosas acorde la Naturaleza y rechazar las contrarias.” (García Gual, Filosofía helenística)

Una de las metas de la filosofía estoica es vivir de acuerdo con la naturaleza, evitando las pasiones, que apartan a los individuos de la virtud y la razón. Se produce una oposición entre razón y pasiones. Decían los estoicos: “el sabio es libre, pues tiene dominio de sí”. Haciendo un análisis introspectivo, podríamos plantearnos: ¿Qué tiene dominio realmente sobre nuestra voluntad? La respuesta podría ser muy variada, depende de varios factores. El consejo estoico es no dejarse llevar por la pasiones, cultivar la virtud y buscar la razón. Un concepto que manejan los estoicos es el de autosuficiencia, como vivir de acuerdo con la naturaleza.

Camino de la felicidad con buen ánimo y hacia la paz espiritual

“Si vivimos de acuerdo con el providente y necesario orden cósmico, nos haremos ordenados, autónomos y uniformes como el cosmos mismo, con lo cual obtendremos la apátehia (imperturbabilidad, impasibilidad, paz espiritual), la euthymia (buen ánimo, alegría serena) y eudaimonia (felicidad)” (Mosterín, Helenismo)

La metas de la ética para los estoicos unen la felicidad con la imperturbabilidad, con la alegría serena. Esta visión busca alejarse de las pasiones y tiene cautela por las emociones. Los estoicos no quieren implicarse emocionalmente ya que esto perturbaría su paz espiritual, su noción de felicidad. Como afirma García Gual “el estoico esta dispuesto ayudar al prójimo, pero a no sufrir por él.”

Ciudadanos del mundo

“El sabio estoico debe promover una cosmópolis que sea como fiel reflejo social del orden perfecto y natural de reina en el cosmos. El estoico se siente ciudadano del mundo, cosmopolita.” (Mosterín, Helenismo)

El término cosmopolita proviene de la filosofía estoica. Fueron los primeros ciudadanos del mundo. Su visión partía de considerar que las lealtades locales tenían mucho peso y enfatizaban la importancia de que la lealtad moral más importante debía ser al conjunto de la Humanidad. A cualquier lugar que viajaban desarrollaban un sentido de pertenencia porque consideraban que les unían muchas cosas con quienes vivían allí y, a la vez, con el resto del mundo.

Una frase que reflejaban sus ideas al respecto es “nada de lo humano me es ajeno”. Aquí se refleja el fuerte igualitarismo estoico, inusual en esa época. No había diferencias entre hombres y mujeres, amos y esclavos. Otra interpretación de esta frase es una cierta sabia compresión hacia las debilidades humanas. Supone poder identificarse con el género humano y con sus diversas y variadas manifestaciones.

El mundo no emite pasaportes, ni tiene un identidad única, quizá el mensaje cosmopolita pueda mejor ser entendido como una virtud moral. La virtud cosmopolita implica que una identidad es más legítima dependiendo de los términos de inclusión de su alteridad. En segundo lugar, la virtud cosmopolita significar replantear los lazos de solidaridad humana. En tiempos de globalización, ser solidarios con los Otros, además de con los nuestros. Más allá de las fronteras, encontramos seres humanos como nosotros.