Porfirio, en defensa de los animales

Porfirio defendía que los animales eran seres racionales

Porfirio vivió entre los años 232-304 d. C. Es un filósofo neoplatónico y tiene una importante influencia de Plotino que fue su maestro. Entre sus obras destacan las Isagoge, que son unos comentarios a la obra Categorías de Aristóteles. Este comentario fue un libro influyente en la Edad Media y supone un vínculo entre los enfoques de Platón y Aristóteles. También escribió las biografías de su maestro Plotino y de Pitágoras.

Porfirio es un antecedente en la defensa de los derechos de los animales. En concreto, desarrolla un original argumento a favor de la alimentación vegetariana, basándose en las visiones de Empédocles y de los pitagóricos. En su obra Sobre la abstinencia, desarrolla una serie de argumentos a favor de los animales, desde el trasfondo de la cultura clásica. Algunas de sus argumentaciones llevan mal el paso del tiempo, pero otras, en cambio, son de enorme actualidad, dada la revitalización de la sensibilidad hacia los animales y sobre qué status moral y jurídico deberían tener.

Se puede leer en el tratado Sobre la abstinencia, “la alimentación a base de seres animados no contribuye a la templanza, a la frugalidad, ni a la piedad, que especialmente colaboran a la consecución de una vida contemplativa sino más bien todo lo contrario” (Sobre la abstinencia, III, 1). Y, también, “…la abstinencia de los seres animados (…), no está recomendada sin más a todo el mundo, sino a los filósofos y, entre estos, especialmente a los que cifraron su felicidad en la divinidad y en su imitación” (Sobre la abstinencia, II,3).

Se dan los principios implícitos en estas afirmaciones: a) El tipo de alimentación tiene consecuencias en rasgos del carácter o en cómo llevar a cabo una vida contemplativa; b) Quien busca la excelencia en la vida contemplativa –filósofos, próximos a la divinidad,…- debe abstenerse de la alimentación basada en seres animados.

Sobre el primer punto, es un tema interesante analizar cómo diferentes religiones tienen algunas normas particulares sobre alimentación –algunas reglas durante el Ramadán musulmán o la Cuaresma cristiana podrían ser un ejemplo-. Aunque la idea de que “somos lo que comemos” se ha convertido en algo tópico bajo la forma de innumerables dietas que prometen resultados en cuerpos y almas.

Sobre el segundo punto, podría ser una consecuencia de la visión neoplatónica y la especial relación entre la Teoría de las Ideas y el mundo sensible. Los filósofos que tienen una especial vinculación con el Mundo de las Ideas, deberían limitar su alimentación de alguna forma. En el mundo de la espiritualidad eso se ha ido desarrollado como manifestación de ciertas formas de ascetismo.

En otro pasaje, Porfirio afirma “… no solo se contempla totalmente la razón en todos los animales, sino que en muchos de ellos se da con una base sólida para aspirar a la perfección” (Sobre la abstinencia, III, 2, 4). Y, también, “algunos animales también quizá no hablan por falta de instrucción o bien por verse impedidos por sus órganos de fonación” (Sobre la abstinencia, III, 4, 6).

Aquí cabe hacer una precisión desde el enfoque de Kant. Este autor ilustrado tiene una visión que considera que lo característico de los seres humanos es la racionalidad y la capacidad de ejercer su autonomía. Esta cualidad significa que los individuos de la especie humana puede tomar decisiones por sí mismos y son conscientes de esta capacidad de elección. De esta forma, lo característicamente humano es la libertad y su ejercicio. Este enfoque kantiano niega que resto de animales sean libres, racionales o autónomos.

El enfoque aristotélico, en cambio, considera que la característica relevante es la capacidad de sufrimiento. En ese sentido, existiría un vínculo más estrecho entre todos los animales y la diferencia entre ellos sería de grado. Quizá podríamos plantearnos, si los animales, utilizan símbolos, si tienen cultura, si tienen ciencia, si tienen filosofía, si tienen espiritualidad o bien, viven según su instinto conforme a la naturaleza.

Más adelante, Porfirio sostiene: “¿quién ignora que, en su estado gregario, observan mutuamente un sentido de la justicia? Entre las hormigas, las abejas y sus semejantes, cada uno de sus miembros lo respetan. ¿Quién no ha oído hablar de la fidelidad, para con su pareja, de las palomas torcaces, que, si son víctimas de un adulterio, matan al adúltero, si los sorprenden, o de la justicia de las cigüeñas para con sus padres?” (Sobre la abstinencia, III, 11).

Cabe entonces plantearse si los animales tienen propiamente justicia o valores morales o es una forma metafórica de hablar. La visión tradicional considera que si no pueden ejercer la libertad o tomar decisiones autónomamente, no están en el ámbito de la moralidad. Recientes estudios como los del primatólogo Frans de Waal, en su obra El mono que llevamos dentro, ha mostrado como aquellas características que comúnmente asociamos con la humanidad y los valores morales como la empatía –ponerse en el lugar del otro- están presentes en las especies de primates que observa. Una vez más el debate podría establecerse en explicaciones en términos genéticos/biológicos o en términos culturales/morales, que es un debate de fondo en la actualidad para comprender a los humanos en las Ciencias Sociales.

Al final del tratado, Porfirio añade la siguiente reflexión:“… parecen desconocer la índole propia de la justicia quienes pensaron derivarla del parentesco con los hombres, esa sería, en efecto, una especie de filantropía, mientras que la justicia consiste en la abstención y salvaguarda de daño de cualquier ser inocente. Y de este modo se entiende lo justo, no de otra manera. De modo que la justicia, que se fundamenta en la ausencia de daño, debe hacerse extensiva también a los animales” (Sobre la abstinencia, III, 26, 9-10).

Este es un antecedente de las reivindicaciones a favor de los animales en términos de justicia. En términos más actuales, cuando se habla de daño se alude al principio que explicó Stuart Mill en su ensayo Sobre la libertad donde afirma que está justificado que el Estado intervenga cuando se produce daño a terceros. La novedad que añade Porfirio en su ensayo es que su visión de justicia implica que la noción de terceros también incluye a los animales.

La sensibilidad sobre los diversos temas que tienen que ver con los animales se ha fortalecido en los últimos tiempos. Es claro que tenemos deberes hacia el resto de los animales, pero no es justificable decir que éstos sean agentes morales, titulares de derechos o sean ciudadanos. Aunque sobre esto se debate actualmente en Filosofía moral, como ya hacía Porfirio en el siglo III.

 

Plotino, encontrar la felicidad

El Ideal platónico unía belleza y bondad. Lo cual parece discutible

 

Plotino fue un filósofo que nació en Egipto en el siglo III d. C., fue educado en la cultura griega y vivió bajo el Imperio romano. Su tiempo se ve como la crisis de una época -el mundo clásico- y el surgimiento de una nueva, la Edad Media. Su visión es la más representativa del neoplatonismo y anticipa temas y enfoques que tendrán su relevancia en la Filosofía medieval.

Su obra más importante se titula Enéadas y ocupa 1500 páginas escritas, entre 253-269 d. C., en griego antiguo y que se conservan en su integridad. Tiene un estilo denso, donde demuestra ilusión por las fuentes, la gran mayoría autores clásicos, en especial los Diálogos de Platón. Sin embargo, algunas fuentes destacan el orientalismo de algunas de sus ideas más originales. Es de destacar que su visión parte de una religión monoteísta helenística, antes de que el cristianismo fuera religión oficial del Imperio. Se le ha definido como idealista y místico. Sobre esta última característica, Brehier destaca que “es una relación inmediata sin el intermediario de un salvador o de una comunidad física; es en absoluta soledad con él, por la potencia de su propia meditación, que el filósofo entra en contacto con lo Uno” Emile Brehier, La filosofía del Plotino.

El tratado titulado “sobre la felicidad”, se inicia por Plotino con estas palabras: “si identificamos el ser feliz con el buen vivir, ¿haremos con ello partícipes de ambas cosas aun a los demás animales?” (Enéadas, I, 4,1).

La primera intención del autor es criticar los lugares comunes de su época sobre felicidad entendida como la “buena vida” en el sentido de sentirse a gusto o cumplimento de función propia,  o consecución del fin natural, o vida de placer, o  alcanzar la imperturbabilidad o vivir conforme a la naturaleza. Tiene unas líneas interesantes sobre que alguna de estas perspectivas del buen vivir no nos separan de los otros animales e, incluso, las plantas. Así es si se concibe que un cuerpo debe cumplir una función o fin natural.

En este punto, Plotino aboga por la felicidad entendida como la “vida racional” ya que la vida perfecta, la vida real y verdadera, está en la naturaleza intelectiva. Ésta la tienen los seres vivos en diferentes grados.

De esta forma, afirma: “el hombre posee una vida perfecta puesto que posee no sólo la vida sensitiva, sino también el raciocinio y la inteligencia verdadera, es manifiesto aun por otras consideraciones. Pero ¿la posee como cosa distinta de él? No, ni siquiera es hombre en absoluto si no posee esta vida en potencia o en acto; y del que la posea en acto, decimos que es feliz” (Enéadas, I, 4, 4).

La vida perfecta está en potencia en todos los seres humanos y la vida perfecta está en acto en los seres humanos que son considerados felices. La visión de la felicidad plotiniana refleja una relación entre alma y cuerpo, propia de la influencia platónica. El alma –vinculada a la racionalidad- es superior al cuerpo –dominado por la animalidad- y permite vincular al individuo con el Uno. Este vínculo, en terminología de Plotino, se relaciona con la Inteligencia.

Continua argumentando Plotino que la vida feliz no se ve afectada por calamidades, desastres o dolores, ni por la pérdida o falta de consciencia, ni por ninguna cosa externa. De otra forma, nadie podría ser feliz en presencia de cosas contrarias. Es independiente de los placeres del cuerpo, de los vaivenes de la fortuna, de las afecciones y de los dones externos.

Como síntesis de su enfoque, sostiene que “porque con toda razón estima Platón que, quien aspire a ser sabio y feliz, ha de tomar el bien de allá arriba, ha de poner su mirada en él, ha de asemejarse a él y ha de vivir en conformidad con él” (Enéadas I, 4, 16).

Fiel al neoplatonismo, su noción de felicidad tiene como trasfondo la Teoría de las Ideas de Platón, donde Bien, Justicia y Belleza están intrínsecamente vinculadas en una dimensión  y se relacionan con el mundo sensible de forma explicada en el Mito de la Caverna. Así, los seres humanos solo pueden ver sombras de las verdaderas ideas y es mediante la inteligencia y el entendimiento como pueden llegar a ellas. Aquí es donde puede enmarcarse el enfoque de la felicidad según Plotino.

En el tratado sobre la belleza, este autor afirma que “la investigación de lo bello debe ir paralela a la de lo bueno; y la de lo feo, a la de lo malo. Y así, lo primero de todo hay que colocar a la Beldad, que es lo mismo que el Bien. De éste procede inmediatamente la Inteligencia en calidad de lo bello” (Enéadas, I, 6, 6).

Otra manifestación de la influencia platónica en Plotino se encuentra en su conexión entre belleza y bondad. Este aspecto puede ser bastante discutible. El Mito de la Caverna platónico se ha sustituido por el Mito de la Televisión. Las sombras que reflejaban las Ideas a los hombres ahora son las imágenes televisivas, que llegan a cada hogar. Y la conclusión es que la mentalidad actual delibera y forma opinión, mediante los medios de comunicación y cada medio tiene su lenguaje y mecanismos, que no siempre se conocen. Si los políticos parecen galanes de cine, no es porque Plotino lleve razón en que belleza y bondad están unidas indefectiblemente. Es,  más bien, porque el lenguaje televisivo impone sus reglas y apela a las emociones del espectador. Pero se podría ver influencia platónica si detrás del juicio estético –favorable- se implica necesariamente un juicio ético –favorable-. Pero se trata de cosas distintas.

Sobre juicios éticos, es interesante porque Plotino explica cuáles han de ser las virtudes cívicas – en su visión, son las que controla las pasiones y los apetitos-: la sabiduría, en la parte racional, la valentía en la irascible, la morigeración –o templanza-, consistente en una cierta concordia y armonía de la parte apetitiva con la racional, y la justicia, consistente en el común “desempeño de la función propia” de cada una de estas partes “respecto a mandar y ser mandado” (Enéadas, I, 2,1).

La descripción de estas cuatro virtudes cardinales se inspira en la República de Platón (428a-434c y 441c-445e). ¿Y si juzgáramos a los políticos por si desarrollan disposiciones y actitudes que les lleven a practicar la sabiduría, la valentía, la templanza y la justicia?

Epícteto, define la persona que quieres ser

Epícteto recuerda que el carácter importa más que la reputación
Epícteto recuerda que el carácter importa más que la reputación

 

Epícteto fue un filósofo estoico que vivió entre 50 d.C. y 125 d.C. En Roma fue esclavo durante años aunque escuchó lecciones de un filósofo estoico. Una vez emancipado, se dedicó a la filosofía, en especial a la moral. A partir de sus enseñanzas , su discípulo Flavio Arriano elaboró las Disertaciones, conjunto de lecciones, y el Enquiridión, traducido como Manual o Manual de vida.

Se recogerán algunas máximas del Manual de vida de Epícteto según versión de Sharon Lebell, que en sí mismo es un libro bellísimo y muy recomendable, y se comentarán según la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

Ocúpate de tu propios asuntos

El filosofo estoico tenía como una de sus ideas centrales el alcance de la eudaimonia, que se podría traducir por felicidad o bienestar. Existen personas que sienten “tristeza o pesar del bien ajeno”, son envidiosas. Lejos de ser una virtud, esto les comporta toda suerte de sufrimientos y, en última instancia, la imposibilidad de ser felices. Por eso, es tan estoico, lo que ocuparse de los propios asuntos, que debe combinarse adecuadamente con un profundo sentido de la amistad.

Los acontecimientos no nos hacen daño, pero nuestra visión de los mismos nos lo pueden hacer

Cuando a Serrat le diagnosticaron una grave enfermedad, dijo algo parecido:” lo importante no es lo que nos pasa, sino cómo lo afrontamos”. Es una frase que comporta una sabia verdad. Los mismos hechos pueden interpretarse de forma distinta, dependiendo del enfoque vital de cada uno. En este sentido, es relevante extraer una visión positiva de lo que nos ocurre, evitar la tendencia al derrotismo. Ser libre también significa saber hacer frente a las circunstancias que nos ha tocado vivir con la mejor disposición, con el mejor enfoque a nuestro alcance.

Crea tu propio mérito

 El mejor consejo profesional es buscar convertirse en un especialista, en un experto. Pero quizá ir más allá, asociar tu marca personal a determinadas cualidades o virtudes profesionales. Se trataría de ofrecer especialización de calidad, que proviene de una formación continua y una experiencia relevante.

La felicidad sólo puede hallarse en el interior

 Esto puede parecer un tópico, pero es un elemento central de la filosofía estoica. Las riquezas y cosas materiales son posesiones, pueden quizá alimentar la pasiones, pero la verdadera felicidad es un estado interior de bienestar. Una de las diferencias más relevantes entre las personas, no es por su dinero, sino más bien por su cultura. Esta permite la emancipación, conocer los significados y los símbolos y darse cuenta de la propia ignorancia. Cuanto más se sabe, más se da cuenta uno de lo que ignora. La cultura es el caleidoscopio que nos permite descifrar el universo, de alfa a omega

Querer agradar a los demás es una trampa peligrosa

 Hay quienes para mantener una buena relación personal realizan muchas concesiones. Suelen valorar más mantener la relación con esa persona que acceder a sus peticiones. Es una cierta forma de explotación por los demás. Otras personas condicionan una vida a la opinión de los demás. Actúan pendientes de qué dirán, posponiendo sus planes y sus verdaderos criterios. Tienen un vida de fachada. La cuestión es si llegan al bienestar interior que es la felicidad.

El carácter importa más que la reputación

 Los hábitos y disposiciones morales, repetidos día a día, conforman la virtudes, que con el paso el tiempo forjan un carácter. Una de las más poderosa herramientas a nuestro alcance es la voluntad y hay que saber ejercitarla. Los buenos hábitos pueden servir para marcar el camino a seguir y la fuerza de voluntad es puesta a prueba cuando ésta se debilita. La confianza en uno mismo debería surgir en saber afirmar las propias virtudes, como producto de un ejercicio continuado de fuerza de voluntad. Este sustrato del carácter es especialmente valioso en situaciones de crisis. Es el bagaje personal, el aprendizaje sobre tus propias fortalezas y limitaciones.

Define claramente la persona que quieres ser

 Nadie nos pide que hagamos un plan de vida, al menos con estos palabras. Sin embargo, es relevante definir unos objetivos vitales. Concebir una serie de metas y un conjunto de cualidades donde queremos ser asociados. Se trataría de explicitar y perseguir determinados valores, que funcionen como horizonte vital. El camino no siempre será fácil y parte de noción de libertad consiste en saber luchar contra la circunstancias adversas.

Observa prudencia y moderación

Frente a los ímpetus juveniles y la tendencia al exceso o a la improvisación, cabe reivindicar ser prudente en la toma de decisiones. Esto significa conseguir la mayor información relevante sobre un tema (cómo es la oferta de la competencia, cuál es la mejor alternativa, cual es el pasado de la otra parte…).

La invitación a la moderación sigue la ley del término medio del Aristóteles: existe virtud entre dos vicios, uno por exceso, otro por defecto. Con los años, se aprende a valorar la moderación.

Empieza a vivir tus ideales

El día a día es el campo de pruebas para vivir bien, el objetivo de la ética. La felicidad puede ser el objetivo, pero quizá el camino lleve a cultivar virtudes, forjar un carácter, definir un plan de vida…ser persona.

Cínicos, el escándalo como técnica

Los cínicos vivían conforme a sus ideas y reivindicaban su identidad canina.
Los cínicos vivían conforme a sus ideas y reivindicaban su identidad canina.

 

El diccionario de la Real Academia define cinismo como “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables” en una primera acepción. El segundo significado se refiere a “impudencia, obscenidad descarada”. En la época helenística hubo una escuela llamada de los cínicos, a la que pertenecieron Antístenes y Diógenes de Sínope.

Los cínicos tenían cierta inspiración socrática, algunos los describen con la imagen de un Sócrates furioso. A continuación se explicarán algunas de sus características con ayuda de la obra María Daraki, El mundo helenístico: cínicos, estoicos, epicúreos.

Frente a lo que pudiera parecer los cínicos consideraban que su enfoque era “el camino más corto hacia la virtud”. Plutarco consideraba que los cínicos buscaban “asilvestrar la vida”. Así lo que resaltaba es la voluntad de transgresión y el espíritu “contestatario” de los cínicos. Su enfoque es práctico, experimental y contracultural.

La mayoría de estos filósofos cínicos eran extranjeros, por eso algunos hablan de la hora de los metecos. Construían una “filosofía para desarraigados”. Sus acciones y enseñanzas daban para multitud de anécdotas. Los cínicos no desaprovechaban ninguna oportunidad de reivindicar su identidad canina. Se consideraban “perros” y vivían como tales. La palabra “cínico” en griego quería decir también “perro”.

Uno de sus principios era que “se es como se come” y estaban a favor de comer las cosas crudas, sin ser cocinadas. Sus actividades consistían en hacer cosas mal vistas como comer en el ágora o la desnudez pública. Como ejemplo, Diógenes se masturbaba en público. También sobre los ritos funerarios, Diógenes pedía que “se dejara su cuerpo sin sepultura para que los perros pudieran coger un pedazo.”

El objetivo declarado de los cínicos es que “seamos entonces, realmente, como los animales y como las razas de la edad de oro.” Ellos predicaban la autodisciplina. También hacían apología del incesto y canibalismo entre otras prácticas. Su mensaje es radical que se podría resumir en el lema: “la libertad es lo que hace al hombre”. A pesar de su carácter escandaloso, a los cínicos se les contaba entre los sabios.

A continuación, comentaremos algunas afirmaciones sobre los cínicos desde las perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

“Si el individuo debe ser autosuficiente en las definiciones que se quiere dar de él, lo mismo ocurre en la moral, en la cual Antístenes predica el desapego completo, la independencia total con respecto a las cosas, los hombres y la opinión” (Parain, Historia de la Filosofía)

El filósofo cínico es libre porque es independiente. Es conocida la anécdota de Diógenes con Alejandro Magno, cuando éste le dijo que le pidiera un deseo y Diógenes contestó que se apartara que no le dejaba ver el Sol. Después Alejandro dijo: “Si no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes”.

Cabe aprender una lección de esta visión cínica. Si estos filósofos buscaban la trasgresión con la práctica de escándalo, cabe plantear una sombra de duda sobre la artificialidad de ciertos convencionalismos. Naturalmente el discurso y las acciones de los cínicos se sitúan en el extremo y como hacía el tábano de Sócrates nos ayudan a pensar.

Existen personas que viven sus vidas pendientes de qué dirán, de las opiniones de los demás. Quizá hubiera sido distintas sus vidas si los otros no se inmiscuyeran en sus acciones. A todos nos importa que los demás tengan un buen concepto de nosotros, pero caerle bien a todo el mundo es imposible. En ocasiones, se debe tener personalidad para llevar un determinado plan de vida adelante. En esto que es importante estar bien con uno mismo y sus valores y poder ser independiente de las opiniones de los demás.

Siempre es de agradecer un buen consejo y suelen darlos los buenos amigos. Pero estos no suelen ser los que vierten opiniones insidiosas. La lección de los cínicos es cultivar el espíritu para ser autosuficiente y depender lo mínimo de las cosas y las opiniones.

“El renunciamiento hace del sabio su propio dueño, nada le puede conmover porque el imperio que ejerce sobre sí mismo es total; la imaginación no posee ningún dominio sobre él, puede soportarlo todo y sabe vivir en sociedad consigo mismo” (Parain, Historia de la Filosofía).

Los cínicos, pese a lo excéntrico de su comportamiento, eran considerados sabios. La clave es que vivían de acuerdo con sus ideas y tenían un gran dominio sobre sí mismos.

Diógenes se dio a sí mismo un programa preciso: “me esfuerzo de hacer en la vida lo contrario de todo el mundo” (Parain, Historia de la Filosofía).

En un célebre ensayo titulado Apocalípticos e integrados, Umberto Eco distinguía entre dos tipos de intelectuales según su visión optimista o pesimista sobre la sociedad de masas. Los integrados defenderían el status quo y los apocalípticos se situarían a los márgenes y harían críticas radicales. Por tanto, se puede concluir que los cínicos era los apocalípticos de la época helenística. En efecto, buscaban una crítica a partir de la transgresión y hacían pensar con un comportamiento extravagante, pero coherente con sus ideas.

Estos filósofos cínicos de la época helenística ayudan a replantear y reafirmar los propios valores. Y bien poco tienen que ver con el significado actual de cinismo, más cercando al fingimiento, la doblez y la hipocresía. Quizá estas virtudes permitan la convivencia en sociedad, pero puede ser que nos encontremos, en alguna ocasión, con algún tábano con una pregunta socrática.

 

Estoicos, armonía con el cosmos

Los estoicos buscaban conectar els cosmos con el individuo.
Los estoicos buscaban conectar el cosmos con el individuo.

 

Con ciertas influencias en los cínicos y Sócrates, surge la escuela estoica en la etapa de la filosofía helenística. Su relevancia lleva a que importantes pensadores de la época de esplendor de Roma se consideren estoicos, como Séneca o Marco Aurelio. En sus estudios, los estoicos desarrollaron una lógica propia -distinta de la aristotélica- y tenían sus propias ideas sobre la física. La herencia estoica más fructífera se podría considerar está en campo de sus nociones éticas. A continuación se expondrán alguna de estas ideas, con comentarios desde la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

La ley del cosmos como logos

“La idea básica de la moral estoica estriba en tratar de hacernos tan ordenados, autónomos e uniformes como el universo mismo, del que formamos parte, en tratar de hacernos sabios, conociendo y aceptando en todos sus detalles la ley cósmica, que es nuestra propia ley.” (Mosterín, Helenismo)

La filosofía estoica parte de considerar que el universo esta ordenado, en forma de cosmos. Este orden cósmico tiene sus propias leyes, de lo que se deduce un logos. La máxima fundamental del estoicismo consiste en hacer coincidir en el individuo los elementos de este logos, de esta ley cósmica.

Una de la aplicaciones de esta visión estoica trata de situaciones donde se debe aceptar el destino. En determinadas ocasiones, las circunstancias no son favorables y de la interpretación de éstas puede surgir la respuesta más idónea o, en cambio, la invitación a un pozo sin fondo. El mensaje estoico busca concebir tus coordenadas personales dentro de un plan más amplio, dentro de un logos que se ha de desarrollar. Por ejemplo, cuando fallece un ser querido es una situación muy dolorosa donde podría ayudar situarnos en términos de la ley cósmica. Pensar en las grandes dimensiones de nuestra existencia. E intentar conciliar, con el tiempo, al individuo y al cosmos, como en armonía.

Frente a situaciones poco favorables, cabe dos posibilidades: hundirse –dejar que la circunstancias hagan por ti- o luchar –afrontar decididamente aquello que se nos opone-. La clave entre que diferencia ambas posiciones suele ser una cuestión de interpretación y de actitud. Interpretamos el mundo y actuamos en correspondencia. Dependiendo como interpretemos el cosmos, así será el logos que rija nuestra vida. En este contexto, cabe comprender que parte del ejercicio efectivo de la libertad consiste en hacer frente a las circunstancias adversas. El éxito, en este caso, no es tanto el resultado final, sino el hecho de actuar siempre de acuerdo el propio logos.

Actuar acorde con la naturaleza

“Los estoicos aceptan como primer impulso, el de autoconservación. Todo ser vivo tiende primeramente a la conservación de su propia realidad. En segundo término tiende a aceptar las cosas acorde la Naturaleza y rechazar las contrarias.” (García Gual, Filosofía helenística)

Una de las metas de la filosofía estoica es vivir de acuerdo con la naturaleza, evitando las pasiones, que apartan a los individuos de la virtud y la razón. Se produce una oposición entre razón y pasiones. Decían los estoicos: “el sabio es libre, pues tiene dominio de sí”. Haciendo un análisis introspectivo, podríamos plantearnos: ¿Qué tiene dominio realmente sobre nuestra voluntad? La respuesta podría ser muy variada, depende de varios factores. El consejo estoico es no dejarse llevar por la pasiones, cultivar la virtud y buscar la razón. Un concepto que manejan los estoicos es el de autosuficiencia, como vivir de acuerdo con la naturaleza.

Camino de la felicidad con buen ánimo y hacia la paz espiritual

“Si vivimos de acuerdo con el providente y necesario orden cósmico, nos haremos ordenados, autónomos y uniformes como el cosmos mismo, con lo cual obtendremos la apátehia (imperturbabilidad, impasibilidad, paz espiritual), la euthymia (buen ánimo, alegría serena) y eudaimonia (felicidad)” (Mosterín, Helenismo)

La metas de la ética para los estoicos unen la felicidad con la imperturbabilidad, con la alegría serena. Esta visión busca alejarse de las pasiones y tiene cautela por las emociones. Los estoicos no quieren implicarse emocionalmente ya que esto perturbaría su paz espiritual, su noción de felicidad. Como afirma García Gual “el estoico esta dispuesto ayudar al prójimo, pero a no sufrir por él.”

Ciudadanos del mundo

“El sabio estoico debe promover una cosmópolis que sea como fiel reflejo social del orden perfecto y natural de reina en el cosmos. El estoico se siente ciudadano del mundo, cosmopolita.” (Mosterín, Helenismo)

El término cosmopolita proviene de la filosofía estoica. Fueron los primeros ciudadanos del mundo. Su visión partía de considerar que las lealtades locales tenían mucho peso y enfatizaban la importancia de que la lealtad moral más importante debía ser al conjunto de la Humanidad. A cualquier lugar que viajaban desarrollaban un sentido de pertenencia porque consideraban que les unían muchas cosas con quienes vivían allí y, a la vez, con el resto del mundo.

Una frase que reflejaban sus ideas al respecto es “nada de lo humano me es ajeno”. Aquí se refleja el fuerte igualitarismo estoico, inusual en esa época. No había diferencias entre hombres y mujeres, amos y esclavos. Otra interpretación de esta frase es una cierta sabia compresión hacia las debilidades humanas. Supone poder identificarse con el género humano y con sus diversas y variadas manifestaciones.

El mundo no emite pasaportes, ni tiene un identidad única, quizá el mensaje cosmopolita pueda mejor ser entendido como una virtud moral. La virtud cosmopolita implica que una identidad es más legítima dependiendo de los términos de inclusión de su alteridad. En segundo lugar, la virtud cosmopolita significar replantear los lazos de solidaridad humana. En tiempos de globalización, ser solidarios con los Otros, además de con los nuestros. Más allá de las fronteras, encontramos seres humanos como nosotros.

Epicuro, en busca de la serenidad

Para Epicuro, la felicidad consiste en la ausencia de dolor.
Para Epicuro, la felicidad consiste en la ausencia de dolor.

 

En la filosofía helenística se distinguen las escuelas de los epicúreos, los estoicos y los cínicos. Epicuro de Samos fue un filósofo griego del siglo IV a C que desarrolla una visión atomista de la naturaleza, pero son especialmente influyentes sus nociones éticas sobre el papel de los deseos para llegar al estado ideal de ataraxia. La Real Academia define este estado como “imperturbabilidad, serenidad”. Estas ideas originaron una escuela de pensamiento conocida como epicureísmo. Es relevante que las preocupaciones de la época helenística se trasladen a la ética o al saber vivir.

A continuación se comentarán algunas máximas de Epicuro desde la perspectiva Estrategia Minerva Blog.

El placer como ausencia de dolor

“El límite máximo de la intensidad del gozo es la supresión de todo dolor. En donde hay gozo no hay, durante el tiempo que esté, dolor ni sufrimiento ni ambas cosas a la vez.”

El placer, según Epicuro, consiste en la ausencia de dolor. Para llegar a esa conclusión parte de una elaborada teoría de los deseos y afirma que el camino hacia la felicidad es perseguir el placer, como ausencia de dolor. Es una apelación a la sobriedad, a la moderación frente a los excesos y desenfrenos. Es una invitación a intentar ser autosuficiente, una vez las necesidades básicas están cubiertas.

Evita aquello que te produzca dolor y sufrimiento y elige sabiamente los placeres que han de ocupar tu vida. Busca la serenidad dentro de ti. La vida del sabio es un camino a la ataraxia. Algunos consideran que estas visiones tienen conexión con el taoísmo, una filosofía oriental que predica la armonía con la naturaleza.

Aversión al riesgo

“Ningún gozo es malo en sí mismo, pero los actos causantes de determinados gozos conlleva muchos más dolores que gozos.”

La forma de tomar decisiones, según el epicureísmo, tiene que tener en cuenta las consecuencias dolorosas de nuestras acciones en el corto y largo plazo. Es una peculiar interpretación del hedonismo, que busca evitar el dolor. El sabio es capaz de elegir bien entre los placeres -que no comporten dolor- y, a la vez, tiene capacidad de soportar los dolores inevitables.

En una terminología más actual el enfoque epicúreo tiene aversión al riesgo. Si algo puede comportar consecuencias dolorosas, aunque también suponga placenteras, debe ser evitado. Es una estrategia que busca un objetivo sin arriesgarse, en temor de las posibles consecuencias.

Teoría epicúrea de los deseos

“En efecto, la gente es infeliz o por miedo o por apetencia infinita y vana. Si la gente refrena esos impulsos está en disposición de conseguir para sí el bendito raciocinio.”

Epicuro distingue tres tipos de deseos: Los deseos naturales y necesarios, son aquellos encaminados a asegurar la supervivencia. Los deseos naturales e innecesarios serían los grandes manjares o los deseos sexuales. Finalmente los derechos innaturales e innecesarios buscarían la gloria, el honor y el triunfo.

En palabras de Mosterín, “lo importante para el sabio es no depender de los deseos innecesarios, no verse importunado por ellos, pues un cálculo prudente le mostrará que no es de sus satisfacción de lo que depende la felicidad, sino de la ausencia de dolor y preocupación La felicidad se encuentra en la vida sencilla, retirada y sosegada” (Mosterín, Helenismo).

Cabe recordar algo que los clásicos negaban y es el fenómeno de la debilidad de la voluntad o akrasia. Alguien sabe que algo es perjudicial y lo hace. Sócrates, en su intelectualismo, consideraba no se daban estas situaciones y nadie haría algo que sabía que le perjudicaba. De nuestra experiencia más actual, cabe destacar que frente a la debilidad de la voluntad están justificadas las medidas paternalistas.

Analizando el coste de oportunidad

“Ante cualquier deseo debemos formularnos la siguiente cuestión: ¿qué me sucederá si se cumple el objeto de mi deseo, y qué si no se cumple?”

En esta máxima, Epicuro se plantea lo que, en términos económicos, se conoce como coste de oportunidad. Si optamos por cumplir el deseo, debemos conocer cual es la alternativa de no seguir. Esto permitirá valorar los diferentes cursos de acción y tomar una mejor elección. Si el coste de oportunidad es muy bueno habrá menos posibilidades de que se cumpla el deseo.

Otra reflexión más general es que, según el epicureísmo, excepto aquello necesario para la supervivencia, no es recomendable depender de los deseos. Es mejor ser autosuficiente, llegar a la ataraxia.

El tesoro de la amistad

“De todos los medios de los que se arma la sabiduría para alcanzar la dicha en la vida el más importante con mucho es el tesoro de la amistad.”

Otro elemento central para Epicuro es la importancia de la amistad. Debería basarse en relaciones de ayuda mutua. Compartir con los amigos es uno de los secretos de la vida. En este contexto, la lealtad permite afrontar el futuro con una buena sonrisa.

Aristóteles, vida buena del animal político

En "animal político" de Aristóteles puede tener diversas lecturas desde la actualidad.
El “animal político” de Aristóteles puede tener diversas lecturas desde la actualidad.

 

Aristóteles escribió sobre diversas disciplinas en las que posteriormente ha tenido una especial influencia. En este sentido, escribió una obra titulada Política, que es uno de los primeros tratados en el ámbito de la Ciencia política. Su enfoque tiende a ser descriptivo, buscando explicar por qué determinadas instituciones perduran o por qué se da la estabilidad de determinados regímenes de gobierno y otros, no. Alguna de las ideas reflejadas en esas páginas han tenido una gran fortuna, hasta convertirse en un lugar común al hablar de política. Otras de sus ideas siguen provocando controversia y han de contextualizarse en las coordenadas de su época. Veamos y comentemos alguna de estas ideas, desde la perspectiva de Estrategia Minerva:

El hombre como animal político

Al inicio de la obra Política, Aristóteles escribe “la razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra.” Política, 1253 a 10-25

Quizá la parte más famosa de este tratado es cuando Aristóteles afirma que el hombre es un animal político. En aquella, época podía significar que el hombre era un animal de la Polis –Ciudad-Estado-. Pero el sentido profundo de la frase tiene que ver con la idea que los seres humanos solo desarrollan completamente sus potencialidades y habilidades en sociedad. Somos animales sociales por naturaleza. Y, más allá, de los animales gregarios, los seres humanos han desarrollado sofisticadas formas de comunicación. El lenguaje nos remite ineludiblemente a una dimensión colectiva. La posibilidad de otorgar fehacientemente significado a los símbolos proviene de una pertenencia identitaria.

Estas constataciones podrían parecer algo poco discutible, si no fuera porque existen otros enfoques que se le oponen. En especial, la visión del “hombre es un lobo para el hombre”, que sostuvo Thomas Hobbes en el Leviatán. Esta contraposición entre los enfoques optimista y pesimista sobre la naturaleza humana es un clásico de las Ciencias Sociales y supone elementos que componen diversas ideologías.

Una visión actual del hombre político de Aristóteles sería una invitación a ejercer como ciudadanos de forma activa y responsable. Supondría afirmar que los seres humanos tienen una ineludible dimensión política, que va más allá de votar cada 4 años, y que es necesario vehicularla con mecanismos participativos y deliberativos. Supondría que los ciudadanos deberían desarrollar virtudes cívicas y compromiso social para participar políticamente y fortalecer, de esta forma, las sociedades democráticas.

La ciudad como vida buena

En la obra Política, Aristóteles afirma “todo es obra de la amistad, pues al elección de la vida en común supone la amistad. El fin de la ciudad es, pues, el vivir bien y esas cosas son para ese fin. Una ciudad es la comunidad de familias y aldeas para una vida perfecta y autosuficiente y ésta es, según decimos, la vida feliz y buena.” Política, 1280 b 13

En la época clásica, la ciudad era una comunidad. Los seres humanos desarrollaban un papel en los diversos ámbitos de la vida con una continuidad, donde no se daba la moderna separación entre lo público y lo privado. De esta forma, la palabra “persona” tiene su origen en las máscaras del teatro griego. La “vida buena” de la que se habla en Política supone adhesión a valores densos o a creencias profundas como objetivo del Estado.

Las bases del Contrato Social suponen separar las esferas de lo público –la búsqueda la justicia- de lo privado –donde seguir las creencias que cada cual-. Esto supone las coordenadas de la convivencia en sociedades pluralistas. Desde esta perspectiva, no es función de Estado imponer virtudes privadas y, más bien, debería ser neutral sobre las diversas creencias, dentro del pluralismo razonableRawls– que tengan sus ciudadanos.

El mejor gobierno es el de la clase media

Aristóteles sostiene “es evidente, por tanto, que la comunidad política mejor es la constituida por la clase media, y que es posible que sean bien gobernadas esas ciudades en las que el elemento intermedio es numeroso y más fuerte que los otros dos.” Política, 1295 b 10

El estudio que se realiza en Política lleva a analizar la ventajas e inconvenientes de la oligarquía, de la democracia, de la monarquía…Aristóteles es algo ambiguo sobre sus preferencias, aunque en un momento se decanta por el gobierno de la clase media como la mejor solución. Podría quizá vincularse a su tendencia a la moderación o a su visión que la virtud se encuentra en el término medio.

Esta idea de un autor clásico puede tener una lectura actual. Trataría de la conexión entre la homogeneidad de las condiciones sociales y económicas como variables explicativas de la estabilidad de los sistemas democráticos. Las graves desigualdades entre ciudadanos supondrían, dice Aristóteles, un serio peligro de sediciones y cambio de régimen.

El enfoque de los demagogos

En la obra Política, Aristóteles afirma “las democracias se alteran sobre todo por la insolencia de los demagogos, pues unas veces, en el aspecto privado, denunciando falsamente a los que tienen riquezas, los incitan a aliarse (pues un miedo común une incluso a los mayores enemigos) y otras veces, en el aspecto público, arrastrando a la masa.” Política, 1304 b

Según la Real Academia, la demagogia es la “degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”. En la época clásica, el pueblo no estaba instruido y era fácilmente manipulable. Es necesario promover la educación de los ciudadanos, que en sus inicios era tarea de los sofistas y los filósofos, para conseguir una democracia sólida. El análisis crítico, el debate y la reflexión pública deben ser elementos al alcance de los ciudadanos para poder desarrollar sus opiniones de forma libre e informada. El peligro de la demagogia ha existido siempre con la democracia. Sería deseable que, en estas actuales democracias televisivas –videocracia, Sartori-, se desarrollara el análisis crítico para afianzar una democracia de calidad.

Platón, Filosofía para el gobierno

Alfonso X el Sabio es un ejemplo de rey filósofo.
Alfonso X el Sabio es un ejemplo de rey filósofo.

 

Las ideas políticas de Platón ha tenido una particular influencia a través de los siglos. También han sido duramente criticadas. Por ejemplo, en la conocida crítica de Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos donde sostiene Platón sería un antecedente del totalitarismo. Habría otra forma de ver las ideas políticas de Platón con una extensión consecuente de sus visiones sobre la educación o sobre el alma humana.

Podemos aprender de cómo Platón concebía la vida pública. A continuación, se comentarán algunos aspectos de las ideas políticas platónicas, reflejadas en el diálogo República, con comentarios según la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

Tres partes del almas para tres tipo de hombres

En un pasaje del mencionado diálogo, aparece la siguiente pregunta “¿No es por ese motivo por lo que decimos que los tres principales géneros de hombre son el filósofo, el ambicioso y el amante del lucro?” República, 581 c

Según las pasiones del alma habrían tres tipos de hombre: los filósofos, los guardianes y los artesanos o comerciantes. El primero tendría pasión por las ideas, el segundo, por el poder, el tercero, por el dinero. La educación de los tres grupos debería ser diferente ya que sus funciones en la sociedad serían diversas.

Actualmente está división de funciones se da en el mundo de la empresa o en la Administración pública: quien toma las decisiones no se generalmente quien ha de aplicarlas y, en sectores particulares, se siguen lógicas que no siguen la visión de conjunto. Frente al localismo es necesario defender una visión global y la mejor forma es través de la educación y el diálogo.

Aunque es necesaria la especialización es relevante estar abierto a conocer diversas formas de pensar y otras formas de valorar. En términos platónicos, los artesanos deben conocer la Filosofía y las técnicas de los guardianes y viceversa. Es buena la interdisciplinariedad. Basar el diálogo en haber internalizado los puntos de vista del Otro, manteniendo las propias ideas.

Reyes filósofos

En un célebre pasaje de la República se afirma “a menos que los filósofos reinen en los Estados, o a los que a ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en una misma persona el poder político y la Filosofía, y que se prohíba rigurosamente que marchen separadamente por cada uno de estos dos caminos las múltiples naturalezas que actualmente hacen así, no habrá querido Glaucón, fin de los males para los Estados ni tampoco, creo, para el género humano.” República, 473 d

Esta una bella defensa de la relevancia práctica de la Filosofía. Algunos ha sintetizado esta visión con la imagen del Rey filósofo. Es una idea con inusual atractivo, pero que, sin embargo, tiene luces y sombras que requieren un análisis.

El enfoque platónico se compone de diferentes tesis, de gran calado, que están conectadas entre sí. De esta forma, la teoría del conocimiento –epistemología- se vincula con la filosofía publica. El Mito de la Caverna y la Teoría de las Ideas sobre lo Bello, lo Bueno y lo Justo tiene su correspondencia en qué aquel más cercano al conocimiento real –filósofo- deba tener mayores responsabilidades.

La reflexión sobre este enfoque podría venir de la relación entre Teoría y Práctica. La Filosofía académica, en ocasiones, aparece preocupada exclusivamente por problemas puramente teóricos si relación con el mundo práctico. En ese sentido, hemos defendido en Estrategia Minerva, una Filosofía para la práctica donde se utilice el método filosófico en la resolución de problemas prácticos.

Otra reflexión podría venir de la mano de Maquiavelo. Se podría considerar que la política tiene sus propias normas y su propia lógica y que éstas no tienen porqué coincidir con la ética o la Filosofía. Su visión se califica de realismo político. La pregunta, en este contexto, sería ¿prefiere ser gobernado por un filósofo –platónico- o por un político –maquiavélico-?

Memoria, trabajo y perseverancia

En cierto pasaje de la República se sostiene ”y hay que buscarlos también con buena memoria, perseverantes y amantes en todo sentido del trabajo ¿O de qué modo piensas que estarán dispuestos a cultivar el cuerpo y a la vez cumplir con semejante estudio y ejercicio?” República. 535 c

En una frase que se atribuye a Picasso dice algo así como que “las musas me encontrarán trabajando”. Para el éxito de los objetivos propuestos son clave el trabajo y la perseverancia. A veces, son más importantes estos elementos que a lo mejor algunas cualidades innatas. Dicho de otra forma, el ejercicio cotidiano de hábitos y disposiciones, que desarrollen nuestras capacidades, hacen más por el éxito que un golpe de última hora.

A leer la Republica de Platón se puede tener la expectativa de encontrar un tratado sobre formas políticas, sin embargo la mayoría de sus páginas tratan el tema del alma y de su educación. Una vez más, la gran política depende de la educación de los ciudadanos y sus virtudes.

El éxito de los objetivos de la Organizaciones dependen también del trabajo y la perseverancia y, más allá, de hábitos cotidianos que internalicen valores de superación, son virtudes de lo cotidiano. Estas fomentan una cultura del esfuerzo y si son compartidas, generan interesantes sinergias de grupo.

Platón tiene una gran confianza en las posibilidades de la Filosofía para la vida práctica. Sin comprometerse necesariamente con todo el enfoque platónico, se puede sostener que la Filosofía es útil y que todos somos filósofos. Depende de cada cual dar significado a su Alfa y a su Omega.

Platón, el poder de la ideas

Las ideas ocupan un lugar importante en la visión de Platón. Incluso en su teoría del amor
Las ideas ocupan un lugar importante en la visión de Platón.

 

Empecemos con la famosa frase de Whitehead que afirma que la historia de la filosofía occidental “no es más que una serie de notas de pie de página” a Platón y Aristóteles. Platón es un los filósofos más relevantes y sus diálogos plantean una serie de agudas reflexiones sobre ámbitos de la vida práctica e intelectual. Fue seguidor de Sócrates, quien aparece frecuentemente en los diálogos platónicos, y maestro de Aristóteles, quien se apartará de algunas nociones platónicas y afirmará su propio enfoque.

A continuación se analizará algunos temas de los diálogos Fedón, Banquete y Fedro donde se trata su visión sobre las ideas y sobre el amor. Se hará una aplicación a los temas de Estrategia Minerva Blog.

Aprender es reminiscencia. Aprender es haberse equivocado

En el contexto de un diálogo sobre la inmortalidad del alma, aparece la cuestión del conocimiento con esta pregunta: ”¿Acaso reconocemos también esto, que cuando un conocimiento se presenta de un cierto modo también es una reminiscencia?” Fedón 73c

La idea platónica es que aprender es recordar ya que el alma ha aprendido en una fase anterior. Es una visión interesante que se podría aplicar al ámbito de Estrategia Minerva con algunos cambios. Se aprende a través de la experiencia y especialmente con los errores. Aprender es haberse equivocado y aprender la lección. Entonces cuando uno debe decidir algo, uno recuerda qué caminos debe transitar a partir de los errores del pasado.

Las ideas existen al máximo: lo bueno, lo bello, lo justo

En el mismo diálogo, se afirma: “No tengo yo, pues, nada que me sea tan claro como eso: el que tales cosas existen al máximo: lo bello, lo bueno, y todo lo demás que tu mencionabas hace un momento. Y a mí me parece que queda suficientemente demostrado.” Fedón 77a

El mito de la caverna platónico donde el mundo de las ideas unía la belleza, la bondad y la justicia y éstas estaban a plena luz. Mientras los seres humanos estaban, en una especie de cueva, entre sombras y nieblas y les llegaban reflejos de aquellas ideas. Esta era una forma de explicar los universales y particulares.

Pensar que las ideas existen, independientemente de los individuos, y que tienen una única jerarquía de valores que da solución a todos los casos. Es un principio platónico que ha sido influyente históricamente. Sin embargo, se pueden defender otros enfoques menos idealistas o racionalistas, por ejemplo, desde una visión del pluralismo de valores que defendió Isaiah Berlin.

Personalmente la idea de unir los valores de bondad, belleza y justicia de forma jerárquica no me parece afortunada. Se podría decir que los estereotipos de la publicidad y de los medios de comunicación parecen seguir con la teoría de las ideas platónica. Aun sin saberlo.

Teoría del amor: la media naranja

En el diálogo titulado Banquete, se ofrece una teoría del amor con estas palabras “la forma de cada persona era redonda en su totalidad, con la espalda y el costado en forma de círculo. Tenía cuatro manos, mismo numero de pies que de manos y dos rostros perfectamente iguales sobre un cuello circular. Y sobre estos rostros, situados en direcciones opuestas, una sola cabeza, y además cuatro orejas, dos órganos sexuales, y todo lo demás que uno pueda imaginarse a tenor de lo dicho.” Banquete, 189e

Más adelante, se explica que Zeus dividió a estas personas redondas por la mitad y surgieron los seres humanos actuales, hombres y mujeres. El amor surgiría de la necesidad de encontrar su otra mitad con la que había estado unido. Es una forma original de explicar como se relacionan las personas y qué buscan en una relación amorosa.

La visión platónica plantea los términos desde el idealismo, pero quizá la otra mitad ideal surge a través del tiempo y la complicidad. Otra cuestión interesante es si la pasión se da entre personas más parecidas o más diferentes. Quizá no hay una respuesta definitiva a esta pregunta.

Arte y ciencia

En el diálogo Fedro, se afirma “si va con tu naturaleza la retórica serás un retórico famoso si unes a ello ciencia y ejercicio, y cuanto estas cosas te falte, irá en detrimento de tu perfección. Pero todo lo que ella es arte, no creo que se alcance por el método de Lisias y el de Trasímaco.” Fedro, 269d

Más adelante se sostiene “cuanto de grande hay en todas las artes que lo son, requiere garrulería y meteorología acerca de la naturaleza.” Fedro, 270a

La estrategia es un arte y una ciencia. Las diferentes disciplinas tienen algo de ciencia que tiene una determinadas normas, pero no es suficiente. El arte requiere de actitudes y hábitos que aseguren el éxito de la operación. Cuando en el diálogo menciona a la meteorología se refiere a una crítica que hicieron a Sócrates de que estaba en las nubes. Platón le da la vuelta y considera que conocer bien las ideas ultimas, tener unas bases sólidas y dominar el arte de la palabra –garrulería- son elementos necesarios para ser un buen retórico.

La clave es dominar técnicas y convertirse en virtuoso nos acercará al arte y la ciencia de una disciplina. La forma de aprender es con la experiencia y con los errores del pasado. Lo relevante es la práctica que se convierte en aprendizaje para el futuro. Platón desarrolla una robusta visión sobre la ideas que ha tenido particular influencia. Es el poder de la ideas.