Agustín de Hipona, contra los académicos

Agustín de Hipona escribe contra visiones de la Filosofía que llevan al escepticismo.

 

Agustín de Hipona nació en Tagaste, actual Souk Abras –Argelia-, en el 354 d. C., vivió hasta el 430 d. C. y pasó parte de su vida en Roma. Su autobiografía se encuentra en su obra Confesiones, donde explica su proceso de conversión al cristianismo. Fue profesor de retórica y había pertenecido a la secta de los maniqueos. Fue Obispo de Hipona y es Santo y Doctor de la Iglesia católica.

En su obra Contra los académicos, critica los argumentos de los académicos – de la época clásica- que llevaban al escepticismo. Está escrita en forma de diálogo y tiene como base otro diálogo -hoy desaparecido- de Cicerón llamado el  Hortensio, que es una invitación abierta a la Filosofía y que cambió para siempre la vida de Agustín de Hipona.

En uno de los momentos iniciales de la conversación los participantes se plantean qué es el error. Y, entonces, uno de ellos afirma que “yo creo que el que yerra no vive según la razón, ni es dichoso totalmente. Es así que yerra el que siempre busca y nunca halla. Luego tú tienes que demostrar una de estas dos cosas: o que errando se puede ser feliz o que el que siempre investiga la verdad, sin hallarla, no yerra” (Contra los académicosI, 4, 10).

Este fragmento vincula la noción de verdad y la felicidad. ¿Se puede ser feliz sin conocer la verdad? La respuesta, según Estrategia Minerva Blog, es que todos somos filósofos y que gracias a la Filosofía –como perspectiva vital- cada uno conoce su Alfa y su Omega y se orienta moralmente. Y ese es un proceso interior para investigar la verdad y, se puede sostener, que en ese proceso interior y en esa perspectiva se encuentra ya la felicidad.

Después de hablar de diversas definiciones de sabiduría, uno de los participantes afirma “la mejor definición del camino que lleva a la verdad es la diligente investigación de la misma. El que tome este camino, será ya sabio; pero ningún sabio es desdichado y por otro lado, todo hombre o es feliz o es desgraciado; luego, el hombre feliz lo será no sólo por la invención de la verdad, sino también por su búsqueda(Contra los académicos, I, 5, 14).

En estas líneas, Agustín de Hipona aboga por la diligente investigación de la verdad que es el camino a la sabiduría y a la felicidad. Es una unión encomiable entre Teoría y Práctica, que realiza una afirmación de que ningún sabio es desdichado y esto no siempre se cumple. Pueden darse circunstancias adversas, pero el sentido de la frase es que alguien sabio sabrá hacer frente y dará el adecuado sentido a los acontecimientos. La vida es un gerundio –actividad en movimiento-, buscando diligentemente la verdad.

Desde la perspectiva escéptica, un participante del diálogo afirma: “si según sus argumentos, es probable que nada pueda percibirse y que a ninguna cosa se debe prestar asentimiento. Si logras demostrar esto, gustosamente me daré por vencido; pero si yo logro probar que es mucho más probable que el sabio puede llegar a la verdad, y que el asentimiento no siempre se debe suspender, no tendrás tu ninguna razón para no pasarte a mi lado” (Contra los académicos, II, 13, 30).

Agustín ha conectado verdad y felicidad, pero existen posiciones que sostienen que no es posible conocer los valores morales, como afirman variantes del escepticismo moral. Me refiero a visiones filosóficas con una narrativa cercana a literatura, con una retórica brillante, pero que acaban por justificar que todo valeen ética. Desde el escepticismo moral es difícil construir en ética o en Derecho. Los valores nos permiten orientarnos moral -y jurídicamente- y sirven para organizar la convivencia en común.

En otro pasaje de Contra los académicos se afirma: “-Quiero que me digas, le dije yo, la diferencia que hay entre el filósofo y el sabio.

– Entre el sabio y el aspirante a la sabiduría no hallo sino esta diferencia: las cosas que el sabio posee como hábito, el aspirante las tiene en el ardor del deseo.

-Pero en fin ¿a qué cosas te refieres? Pues para mí la diferencia es: el uno conoce la sabiduría, el otro quiere conocerla”(Contra los académicos, III, 3, 5).

Es interesante porque aquí uno de los participantes mantiene que la sabiduría es un hábito y esto está vinculado con la noción de virtudes. De esta forma, uno puede adquirir una virtud si actúa virtuosamente. Cabe mencionar que en el enfoque de las virtudes, la experiencia tiene un papel central. El consejo de alguien con más experiencia puede valer, pero siempre existe la tentación de experimentar por uno mismo. La búsqueda de la sabiduría ha entonces de ser un camino hacia la verdad y frente al error. Filosofía significa“amor por el saber”y buscaba ser un actitud vital distinta de los sofistas, que eran sabios profesionales. Filosofía consiste en preguntar para Sócrates, pero también es un actividad vital para orientarse. Es la brújula de los seres humanos.

En la parte final del diálogo, habla el propio Agustín con estas palabras: “tengo propósito de consagrar mi vida a la investigación. Y como para esta labor me impedían con bastante fuerza los argumentos de los académicos contra ellos me he fortalecido con la presente discusión. Pues nadie es dudoso que una doble fuerza nos impulsa al aprendizaje: al autoridad y la razón. Y para mí es cosa cierta que no debo apartarme de la autoridad de Cristo, pues no hallo otra más firme. En los temas que exigen arduos razonamientos –pues tal es mi condición que impacientemente estoy deseando conocer la verdad, no sólo por fe, sino por comprensión de la inteligencia- confío entre tanto hallar entre los platónicos la doctrina más conforme con nuestra revelación” (Contra los académicos, III, 20, 43).

En este pasaje se promueve lo que sería la mentalidad medieval como una síntesis entre platonismo y cristianismo. Como es conocido, los monasterios medievales guardaban pergaminos con las obras clásicas que iban transcribiendo en una laboriosa tarea. En ese proceso surgen una serie de autores que adoptan las ideas de Platón y Aristóteles y las interpretan desde una perspectiva cristiana.

En Contra los académicos, Agustín de Hipona plantea el vínculo intrínseco entre verdad y felicidad -frente a los escépticos- y que su búsqueda diligente es una actividad valiosa, que nos permite descubrir estos valores, investigando, filosofando, viviendo.

Basilio de Cesarea, exhortación a los jóvenes

Esta obra tiene un contenido pedagógico para las jóvenes generaciones

 

Basilio fue un pensador y Obispo de Cesarea en el siglo IV d. C. Tiene importantes reconocimientos en la Iglesias ortodoxa, católica y luterana. Es también conocido como Basilio el Magno. Sus obras suelen tener una temática generalmente religiosa. Es un autor que supone una síntesis de Oriente y Occidente y de la cultura clásica y el cristianismo. 

Una de sus obras se titula A los jóvenes. Cómo sacar provecho de la literatura griega . Fue escrita en el 370 d. C. Su título en latín es Oratio ad adolescentes. La intención del autor es explicar algunas ideas de literatura griega -que él consideraba pagana-en aquello que conduzca a la virtud. En sus primeras líneas, Basilio explica su intención una vez había alcanzado cierta edad, de poder con esta obra aconsejar a las nuevas generaciones. Tiene un obvio objetivo pedagógico. Este ensayo destaca por el dominio de las fuentes de la cultura clásica.

En A los jóvenes, Basilio de Cesarea afirma que “no aplaudiremos a los poetas si representan a personajes que insultan o se burlan, o son amantes carnales o están borrachos, o cuando restrinjan la felicidad a un mesa repleta o a cantos disolutos” (A los jóvenes, IV, 4).

Que los artistas muestren lo que es la vida, con su variedad, es algo normal, pero si se está educando a jóvenes para el futuro ¿cabe algún límite a la creación artística? ¿Se puede ser paternalista en cuestiones artísticas? Habitualmente se afirman ciertos límites para los menores de edad y es la responsabilidad de artista que su obra pueda ser  realmente educativa. De los temas mencionados por Basilio, la que debería ser el acicate artístico, debería ser que la felicidad no se limite a una mesa repleta. Salir de la felicidad del consumismo y hacer pensar por sí mismo.

En otro momento, Basilio afirma “en cuanto a los oradores, su habilidad para engañar no la imitaremos. Pues ni en juicios ni en otras actividades no nos conviene la mentira: que hemos elegido el camino recto y verdadero de la vida y no promover juicios está prescrito por ley.” (A los jóvenes, IV, 7).

Esta es una adhesión moral a favor del deber de decir la verdad y contra el engaño. Su vinculación con los oradores está conectado con el enfoque de los sofistas, sabios profesionales que educaban a los ciudadanos para vencer en los debates públicos. Cabe dos comentarios sobre este tema. Uno es el componente cultural del valor de decir la verdad: ya que no es lo mismo mentir en la cultura anglosajona que es considerado una grave ofensa que, en la cultura latina, que es algo bastante más relativizado. La segunda cuestión es el vínculo, desde la Grecia clásica, de la política y los trucos o engaños como muestran el caso de los demagogos, que han renacido en la forma de variados populismos.

Más adelante, en otro pasaje, se puede leer, “no, no hay cosa de la que más deba huir alguien sensato que de vivir pendiente del qué dirán y de tener en cuenta el parecer de la mayoría, y no hacer de la recta razón la guía de la vida: en consecuencia, aunque haya que contradecir a toda la humanidad, tener mala fama y correr peligros en favor del bien, no elegirá remover nada de lo que se juzgue correcto” (A los jóvenes, IX, 27)

Entre los jóvenes es especialmente importante el qué dirán y la opinión de los demás. Hay quién guía su vida basándose en apariencias y ostentar signos externos, pero con poca vivencia interior. Este consejo de Basilio se ha de entender en su conjunto: uno ha de llegar a conocer qué es lo correcto y entonces actuar en consecuencia. Y es en este segundo paso, donde no debe importar la opinión de los demás. Para saber orientarse y encontrar qué es lo bueno cabe consultar a los demás, especialmente a los más cercanos.

Llegar a saber qué es lo correcto es un proceso interior, en el que ayudan especialmente los ejemplos de otras personas.

En A los jóvenes, Basilio afirma “es que, hacer públicamente espléndidos elogios de la virtud y extenderse en largos discursos sobre ella, pero en privado valorar el placer antes que la templanza y el poseer antes que la justicia, eso yo al menos diría que es similar a lo que hacen los que interpretan obras en la escena: muchas veces se meten en el papel de reyes y príncipes, sin ser ni reyes ni príncipes, y acaso sin ser totalmente libres” (A los jóvenes, VI,4).

La hipocresía es esa capacidad de decir un cosa y actuar al contrario. A algunos políticos se les critica por incoherencias entre sus declaraciones públicas y sus acciones privadas. Basilio es incisivo en la crítica ya que se refiere a los exigentes moralistas que no practican sus palabras en acciones. Sin embargo, Elster ha defendido el poder civilizatorio de la hipocresía ya que las interacciones sociales requieren que cierto cemento que puede consistir en ocultar ciertas impresiones.

Más adelante, en este ensayo se afirma, “desde el momento en que el excesivo cuidado del cuerpo es perjudicial para el propio cuerpo y un obstáculo para el alma, cae rendido ante él y ser su esclavo es una locura evidente. En cambio, si nuestra preocupación consistiera en mirarlo con desdén, difícilmente nos entusiasmaría ninguna otra cosa humana” (los jóvenes, IX, 17).

Para los jóvenes el culto al cuerpo se ha convertido en más que una moda y especialmente para los/las que no se incluyen en los modelos estándar supone una especie de estigma. Lo que Basilio propone es considerar el cuerpo desde la moderación, tampoco ignorarlo, o desdeñarlo. Darle su papel, pero no caer en el exceso de atención.

En la parte final, se puede leer que “sería vergonzoso dejar escapar el momento presente y más tarde, antes o después, llamar entre gritos y lamentos al pasado, cuando ya de nada sirva afligirnos” (A los jóvenes, X, 7).

El mayor tesoro de los jóvenes es que tienen la vida por delante y pueden aprender del pasado. Tienen un presente donde prepararse y un futuro por explorar. Algunos consideran que la Humanidad vive un progreso moral. Quizá es una idea discutible, pero es cierto que los jóvenes pueden comprender adecuadamente el legado de generaciones inmediatamente anteriores y trazar una senda donde no repetir errores. Aunque siempre los jóvenes pueden equivocarse y entonces habrá que volver a leer a Basilio de Cesarea.

 

Plotino, encontrar la felicidad

El Ideal platónico unía belleza y bondad. Lo cual parece discutible

 

Plotino fue un filósofo que nació en Egipto en el siglo III d. C., fue educado en la cultura griega y vivió bajo el Imperio romano. Su tiempo se ve como la crisis de una época -el mundo clásico- y el surgimiento de una nueva, la Edad Media. Su visión es la más representativa del neoplatonismo y anticipa temas y enfoques que tendrán su relevancia en la Filosofía medieval.

Su obra más importante se titula Enéadas y ocupa 1500 páginas escritas, entre 253-269 d. C., en griego antiguo y que se conservan en su integridad. Tiene un estilo denso, donde demuestra ilusión por las fuentes, la gran mayoría autores clásicos, en especial los Diálogos de Platón. Sin embargo, algunas fuentes destacan el orientalismo de algunas de sus ideas más originales. Es de destacar que su visión parte de una religión monoteísta helenística, antes de que el cristianismo fuera religión oficial del Imperio. Se le ha definido como idealista y místico. Sobre esta última característica, Brehier destaca que “es una relación inmediata sin el intermediario de un salvador o de una comunidad física; es en absoluta soledad con él, por la potencia de su propia meditación, que el filósofo entra en contacto con lo Uno” Emile Brehier, La filosofía del Plotino.

El tratado titulado “sobre la felicidad”, se inicia por Plotino con estas palabras: “si identificamos el ser feliz con el buen vivir, ¿haremos con ello partícipes de ambas cosas aun a los demás animales?” (Enéadas, I, 4,1).

La primera intención del autor es criticar los lugares comunes de su época sobre felicidad entendida como la “buena vida” en el sentido de sentirse a gusto o cumplimento de función propia,  o consecución del fin natural, o vida de placer, o  alcanzar la imperturbabilidad o vivir conforme a la naturaleza. Tiene unas líneas interesantes sobre que alguna de estas perspectivas del buen vivir no nos separan de los otros animales e, incluso, las plantas. Así es si se concibe que un cuerpo debe cumplir una función o fin natural.

En este punto, Plotino aboga por la felicidad entendida como la “vida racional” ya que la vida perfecta, la vida real y verdadera, está en la naturaleza intelectiva. Ésta la tienen los seres vivos en diferentes grados.

De esta forma, afirma: “el hombre posee una vida perfecta puesto que posee no sólo la vida sensitiva, sino también el raciocinio y la inteligencia verdadera, es manifiesto aun por otras consideraciones. Pero ¿la posee como cosa distinta de él? No, ni siquiera es hombre en absoluto si no posee esta vida en potencia o en acto; y del que la posea en acto, decimos que es feliz” (Enéadas, I, 4, 4).

La vida perfecta está en potencia en todos los seres humanos y la vida perfecta está en acto en los seres humanos que son considerados felices. La visión de la felicidad plotiniana refleja una relación entre alma y cuerpo, propia de la influencia platónica. El alma –vinculada a la racionalidad- es superior al cuerpo –dominado por la animalidad- y permite vincular al individuo con el Uno. Este vínculo, en terminología de Plotino, se relaciona con la Inteligencia.

Continua argumentando Plotino que la vida feliz no se ve afectada por calamidades, desastres o dolores, ni por la pérdida o falta de consciencia, ni por ninguna cosa externa. De otra forma, nadie podría ser feliz en presencia de cosas contrarias. Es independiente de los placeres del cuerpo, de los vaivenes de la fortuna, de las afecciones y de los dones externos.

Como síntesis de su enfoque, sostiene que “porque con toda razón estima Platón que, quien aspire a ser sabio y feliz, ha de tomar el bien de allá arriba, ha de poner su mirada en él, ha de asemejarse a él y ha de vivir en conformidad con él” (Enéadas I, 4, 16).

Fiel al neoplatonismo, su noción de felicidad tiene como trasfondo la Teoría de las Ideas de Platón, donde Bien, Justicia y Belleza están intrínsecamente vinculadas en una dimensión  y se relacionan con el mundo sensible de forma explicada en el Mito de la Caverna. Así, los seres humanos solo pueden ver sombras de las verdaderas ideas y es mediante la inteligencia y el entendimiento como pueden llegar a ellas. Aquí es donde puede enmarcarse el enfoque de la felicidad según Plotino.

En el tratado sobre la belleza, este autor afirma que “la investigación de lo bello debe ir paralela a la de lo bueno; y la de lo feo, a la de lo malo. Y así, lo primero de todo hay que colocar a la Beldad, que es lo mismo que el Bien. De éste procede inmediatamente la Inteligencia en calidad de lo bello” (Enéadas, I, 6, 6).

Otra manifestación de la influencia platónica en Plotino se encuentra en su conexión entre belleza y bondad. Este aspecto puede ser bastante discutible. El Mito de la Caverna platónico se ha sustituido por el Mito de la Televisión. Las sombras que reflejaban las Ideas a los hombres ahora son las imágenes televisivas, que llegan a cada hogar. Y la conclusión es que la mentalidad actual delibera y forma opinión, mediante los medios de comunicación y cada medio tiene su lenguaje y mecanismos, que no siempre se conocen. Si los políticos parecen galanes de cine, no es porque Plotino lleve razón en que belleza y bondad están unidas indefectiblemente. Es,  más bien, porque el lenguaje televisivo impone sus reglas y apela a las emociones del espectador. Pero se podría ver influencia platónica si detrás del juicio estético –favorable- se implica necesariamente un juicio ético –favorable-. Pero se trata de cosas distintas.

Sobre juicios éticos, es interesante porque Plotino explica cuáles han de ser las virtudes cívicas – en su visión, son las que controla las pasiones y los apetitos-: la sabiduría, en la parte racional, la valentía en la irascible, la morigeración –o templanza-, consistente en una cierta concordia y armonía de la parte apetitiva con la racional, y la justicia, consistente en el común “desempeño de la función propia” de cada una de estas partes “respecto a mandar y ser mandado” (Enéadas, I, 2,1).

La descripción de estas cuatro virtudes cardinales se inspira en la República de Platón (428a-434c y 441c-445e). ¿Y si juzgáramos a los políticos por si desarrollan disposiciones y actitudes que les lleven a practicar la sabiduría, la valentía, la templanza y la justicia?

Inteligencia social, comportarse sabiamente con los demás

El rapport se muestra en cualquier relación afectuosa, comprometida y amable.
El rapport se muestra en cualquier relación afectuosa, comprometida y amable.

 

Después de su éxito titulado Inteligencia emocional, Daniel Goleman ha explorado nuevas temáticas y propone una nueva perspectiva con su obra Inteligencia social.

En 1920, justo después de la primera burbuja de entusiasmo por los test de inteligencia, el psicólogo Edward Thorndike creó la original formulación de “Inteligencia social”. Éste la definió como “la habilidad de comprender y gestionar hombres y mujeres”, Goleman añade que son capacidades que todos necesitamos para vivir bien en el mundo.

Pero alguien podría sostener que ese enfoque puede llevar a la manipulación en las relaciones humanas. Goleman niega que eso sea inteligencia social porque únicamente valora lo que sirve a una persona a expensas de las demás. Convendría, por tanto, considerar la “inteligencia social” en un sentido más amplio, como un aptitud que no sólo implica el conocimiento del funcionamiento de las relaciones, sino comportarse también inteligentemente en ellas.

La base científica de su enfoque tiene que ver con experimentos de cómo funciona la amígdala o las neuronas en las diversas interacciones sociales, en lo que se conoce como cerebro social. Esto también comprende la suma de los pensamientos y sentimientos que tenemos acerca de las personas con las que nos relacionamos. Los datos más novedosos y reveladores al respecto indican que el “cerebro social”  tal que sea el único sistema biológico de nuestro cuerpo que nos conecta con los demás.

Su análisis hace hincapié en cómo funciona el rapport, que sería una conexión especial quesolo existe entre seres humanos y se halla presente en cualquier relación afectuosa, comprometida y amable. Pueden ser momentos fugaces que permiten que las decisiones que toman las personas implicadas sean más creativas y eficaces.

Para favorecer esa conexión del rapport, conviene prestar atención a los elementos en que está compuesta la conciencia social que, según Goleman, son:

Empatía primordial: Esta consiste en sentir lo que sienten los demás, en saber interpretar adecuadamente las señales emocionales no verbales. Detectar las expresiones fugaces que nos permiten vislumbrar emociones ajenas. Muchas veces se dicen cosas, que el lenguaje no verbal niega o refuerza. Analizar con perspicacia los detalles de las expresiones faciales, de las manos y de posiciones corporales nos pueden hablar más directamente de las emociones de un hablante que la literalidad de su propio discurso.

Sintonía: Implica escuchar de manera totalmente receptiva, poder conectar con los demás. Las personas duchas en esta habilidad saben dejar a un lado sus preocupaciones y escuchar de manera atenta y completa. Esta habilidad es algo ciertamente poco común. Las personas suelen complacerse cuándo son escuchadas, pero, en la mayoría de las ocasiones, no escuchan. Esta disposición supone, además de escuchar, ver los puntos de conexión con los demás y estar atento a sus preocupaciones y necesidades.

Exactitud empática: Supone comprender los pensamientos, sentimientos e intenciones de los demás. Se asienta en la empatía primordial, pero también tiene en cuenta la compresión explícita de lo que las otras personas piensan o sienten. La compresión más explícita de los motivos subyacentes de los demás puede ser de vital importancia.

Las relaciones con los demás suelen presentarse en un escenario de cooperación/competición. Conocer y comprender los motivos y emociones de los otros pueden ser un primer paso para encontrar puntos comunes y poder llegar a acuerdos. En eso, es interesante la técnica de ponerse en el lugar del otro. Y también la enseñanza ética de la Regla de Oro de la Humanidad.

Cognición social: Es el conocimiento del modo en que realmente funciona el mundo social. Las habilidades sociales es algo que cultivamos desde pequeños. En la forma como en el patio del recreo se hacen amistades o se establecen alianzas. O en el fenómeno del bullying, cómo se destruyen lazos basados en la fuerza de reputaciones grupales. Estas habilidades son aprendizajes de cómo funcionan los individuos en los grupos y cuáles son la dinámicas grupales que se establecen.

En el análisis de Goleman también se alude a los elementos de la aptitud social que son los siguientes:

Sincronía: Implica relacionarse fácilmente a nivel no verbal. Nos relacionamos con los demás y es relevante saber sintonizar diversos gestos corporales y de lenguaje no verbal. Falta de sincronía puede obstaculizar nuestra competencia social.

Presentación de uno mismo: Es una cualidad presentarse adecuadamente ante los demás. Esta exposición debe saber combinar los aspectos cooperativos y dejar explícitas las reglas del  escenario competitivo. Es bueno mostrar los aspectos de la propia marca personal. Cómo cada uno ejerce su carisma. Aquello que lo caracteriza fielmente y lo convierte en un experto.

Influencia: Supone dar forma adecuada a las interacciones sociales. Se relaciona con el uso del tacto y del autocontrol. La forma más adecuada de conseguir algunos planes no es mostrar nuestros deseos de forma explícita y burda, sino más bien explorar la vía para que los demás también los hagan suyos.

Interés por los demás: Consiste en interesarse por las necesidades de los demás y actuar en consecuencia. Vivimos en una cultura que favorece las visiones egocéntricas y utilitaristas. Para estos enfoques, los demás son meros medios para conseguir objetivos. Pero existen otras visiones que se preocupan por los demás y se implican en soluciones. Estas últimas llevan a ejercer una noción de responsabilidad.

Para unas y otras, la lección es que los seres humanos somos limitados, frágiles e inseguros  y, en algún momento de la vida, somos realmente conscientes de estas características demasiado humanas y, entonces, es cuándo giramos la cabeza para saber quiénes se interesan de verdad por nosotros. La inteligencia social nos muestra el camino de abordar las interacciones sociales de una forma sabia y, entonces, saber situar el foco en los demás.

 

Inteligencia de las emociones

Según Daniel Goleman, razón y emoción se complementan.
Según Daniel Goleman, razón y emoción se complementan.

 

En la toma de decisiones existe un elemento relativo a las emociones implicadas que determinados enfoques olvidan o minusvaloran. Este es el punto de partida de Daniel Goleman en su ensayo titulado Inteligencia emocional, un auténtico bestseller lleno de novedosas ideas.

En vez de oponerse, razón y emoción se complementan. De esta forma, Goleman afirma “las emociones son importantes para el ejercicio de la razón. En la danza entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones instante tras instante, trabajando mano a mano con la mente racional y capacitando -o incapacitando- al pensamiento mismo. Y del mismo modo, el cerebro pensante desempeña un papel fundamental en nuestras emociones, exceptuando aquellos momentos en los que las emociones se desbordan y el cerebro emocional asume por completo el control de la situación.”

El punto de partida de este libro es explicar por qué las personas con grandes resultados en los Test de Inteligencia a veces no desarrollan su potencial, o incluso tienen más dificultades. La tesis de Goleman es que hay diversos tipos de inteligencia y uno de las más relevantes es la que se vincula con las emociones, aunque habitualmente no se hable de ella.

Esta inteligencia emocional se compone de diversas facetas, entre las que se encuentran:

1.- El conocimiento de las propias emociones: En el templo de Apolo en Delfos, se podía leer “Conócete a ti mismo”, era un lema popular en la Antigüedad. En ocasiones somos unos desconocidos ¡para nosotros mismos! Cuando decimos que debemos conocernos mejor, no es tanto la parte racional que suele estar más publicitada, sino especialmente cómo son nuestras emociones. En ocasiones, por educación o convencionalismos, no paramos atención a nuestras propias emociones.

2.- La capacidad de controlar las emociones: Tan relevante como conocer las propias emociones es poder controlarlas adecuadamente. En muchas ocasiones, la prudencia o la racionalidad estratégica piden no exteriorizar las emociones. Especialmente si de esta forma se impide un conflicto presente o futuro. La capacidad de controlar las propias emociones requiere de cierto entrenamiento, pero es algo dentro del proceso educativo habitual de los que vivimos en sociedad.

3.- La capacidad de motivarse uno mismo: Una vez se han conocido con cierto detalle las propias emociones, es relevante establecer un plan de acción, marcarse unos objetivos. Poder transformar los propios sentimientos en acciones concretas. Especialmente en las situaciones difíciles, es relevante encontrar dentro de uno mismo –en sus valores profundos- la forma de afrontar los asuntos. Si afrontamos la adversidad con fortaleza –resiliencia-, podemos salir reforzados en situaciones habituales. Desarrollar habilidades de resiliencia, puede forjar un carácter mejor adaptado a situaciones cambiantes.

4.- El reconocimiento de las emociones ajenas: Este es un elemento clave del enfoque de la inteligencia emocional. Después de la fase de introspección, está la fase de exploración de las emociones de los otros. En ocasiones, las decisiones de los demás tienen un componente emocional que se quiere obviar. Otras veces, los demás muestras sus emociones de tal forma, que buscan manipular o influir para conseguir unos objetivos particulares. Las emociones de los demás pueden tener poder explicativo de sus palabras y acciones.

5.- El control de las relaciones: Tenemos emociones y hemos de convivir en sociedad. Las relaciones personales, profesionales o familiares están vinculadas, implícita o explícitamente, con emociones. Por tanto, la gestión adecuada de las emociones debería ser algo cotidiano, donde se debería tender a reducir los conflictos y mejorar los puentes de cooperación. De hecho, las emociones pueden llevar a desatascar una situación complicada y éste es un aspecto a cuidar especialmente.

Una de las facetas implícitas en este enfoque de la inteligencia emocional es el desarrollo de la empatía. Esto suele comprenderse como la aptitud de ponerse en el lugar del otro, en inglés existe la expresión putting in the other’s shoes. Los individuos bajo este prisma debe desarrollar habilidades para interiorizar cómo piensa o siente el otro. Goleman sostiene que el desarrollo de la empatía comienza en la temprana infancia. En opinión de Hoffman, es la empatía hacia las posibles víctimas, el hecho de compartir la angustia de quienes sufren, de quienes están en peligro o de quienes se hayan desvalidos, lo que nos impulsa a ayudarlas. Esto tiene que ver con la Regla de Oro de la Humanidad, que establece no hagas a los demás, lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

El enfoque de la inteligencia emocional también tiene repercusiones en la dinámica de grupos. De esta forma, Goleman especifica tres puntos, que serán comentados según Estrategia Minerva Blog:

-La capacidad de expresar quejas en forma de críticas positivas: Es relevante tener en cuenta los sentimientos de los demás y mantener punto de vista discrepantes, pero de forma empática. Valorar positivamente los logros y plantear puntos débiles como una forma de mejorar.

-La creación de un clima que valore la diversidad y no sea una fuente de fricción: Los grupos suelen tener una dinámica endogámica donde las diferencias son vistas como un riesgo. Sin embargo, la estrategia más adecuada es valorar esa diversidad como un elemento positivo y desarrollar su potencialidad. Eso fortalecerá al grupo y podrá mostrarse como ejemplo de integración de diferencias.

 -El hecho de saber establecer redes eficaces: En una sociedad global es relevante estar conectado con otras personas o grupos, que puedan colaborar con tus objetivos. Según Castells, estamos en una sociedad-red. Debemos elegir cuidadosamente de qué redes formamos parte y así, daremos forma a nuestro plan de vida.

 

Epícteto, define la persona que quieres ser

Epícteto recuerda que el carácter importa más que la reputación
Epícteto recuerda que el carácter importa más que la reputación

 

Epícteto fue un filósofo estoico que vivió entre 50 d.C. y 125 d.C. En Roma fue esclavo durante años aunque escuchó lecciones de un filósofo estoico. Una vez emancipado, se dedicó a la filosofía, en especial a la moral. A partir de sus enseñanzas , su discípulo Flavio Arriano elaboró las Disertaciones, conjunto de lecciones, y el Enquiridión, traducido como Manual o Manual de vida.

Se recogerán algunas máximas del Manual de vida de Epícteto según versión de Sharon Lebell, que en sí mismo es un libro bellísimo y muy recomendable, y se comentarán según la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

Ocúpate de tu propios asuntos

El filosofo estoico tenía como una de sus ideas centrales el alcance de la eudaimonia, que se podría traducir por felicidad o bienestar. Existen personas que sienten “tristeza o pesar del bien ajeno”, son envidiosas. Lejos de ser una virtud, esto les comporta toda suerte de sufrimientos y, en última instancia, la imposibilidad de ser felices. Por eso, es tan estoico, lo que ocuparse de los propios asuntos, que debe combinarse adecuadamente con un profundo sentido de la amistad.

Los acontecimientos no nos hacen daño, pero nuestra visión de los mismos nos lo pueden hacer

Cuando a Serrat le diagnosticaron una grave enfermedad, dijo algo parecido:” lo importante no es lo que nos pasa, sino cómo lo afrontamos”. Es una frase que comporta una sabia verdad. Los mismos hechos pueden interpretarse de forma distinta, dependiendo del enfoque vital de cada uno. En este sentido, es relevante extraer una visión positiva de lo que nos ocurre, evitar la tendencia al derrotismo. Ser libre también significa saber hacer frente a las circunstancias que nos ha tocado vivir con la mejor disposición, con el mejor enfoque a nuestro alcance.

Crea tu propio mérito

 El mejor consejo profesional es buscar convertirse en un especialista, en un experto. Pero quizá ir más allá, asociar tu marca personal a determinadas cualidades o virtudes profesionales. Se trataría de ofrecer especialización de calidad, que proviene de una formación continua y una experiencia relevante.

La felicidad sólo puede hallarse en el interior

 Esto puede parecer un tópico, pero es un elemento central de la filosofía estoica. Las riquezas y cosas materiales son posesiones, pueden quizá alimentar la pasiones, pero la verdadera felicidad es un estado interior de bienestar. Una de las diferencias más relevantes entre las personas, no es por su dinero, sino más bien por su cultura. Esta permite la emancipación, conocer los significados y los símbolos y darse cuenta de la propia ignorancia. Cuanto más se sabe, más se da cuenta uno de lo que ignora. La cultura es el caleidoscopio que nos permite descifrar el universo, de alfa a omega

Querer agradar a los demás es una trampa peligrosa

 Hay quienes para mantener una buena relación personal realizan muchas concesiones. Suelen valorar más mantener la relación con esa persona que acceder a sus peticiones. Es una cierta forma de explotación por los demás. Otras personas condicionan una vida a la opinión de los demás. Actúan pendientes de qué dirán, posponiendo sus planes y sus verdaderos criterios. Tienen un vida de fachada. La cuestión es si llegan al bienestar interior que es la felicidad.

El carácter importa más que la reputación

 Los hábitos y disposiciones morales, repetidos día a día, conforman la virtudes, que con el paso el tiempo forjan un carácter. Una de las más poderosa herramientas a nuestro alcance es la voluntad y hay que saber ejercitarla. Los buenos hábitos pueden servir para marcar el camino a seguir y la fuerza de voluntad es puesta a prueba cuando ésta se debilita. La confianza en uno mismo debería surgir en saber afirmar las propias virtudes, como producto de un ejercicio continuado de fuerza de voluntad. Este sustrato del carácter es especialmente valioso en situaciones de crisis. Es el bagaje personal, el aprendizaje sobre tus propias fortalezas y limitaciones.

Define claramente la persona que quieres ser

 Nadie nos pide que hagamos un plan de vida, al menos con estos palabras. Sin embargo, es relevante definir unos objetivos vitales. Concebir una serie de metas y un conjunto de cualidades donde queremos ser asociados. Se trataría de explicitar y perseguir determinados valores, que funcionen como horizonte vital. El camino no siempre será fácil y parte de noción de libertad consiste en saber luchar contra la circunstancias adversas.

Observa prudencia y moderación

Frente a los ímpetus juveniles y la tendencia al exceso o a la improvisación, cabe reivindicar ser prudente en la toma de decisiones. Esto significa conseguir la mayor información relevante sobre un tema (cómo es la oferta de la competencia, cuál es la mejor alternativa, cual es el pasado de la otra parte…).

La invitación a la moderación sigue la ley del término medio del Aristóteles: existe virtud entre dos vicios, uno por exceso, otro por defecto. Con los años, se aprende a valorar la moderación.

Empieza a vivir tus ideales

El día a día es el campo de pruebas para vivir bien, el objetivo de la ética. La felicidad puede ser el objetivo, pero quizá el camino lleve a cultivar virtudes, forjar un carácter, definir un plan de vida…ser persona.

Platón, Filosofía para el gobierno

Alfonso X el Sabio es un ejemplo de rey filósofo.
Alfonso X el Sabio es un ejemplo de rey filósofo.

 

Las ideas políticas de Platón ha tenido una particular influencia a través de los siglos. También han sido duramente criticadas. Por ejemplo, en la conocida crítica de Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos donde sostiene Platón sería un antecedente del totalitarismo. Habría otra forma de ver las ideas políticas de Platón con una extensión consecuente de sus visiones sobre la educación o sobre el alma humana.

Podemos aprender de cómo Platón concebía la vida pública. A continuación, se comentarán algunos aspectos de las ideas políticas platónicas, reflejadas en el diálogo República, con comentarios según la perspectiva de Estrategia Minerva Blog.

Tres partes del almas para tres tipo de hombres

En un pasaje del mencionado diálogo, aparece la siguiente pregunta “¿No es por ese motivo por lo que decimos que los tres principales géneros de hombre son el filósofo, el ambicioso y el amante del lucro?” República, 581 c

Según las pasiones del alma habrían tres tipos de hombre: los filósofos, los guardianes y los artesanos o comerciantes. El primero tendría pasión por las ideas, el segundo, por el poder, el tercero, por el dinero. La educación de los tres grupos debería ser diferente ya que sus funciones en la sociedad serían diversas.

Actualmente está división de funciones se da en el mundo de la empresa o en la Administración pública: quien toma las decisiones no se generalmente quien ha de aplicarlas y, en sectores particulares, se siguen lógicas que no siguen la visión de conjunto. Frente al localismo es necesario defender una visión global y la mejor forma es través de la educación y el diálogo.

Aunque es necesaria la especialización es relevante estar abierto a conocer diversas formas de pensar y otras formas de valorar. En términos platónicos, los artesanos deben conocer la Filosofía y las técnicas de los guardianes y viceversa. Es buena la interdisciplinariedad. Basar el diálogo en haber internalizado los puntos de vista del Otro, manteniendo las propias ideas.

Reyes filósofos

En un célebre pasaje de la República se afirma “a menos que los filósofos reinen en los Estados, o a los que a ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en una misma persona el poder político y la Filosofía, y que se prohíba rigurosamente que marchen separadamente por cada uno de estos dos caminos las múltiples naturalezas que actualmente hacen así, no habrá querido Glaucón, fin de los males para los Estados ni tampoco, creo, para el género humano.” República, 473 d

Esta una bella defensa de la relevancia práctica de la Filosofía. Algunos ha sintetizado esta visión con la imagen del Rey filósofo. Es una idea con inusual atractivo, pero que, sin embargo, tiene luces y sombras que requieren un análisis.

El enfoque platónico se compone de diferentes tesis, de gran calado, que están conectadas entre sí. De esta forma, la teoría del conocimiento –epistemología- se vincula con la filosofía publica. El Mito de la Caverna y la Teoría de las Ideas sobre lo Bello, lo Bueno y lo Justo tiene su correspondencia en qué aquel más cercano al conocimiento real –filósofo- deba tener mayores responsabilidades.

La reflexión sobre este enfoque podría venir de la relación entre Teoría y Práctica. La Filosofía académica, en ocasiones, aparece preocupada exclusivamente por problemas puramente teóricos si relación con el mundo práctico. En ese sentido, hemos defendido en Estrategia Minerva, una Filosofía para la práctica donde se utilice el método filosófico en la resolución de problemas prácticos.

Otra reflexión podría venir de la mano de Maquiavelo. Se podría considerar que la política tiene sus propias normas y su propia lógica y que éstas no tienen porqué coincidir con la ética o la Filosofía. Su visión se califica de realismo político. La pregunta, en este contexto, sería ¿prefiere ser gobernado por un filósofo –platónico- o por un político –maquiavélico-?

Memoria, trabajo y perseverancia

En cierto pasaje de la República se sostiene ”y hay que buscarlos también con buena memoria, perseverantes y amantes en todo sentido del trabajo ¿O de qué modo piensas que estarán dispuestos a cultivar el cuerpo y a la vez cumplir con semejante estudio y ejercicio?” República. 535 c

En una frase que se atribuye a Picasso dice algo así como que “las musas me encontrarán trabajando”. Para el éxito de los objetivos propuestos son clave el trabajo y la perseverancia. A veces, son más importantes estos elementos que a lo mejor algunas cualidades innatas. Dicho de otra forma, el ejercicio cotidiano de hábitos y disposiciones, que desarrollen nuestras capacidades, hacen más por el éxito que un golpe de última hora.

A leer la Republica de Platón se puede tener la expectativa de encontrar un tratado sobre formas políticas, sin embargo la mayoría de sus páginas tratan el tema del alma y de su educación. Una vez más, la gran política depende de la educación de los ciudadanos y sus virtudes.

El éxito de los objetivos de la Organizaciones dependen también del trabajo y la perseverancia y, más allá, de hábitos cotidianos que internalicen valores de superación, son virtudes de lo cotidiano. Estas fomentan una cultura del esfuerzo y si son compartidas, generan interesantes sinergias de grupo.

Platón tiene una gran confianza en las posibilidades de la Filosofía para la vida práctica. Sin comprometerse necesariamente con todo el enfoque platónico, se puede sostener que la Filosofía es útil y que todos somos filósofos. Depende de cada cual dar significado a su Alfa y a su Omega.

Sofistas, educadores para el éxito

Los sofistas eran maestros de retórica, capaces de dar argumentos en favor de casi cualquier punto de vista
Los sofistas eran maestros de retórica, capaces de dar argumentos en favor de casi cualquier punto de vista

 

En la Grecia clásica, el término sophos aludía a los sabios y de allí evolucionó a la palabra sophistes, que, en principio, eran sinónimas, pero más adelante la segunda tuvo una connotación negativa. De ahí surge la palabra sofisma, que según la Real academia, significa “razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso.” Los sofistas suelen tener mala fama porque son el objeto preferido de crítica en los diálogos platónicos. Sin embargo, se pueden considerar aspectos positivos en los sofistas, que algunos consideran que fueron los primeros humanistas.

Existe un libro precioso que explica el origen de la educación en la Grecia clásica. Se llama Paideia y lo escribió Jaeger. En esta obra se va contra la imagen tópica de los sofistas, es más, se les otorga un importante papel. En concreto, en el origen de la educación en el sentido estricto de la palabra: la paideia. En el siglo V a. C. se da un movimiento educador donde tiene origen la idea occidental de cultura. Como afirma Guthrie, probablemente se suponía que un sophistés debería ser un maestro educador.

A continuación, se destacarán algunas características de los sofistas, con comentarios en la línea de Estrategia Minerva Blog.

Profesionalismo

Filosofía y democracia tuvieron el mismo contexto de descubrimiento, la polis de Atenas. La democracia requería de ciudadanos activos que debatieran sus ideas en el Agora. Para hablar en público era necesaria una educación que los sofistas fueron los primeros en dar. Los sofistas eran los educadores de los ciudadanos para la democracia. Jaeger precisa que eran los educadores de los nobles y caudillos.

Una de las características que en aquel tiempo eran objeto de crítica era el hecho que los sofistas recibieran dinero a cambio de sus clases. Su característica era el profesionalismo frente al amor por el saber de Sócrates y su enfoque filosófico. Actualmente el profesionalismo es algo a reivindicar, también en el sentido de que en todas las disciplinas existen buenos y malos profesionales y se han de destacar las cualidades y virtudes de lo que supone ser un buen profesional, en eso consiste la ética de las profesiones.

Técnica retórica

Los sofistas educaban en la areté política, que se componía de actitud intelectual y oratoria. Eran expertos en el uso de técnicas de retórica y elocuencia que, a veces, utilizaban en exhibiciones públicas de oratoria y en las que enseñaban a sus discípulos.

Una de las técnicas que utilizaban se denominaba erística que consistía en una serie de habilidades y técnicas dialécticas que tenían como objetivo vencer al adversario en un debate. La erística era necesaria en el debate de los asuntos públicos en la polis de Atenas donde regía un sistema democrático, que se basaba en la igualdad y la participación de sus ciudadanos. Guardando algunas distancias, se podría decir que los sofistas educaban a los ciudadanos para conseguir el éxito de sus propuestas.

Como sostiene Gorgias, “la palabra es un poderoso soberano” y la democracia, en ocasiones, se define como el gobierno del mejor argumento. En este contexto, un sofista podría definirse como “un maestro en el arte de hacer pronunciar agudos discursos.” Platón, Protágoras, 312d.

Con el poder de persuasión de las palabras, después de que alguien era entrenado, se conseguía convencer a pequeños y grandes auditorios. De ahí que Peitho, la persuasión, era una diosa poderosa como “el ser encantador a quien nada se niega”. Los sofistas eran expertos en el arte de hablar, arte de los lógoi. El sofista cuando enseña la areté –excelencia- política, denomina a su profesión techné –técnica- política.

Los sofistas son los primeros coach, eran entrenadores y preparadores en el arte de la retórica y la elocuencia. También eran los primeros spin doctors o asesores políticos donde desarrollarían una determinada visión del poder y consejos para conservarlo. Lo relevante es que la educación en la democracia comporta el dominio de una serie de técnicas ya que hablar en público requería una determinada formación. El éxito requiere dominar una serie de técnicas.

Relativismo

La mala fama de los sofistas viene de aquellos que les acusan de ser capaces de defender algo y su contrario, sin demasiados problemas. O, en otras palabras, los sofistas serían el origen de los sofismas, que sería un razonamiento falso o que se basa en falsedades. Sin embargo, para otras visiones, los sofistas son los primeros humanistas.

Como sostiene Jaeger, las más modernas historias de la Filosofía consideran que los sofistas fueron fundadores del subjetivismo y relativismo filosófico. Esto significa que el supuesto epistemológico que todos compartían era que: “el conocimiento no podía sino ser relativo para el sujeto perceptor.”

Un ejemplo de este relativismo lo ofrece Gorgias cuando afirma que no había que reprochar nada al retórico si sus alumnos empleaban su habilidad para fines torcidos, como tampoco se puede reprochar a un instructor de boxeo si su alumno va y derriba a su padre. Esto está vinculado a la ética de las profesiones, a la adecuación ética de medios y fines.

Se podría decir que los sofistas afirmaban un escepticismo crítico que contrasta con su defensa de la democracia o la igual dignidad humana, en la no se distingue al más aristocratizante Platón, su fervoroso crítico.

Quizá se podría decir que los sofistas afrontan el tema del poder como un antecedente del pragmatismo maquiavélico. Ambos enfoques buscan el éxito y aconsejan cómo conseguirlo de forma realista, a veces cínica, a veces sagaz.

Parménides, la vía de la Verdad

La Vía de la Verdad para Parménides se opone a la Vía de la opinión.
La Vía de la Verdad para Parménides se opone a la Vía de la opinión.

 

Otro filósofo de la Antigüedad, con cierto carácter profético, fue Parménides. Curiosamente sus ideas se enfrentan al enfoque anterior de Heráclito y los pitagóricos. Algunos sostienen que Parménides fue el primer metafísico, al dar un giro a las preocupaciones filosóficas de sus contemporáneos y por primera vez se ocupó del tema del Ser.

La oposición entre Heráclito y Parménides es un clásico entre controversia de dos visiones filosóficas enfrentadas. En palabras de Conford,  “Heráclito es el profeta de un Logos que podría expresarse exclusivamente en contradicciones aparentes; Parménides es el profeta de una lógica que no tolerará apariencia de contradicción”. Si el tema central de Heráclito era el cambio, en Parménides el tema es una noción de verdad contra las opiniones y la contradicción.

A continuación se analizarán algunos fragmentos atribuidos a Parménides con unos comentarios con relevancia para Estrategia Minerva.

“La cuestión de la apariencia y la semejanza sin ser, y de la existencia de las cosas de las que se habla pero no son verdaderas, todo esto sigue están lleno de contradicción, exactamente igual que lo han estado siempre en el pasado. Constituye una dificultad insalvable ver en que términos puede uno decir o pensar que las “falsedades” (palabras falsas y falsos juicios) poseen una existencia real, sin ser cogido en contradicción nada más abrir la boca” (Platón, Sofista, 236)

Algunos atribuyen a Parménides algunos principios básicos para la lógica, que luego expondrá Aristóteles. La noción básica es en principio de no-contradicción. No puede ser, a la vez, verdaderas la afirmación y negación de un mismo predicado. A y –A no pueden ser simultáneamente verdad. Este principio ha sido unode los pilares del racionalismo en el pensamiento occidental.

De esta forma, es falso todo argumento que incluya una contradicción. El papel de las paradojas en el enfoque filosófico es muy relevante. Los sofistas tenían como objetivo, educar a través de la retórica, para que los ciudadanos convencieran con sus propuestas en el Ágora. Una de las herramientas retóricas era llegar a una paradoja –una situación absurda, contradictoria o contra la opinión común- en el razonamiento del adversario. Un método parecido utilizaba Sócrates, con la mayéutica, donde conseguía que de la otra persona nacieran las ideas gracias a llegar a una contradicción en su argumentación.

La fertilidad filosófica de las paradojas no ha de hacer perder de vista, desde la perspectiva de Parménides, que es relevante que para llegar a la verdad se debe afirmar el principio de no contradicción. Precisamente la mala fama que se les atribuye a los sofistas se basaba en que eran capaces de defender una idea y su contraria con increíble facilidad. Desde Estrategia Minerva Blog, cabe considerar que los problemas reales no suelen presentarse como un contraste de blancos y negros, sino más bien una gama de grises. Pero en este contexto cobra especial relevancia afirmar el principio de no contradicción. Porque en muchas ocasiones la simple consideración de que es imposible afirmar una propiedad y su contraria es una muestra de claridad y honradez.

“En mi opinión, debemos hacer la siguiente distinción : ¿qué es lo que siempre es y no tiene devenir, y qué, por otra parte, es lo que deviene sin cesar y nunca es? Lo primero es lo único comprensible unido al raciocinio (porque permanece siempre), lo segundo está conjeturado por la opinión acompañada por la sensación irracional, que nace y perece, sin jamás ser verdaderamente.” (Platón, Timeo, 27d) .

Este fragmento que se atribuye a Parménides es muy característico de su pensamiento. Existe una Vía de la Verdad –que conecta con la Razón, con la noción de Ser- y la Vía de la Opinión –que enlaza con los sentidos, que es futil y falsa-. Esta oposición es su forma de oponerse al empirismo de Heráclito y se podría considerar como un posible inicio de la controversia racionalismo/empirismo.

La posibilidad de conocer verdaderamente se conecta con la racionalidad y éste conecta con el Ser, que es inmóvil y eterno. Parménides afirma “todo es uno e inmutable”. Frente a esto, las apariencias de los sentidos, llevan a un camino que realmente no es, en un sentido profundo y fecundo.

Estas consideraciones metafísicas de la Filosofía clásica puedenhacer reflexionar sobre las vías de conocimiento en las sociedades del siglo XXI. La relevancia de los medios de comunicación, su búsqueda incesante de la actualidad, sus dinámicas y mecanismos y su enorme poder de influencia. Alguien podría verlos como la Vía de la Opinión de Parménides.

Recuperando a Italo Calvino y su ensayo ¿Por qué leer a los clásicos?, recordamos cuando afirma que “es clásico lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone.” Cada uno ha de encontrar su Vía a la Verdad, al Ser, a la Racionalidad. Éstos quizá están más cerca de las obras clásicas que de una insaciable sed de titulares.

“Lo que puede decirse y pensarse debe ser, puede ser, pero la nada no es. Esto es lo que te ordeno que consideres, pues ésta es la primera vía de investigación de la que intento apartarte y después de aquella por la que los hombres ignorantes vagan, dicéfalos; pues la incapacidad guía en su pecho el pensamiento errante; son arrastrados, sordos y ciegos a la vez, estupefactos, gentes sin juicio, que creen que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo; el camino que todos ellos siguen es regresivo.” Fr. 6 Simplicio, In Phys, 86, 27-28 (4-13)

La frase que se atribuye a Parménides es “lo que es, es y lo que no es, no es.” La vía de la Verdad lleva al Ser y la Vía de la Opinión comporta desorientación y regresión. La visión parmediana es una crítica contra el relativismo del todo vale, donde dominan las contradicciones.

El panorama que se refleja en estas palabras pone de manifiesto, una vez más, la relevancia de la educación. Para poder tomar las mejores decisiones es relevante estar preparado adecuadamente. Las oportunidades pueden darse si se sigue un camino hacia el conocimiento, no hacia la apariencia. Es la vía a la Verdad de Parménides.

Filosofía para la vida cotidiana

La Filosofía puede ser útil para resolver problemas de la vida. Es una cuestión de buen enfoque
La Filosofía puede ser útil para resolver problemas de la vida. Es una cuestión de buen enfoque

 

En el primer post de este Blog se planteaba, desde el título, una curiosa afirmación: “Todos somos filósofos, pero ¿somos todos estrategas?”. Allí se aludía a la idea de que la complejidad de la vida requería de una actitud vital próxima a la Filosofía para poder encarar con éxito los diversos embates diarios. La idea que se traslucía es que era necesario un marco analítico, un vocabulario moral -un alfa y un omega- y especialmente una forma de aproximarse a los cambios, a lo desconocido, que se vincula con el espíritu filosófico.

Habitualmente la Filosofía no tiene demasiado buena prensa. Algunos consideran que no sirve para nada. Otros que es una reflexión teórica que responde sólo a problemas autogenerados en la teoría misma. Sin embargo, las cosas pueden enfocarse de otra forma. La primera constatación es que todos somos filósofos. Dicho en otros términos, la Filosofía es útil para afrontar la vida. En palabras del filósofo Lou Marinoff “todo el mundo tiene una filosofía de vida pero pocos de nosotros gozamos del privilegio o el tiempo libre necesario para esclarecer sutilezas. Tendemos a irlo haciendo sobre la marcha.”

En su obra más conocida, titulada Más Platón y menos Prozac, Lou Marinoff ofrece una serie de elementos para defender el aspectopráctico de la Filosofía para resolver asuntos. Como señala el autor, pese a la fama que ostenta, la Filosofía no tiene por qué resultar intimidante, aburrida o incomprensible. Esa es una visión habitual sobre lo filosófico, pero todo el enfoque de Marinoff es convencernos de lo contrario.

Desde Sócrates, la Filosofía se ha ocupado de hacer buenas preguntas: “¿Qué es una buena vida? ¿Qué es el bien? ¿En qué consiste la vida? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué obrar correctamente?¿Por qué debería obrar correctamente? ¿Qué significa obrar correctamente?” Cualquier persona vive en un mundo particular de certezas que, de alguna forma, sirven de respuesta a estas cuestiones. A veces este mundo de certezas pertenece inarticulado, pero está presente. Precisamente la diferencia con la Filosofía como disciplina académica es que ésta denomina técnicamente, según cada corriente de pensamiento, diversos conceptos. Mientras los seres humanos, sin especial bagaje filosófico, afrontan las grandes preguntas de la vida y desarrollan su particular Filosofía de vida –su alfa y su omega- aunque puedan desconocer su concreta denominación técnica.

Desde esta perspectiva, Marinoff es un defensor de la Práctica filosófica frente a la Filosofía académica. La Práctica filosófica busca resolver problemas cotidianos de las personas y de las organizaciones a través del método filosófico. De esta forma, el autor desarrolla diferentes técnicas para lograr su objetivo. Así, afirma que “en función de su problema, examinaríamos las ideas de los filósofos que mejor se apliquen a su caso, aquellos con las que usted se sintiera más cómodo”.

La idea es buscar en al Historia de las ideas aquellas reflexiones que pueden ser útiles para resolver problemas a personas en concreto. Vivimos en la complejidad, manejando generalmente gran cantidad de información, pero a la vez ignoramos muchas cosas y sobre todo desconocemos, en ocasiones, cuál es la mejor forma de afrontar situaciones difíciles. Desde esta perspectiva, Marinoff afirma que “la Filosofía esta recobrando su legitimidad perdida como un modo útil de examinar el mundo que nos rodea, mientras el universo nos proporciona nuevos misterios antes de que ni la teología ni la ciencia hayan podido reconciliar los enigmas existentes.”

El proceso de globalización convierte a las identidades en interdependientes, desterritorializadas e híbridas. Los seres humanos tienen preguntas y sed de conocimientos. Algunas respuestas pueden venir de la Ciencia, pero existen una serie de cuestiones donde la Filosofía puede servir de marco analítico que oriente a los individuos.

Este enfoque de la Filosofía práctica, que defiende Marinoff, se inspira en los más grandes filósofos y filosofías de la historia del mundo para enseñarle a abordar los aspectos más importantes de la vida. Muchas veces los problemas de los seres humanos tienen que ver con las grandes cuestiones de la vida y su adecuado enfoque. Los problemas que se afrontan son eminentemente filosóficos donde es relevante una adecuada trasmisión de ideas en un sentido positivo.

Como señala Marinoff la mayoría de los campos de estudio académico en los que existe una rama de investigación pura también cuenta con una rama aplicada. Y, a veces, parece que la Filosofía sólo sea teoría pura, cuando en realidad lo que plantea este enfoque de la Práctica filosófica es que el enfoque filosófico es útil y valioso para la vida cotidiana y parauna adecuada compresión de los problemas de las personas y las organizaciones.

Se deberá distinguir entre la Filosofía como disciplina académica y la Práctica filosófica que es un enfoque filosófico aplicado a la vida cotidiana. De esta forma, Marinoff sostiene que “la sabiduría de la filosofía de la vida, que está relacionada con la vida real y la forma de vivirla, precede a la institucionalización de la filosofía como una gimnasia mental que no tiene nada que ver con la vida.” El mérito estará en extraer las ideas y los fragmentos de la Historia de las Ideas que puedan ser de interés para la Práctica filosófica.

El título del libro de Marinoff Más Platón y menos Prozac hace referencia a la distinción entre problemas que tienen una solución psicológica y una terapia en este campo y problemas eminentemente filosóficos que requieren de un asesoramiento en este ámbito. Lo que habitualmente no se concibe es que existan problemas en nuestra vida que tengan más que ver con la Filosofía que con la Psicología. De esta forma, Marinoff concluye que el asesoramiento filosófico es una terapia para cuerdos.

Alguien puede estar bien de salud, pero tener una gran desazón porque no encuentra el sentido a su vida. Esta es una gran cuestión donde la Filosofía puede orientar. Como es sabido, Sócrates declaraba que una vida no examinada no merecía la pena ser vivida. Ese es el impulso filosófico primigenio, analizar la vida e intentar darle sentido. Como afirma Marinoff, la Filosofía está volviendo a la luz del día, donde las personas corrientes pueden entenderla y aplicarla. Hacer así una Filosofía para la vida cotidiana.