Punto ciego, dinámica del “pensamiento colectivo”

 

El objetivo del "pensamiento colectivo" consiste en minimizar la ansiedad y elevar la autoestima.
El objetivo del “pensamiento colectivo” consiste en minimizar la ansiedad y elevar la autoestima.

 

En su obra Punto ciego, psicología de autoengaño, Daniel Goleman analiza las lagunas de información –puntos ciegos– que desarrollamos como individuos y como grupos. El objetivo de estas lagunas es evitar la ansiedad. En su análisis utiliza ejemplos de la psicología y hace referencia a las ideas de Sigmund Freud, como la de la existencia del inconsciente.

En palabras de Goleman su objetivo es “descubrir como nos damos cuenta o evitamos darnos cuenta de las cosas. O dicho de otro modo, como fragmentamos nuestra conciencia, perdemos parte de nuestra atención y creamos una laguna.” Su análisis incide en los aspectos individuales y también tiene su aplicación en las dimensiones como grupo. Este último punto es particularmente interesante: cómo selecciona información un grupo y qué mecanismos se dan para prevenir la ansiedad a nivel colectivo.

La primera afirmación de Goleman al respecto es que existe un inconsciente colectivo. El yo de grupo, al igual que el yo individual, presenta dos facetas: una participa de la conciencia compartida, mientras que la otra descansa en una especie de inconsciente común, un dominio colectivo que jamás se articula ni se reconoce abiertamente, pero no por ello deja de tener influencia sobre cada uno de los miembros del grupo.

Desde esta perspectiva, Robert Bales, un experto en grupos, ha observado cómo los miembros de un grupo llegan a compartir la misma fantasía sobre la vida, de modo que lo que dice una persona tiene un significado inconsciente para los demás. Por ello puede hablarse de un doble sistema de comunicación: uno manifiesto, que tiene que ver con el funcionamiento ostensible del grupo y otro, encubierto, que se fundamenta en las ansiedades no expresadas –aunque comunes- del grupo.

La siguiente afirmación de Goleman es que las ilusiones colectivas compartidas como los engaños a los que se somete el yo individual cumplen con la misma función: aplacar la ansiedad. Un ejemplo es lo que Irving Janis denomina “pensamiento colectivo”. Este se dio en las decisiones del gobierno norteamericano  sobre Bahía Cochinos o el caso Watergate. En ambos casos, el pequeño grupo encargado de tomar las decisiones conspiró tácitamente para ignorar una información crucial que no concordaba con el punto de vista del colectivo.

El objetivo del “pensamiento colectivo” consiste en minimizar la ansiedad y conservar la autoestima. Se refiere a las operaciones que emplea la mente del grupo para conservar la ilusión de “familia feliz”. Cada miembro del grupo se siente compelido a evitar las criticas que pudieran dar lugar a enfrentamientos que podrían destruir la unidad del grupo.

En estas situaciones, se detecta la presencia, en una u otra medida, de un extraño intercambio entre la conservación de sensación de camaradería y la disposición a afrontar los hechos y expresar los puntos de vista que desafían los esquemas clave compartidos por el yo del grupo. El primer mártir del pensamiento colectivo es la capacidad de crítica de sus integrantes. La lealtad al grupo requiere que sus miembros no manifiesten cuestiones embarazosas, ataquen los argumentos más débiles o traten de rebatir los razonamientos que parecen contradecirse con los hechos.

En el caso de Bahía Cochinos, sobre la decisión del gobierno del Presidente Kennedy de atacar la isla de Cuba, el resultado fue una concatenación de errores fatales que llevaron al consenso de que la invasión era una excelente idea. Aunque algún miembro individual conociera información que pudiera desmentir las suposiciones compartidas del grupo, la conciencia colectiva permanecía completamente ajena a todas esas cosas. En este sentido, la información que queda al margen de la conciencia del grupo constituye el equivalente de la mente inconsciente del individuo. Así, se dan una serie de factores que apuntalan el pensamiento colectivo:

La ilusión de invulnerabilidad: esta es la sensación de que todos lo planes van a ser coronados por el éxito. No se da margen al error, al fallo o la hipótesis contraria. Las dimensiones, en términos de historial o de prestigio, del grupo llevan a predicciones necesariamente optimistas.

La ilusión de unanimidad: esta visión supone que la pertenencia al grupo supone compartir determinados puntos de vista o valores, que son incuestionables. Los grupos tienen dinámicas para evitar tensiones y mantener una línea oficial. Todo grupo tiene que realizar una adecuada gestión del pluralismo interno y ésta redunda en su legitimidad hacia el exterior.

Supresión dudas personales: Se daría algo así como una autocensura, cuando algún individuo se aparta de la versión oficial del colectivo. La dinámica de los grupos lleva a generar adhesiones y complicidades a costa del espíritu crítico.

Guardaespaldas mentales: Estos son personas que asumen la función de eliminar la información que no se ajusta a los esquemas en curso. Conservan la ilusión de unanimidad a costa de la consideración objetiva de datos disponibles.

Ceguera moral: En ocasiones, esta dinámica de los grupos lleva a legitimar determinadas acciones que son moralmente controvertidas. Esto es debido a la premisa implícita de los colectivos que afirma que “somos justos y buenos”.  Es un sentimiento irracional, pero muy fuerte, de considerar al propio grupo como el que define la norma de lo humano. Lo que se conoce como etnocentrismo.

Estereotipos: Estos serían como una lente desenfocada con la que un grupo considera a otro. Las identidades definen sus alteridades y caracterizan esa diferencia a partir de sus miedos y ansiedades o del exotismo que evocan.

La síntesis es que la disensión y pensamiento crítico constituyen eficaces antídotos contra las mentiras compartidas. En las sociedades abiertas, deben favorecerse la libertad de expresión y el pluralismo. Los grupos deberían favorecer las dinámicas que fortalezcan su unidad simultáneamente a proteger su pluralismo interno y la capacidad de análisis y crítica. Esta doble dirección en la dinámica de los grupos puede garantizar mejor su futuro, sin unanimidades aparentes, en una forma realmente motivadora para sus integrantes.

 

Filósofo corporativo

La Filosofía puede tener un papel en entornos empresariales y de organizaciones
La Filosofía puede tener un papel en entornos empresariales y de organizaciones

 

El enfoque de Lou Marinoff está plasmado en varios libros tienen un carácter divulgativo, singularmente el popularmente conocido Más Platón menos Prozac. Es interesante porque este filósofo dedica un libro dirigido los profesionales que quieran seguir su método donde da las claves más relevantes de su visión y diferentes técnicas. Se trata de la obra Philosophical Practice donde solo existe en versión inglesa. En ese libro se tratan diversos elementos tales cómo hacer asesoramiento filosófico individualmente o para grupos. Una de la partes de libro más interesantes es la dedicada a explicar por qué un filósofo puede ser útil a las empresas y a las organizaciones.

El empeño principal de Marinoff es concebir que la Filosofía es algo útil, necesario y orientado a la práctica. En esta línea, propone una serie de cuestiones donde la Filosofía tiene su lugar en el mundo de las corporaciones. Esto, además, está vinculado con un tema de moda como es el de la Responsabilidad Social de las Empresas o la intersección entre ética y negocios.

La visión que se desarrolla en Philosophical Practice sobre este tema están incluida en un capítulo titulado Corporate Philosopher. Una de las funciones del filósofo en el mundo de las Organizaciones y las Empresas se vincula con los valores y los objetivos. De esta forma, Marinoff afirma que toda organización tiene una misión, un propósito. Mientras que la aserción desnuda de que el objetivo de una empresa es maximizar el beneficio es tautológica y empobrecedora. El objetivo o misión de las empresas no se completan en hacer dinero, sino cuando contribuyen a la seguridad, prosperidad, oportunidad e integridad de sus empleados, sus clientes y sus comunidades.

En este blog, se ha dedicado un post al Modelo ético virtuoso. Es interesante porque Marinoff asocia la función del asesoramiento filosófico con los comportamientos virtuosos de los individuos y las organizaciones. Desde esta visión, este autor afirma que “desde mi perspectiva, la premisa particular sobre la que descansa el asesoramiento filosófico reposa una simple noción en la que se basa cualquier sociedad civilizada: los individuos virtuosos son más deseables y más funcionales que los viciosos como miembros de la comunidad. De forma similar, la organizaciones más virtuosas son más deseables y más funcionales que las viciosas como miembros de la sociedad”.

La apuesta de Marinoff es aportar elementos de método donde el enfoque filosófico pueda ser relevante en la gestión del conflicto en ámbitos profesionales. Realiza una serie de reflexiones sobre fondo y forma a transcendencia filosófica. Desde esta perspectiva, Marinoff afirma que “la sustancia filosófica es infinitamente diversificable, aplicable de forma ubicua, y completamente inagotable. Ya sea lo que interesa a los empleados y su organizaciones, esto puede ser examinado y reevaluado filosóficamente.” Una de las características de la Filosofía es la capacidad de análisis y la de aprender a través de buenas preguntas.

A continuación, se analizarán diversas técnicas del Filósofo corporativo: a) Discurso motivacional; b) Creación de códigos éticos; c) Auto-defensa moral; d) Entrenamiento en dilemas.

Discurso motivacional:

Una de las funciones de la Filosofía en las Organizaciones es como forma de potenciar la motivación, especialmente a través de discursos en eventos señalados o pequeños Workshops. De esta forma, los Filósofos corporativos cumplirían un rol como una especie de entrenadores de atletismo, donde se aunarían una figura paternal, en parte líder, en parte confesor, en parte filósofo, en parte psicólogo, en parte innovador y completamente un motivador para conseguir los objetivos propuestos.

El Filósofo corporativo sería un experto en asesoramiento motivacional. Esto está bastante de moda y se conoce como coaching. Lo que distingue al Filósofo son las herramientas y el background que utiliza. Un ejemplo sería ser orador motivacional en un evento corporativo, motivando, persuadiendo con razones sólidas, infundiendo entusiasmo contagioso, galvanizando con energía retorica, utilizando un carisma fuerte.

Creación de Códigos éticos:

Otro ámbito donde los Filósofos tiene un papel destacado en el mundo empresarial y de las organización es la Deontología profesional y la plasmación de sus valores en Códigos éticos. A este respecto, Marinoff sostiene que “mientras cualquier persona inteligente puede formar un código de ética, no cada persona inteligente puede implementarlo en un lugar de trabajo.”

Lo que pone en cuestión es la distancia que, a veces, se produce entre la teoría y la práctica de la ética profesional y precisamente lo que defiende es que la práctica desde ser un ejercicio de prudencia. De esta forma, Marinoff, sostiene que “el arte de la efectiva implementación en sí misma descansa en una metodología confiable – que en este contexto es una manifestación de la phronesis– que es precisamente que los filósofos prácticos pueden ofrecer.” Otro elemento relevante donde los filósofos tienen un papel es el cumplimiento ético donde a través de Comités de Ética o similares se establece algún tipo de sanción al incumplimiento de las normas deontológicas.

Auto-defensa moral:

En los puestos de trabajo conviven personas de diferencias en sexo, religión o convicciones, origen racial o étnico, capacidad-discapacidad, orientación sexual…

En ocasiones, se dan conflictos laborales debidos a estas características y una función de los filósofos es facilitar la gestión de estos conflictos. Una forma es impartir seminarios para sensibilizar en determinadas problemáticas. Habitualmente lo políticamente correcto es sensibilizarse por estas cuestiones. Sin embargo, el enfoque de Marinoff es precisamente que, ante estas cuestiones, se debe ser insensible como una mejor solución al conflicto.

Entrenamiento en dilemas:

La técnica de los dilemas sirve para plantear cuestiones donde se dan situaciones con intereses contrapuestos. Marinoff habla de conflictos entre moralidad privada y ética profesional, entre honestidad o complicidad con delitos de cuello blanco o situaciones donde se trata de hacer el trabajo de forma íntegra frente a otras posibilidades.

Por ultimo, el filósofo corporativo tiene un gran papel en el fomento y desarrollo del liderazgo y la buena gobernanza. Se trata de desarrollar una cultura de valores positivos que potencien a personas con iniciativa y visión de futuro