Aristóteles, prudencia como virtud clave

La virtud de la prudencia se basa en utilizar  la racionalidad práctica en la vida cotidiana.
La virtud de la prudencia se basa en utilizar la racionalidad práctica en la vida cotidiana.

 

Aristóteles fue discípulo de Platón, de quien aprendió en la Academia y luego fundó el Liceo donde mostró sus enseñanzas. Si Platón era un idealista que defendía una sólida y filosófica concepción del mundo, Aristóteles tiende al contextualismo, en alguna de sus aportaciones defiende un empirismo cercano al espíritu científico y, en otras, puso las bases de la lógica clásica o propuso un potente modelo retórico.

La obra Etica a Nicómaco es un bello tratado sobre la virtud  y la amistad. Debería ser de lectura obligada. Entre sus líneas se entrelazan los elementos y los secretos para alcanzar la felicidad. Aunque nos separen siglos de Aristóteles, sus consejos siguen sonando actuales.

Las virtudes

Aristóteles afirma “la virtud se divide de acuerdo con esta diferencia, pues decimos que una son dianoéticas y otras éticas, y, así, la sabiduría, la inteligencia y la prudencia son dianoéticas y la liberalidad y la moderación son éticas.” Etica Nicomaquea, 1102b

Se debe aclarar que las virtudes dioanéticas hacen referencia a la parte intelectuales del alma y las virtudes éticas a la parte sensitiva-irracional de los seres humanos. La sabiduría y la inteligencia estarían conectadas con la ambición teórica, la contemplación de estudio de disciplinas de gran complejidad, como las matemáticas, la física, la metafísica.

En cambio, la prudencia se vincularía con la racionalidad práctica, con el conocimiento requerido para realizar las mejores elecciones en la vida diaria. Para Aristóteles, esta virtud de la prudencia se relaciona con todas las demás y tiene una importancia clave. Desde Estrategia Minerva intentamos proveer de un marco analítico para poder desarrollar una racionalidad práctica en contextos estratégicos. En este sentido, la prudencia es aconsejable para desarrollar planes con éxito.

Sobre la virtudes éticas, se puede afirmar que la Ética a Nicómaco es una oda a la moderación. En otros pasajes, se incluyen como virtudes la fortaleza, la templanza y la justicia.

La virtud es un término medio

En Etica a Nicómaco, Aristóteles sostiene “la virtud, entonces, es un termino medio, la menos tiende al medio. (…) Es, por tanto, la virtud un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello que decidiría el hombre prudente.” Etica Nicomaquea, 1106b

Este es uno de los aspecto más famosos de la teoría de las virtudes de Aristóteles. La virtud se define por un termino medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por un defecto. Aquí se ve más claramente el elemento contextualista de la ética aristotélica ya que aquello que sea la virtud no está prefijado previamente y puede encontrarse en los más diversos bienes. El enfoque sitúa virtud en el término medio, en la moderación frente a los excesos.

Pero frente a la críticas de relativismo, se puede decir que no “todo vale” como virtud. La maldad, la envidia o el asesinato no son, ni serán virtudes. Existe una incompatibilidad manifiesta con utilizar el lenguaje de las virtudes y aplicarlo a determinados ámbitos. Sin embargo, los campos a los que se puede aplicar el enfoque de virtudes son amplios y diversos. Es una visión pluralista y pragmática que se basa en la prudencia y la moderación a partir de la experiencia.

Experiencia

Aristóteles sostiene “mientras los hombre de experiencia juzgan rectamente las obras de su campo y entienden por qué medios y de qué manera se llevan a cabo, y también qué combinaciones de ellos armonizan, los hombres inexpertos deben contentarse con que no se les escape si la obra está bien o mal hecha, como en la pintura.” Etica Nicomaquea, 1181 a

La virtudes son hábitos y disposiciones morales, que se vinculan a modelos de excelencia, que a base de internalizarse y se repetidos cambian el carácter de una persona. Alguien se convierte en virtuoso, actuando virtuosamente.

La experiencia es un elemento fundamental que permite desarrollar mejores estrategias. Uno aprende, equivocándose una vez, pero no dos. La prudencia, como racionalidad práctica, analiza las diversas posibilidades y decide un plan de acción encaminado a conseguir el éxito. La experiencia, en ocasiones, muestra a la prudencia caminos por donde no debe transitar. Aristóteles consideraba que la prudencia era una virtud clave para conseguir la felicidad

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