Modelo ético virtuoso

Uno se convierte en virtuoso, actuando virtuosamente.
Uno se convierte en virtuoso, actuando virtuosamente.

 

El último modelo que analizaré es el modelo ético virtuoso. Esta visión se compone de algunos principios. En primer lugar, para conocer la acción correcta en un caso se debe pensar cómo actuaría una persona virtuosa en ese caso. En segundo lugar, una persona virtuosa es aquella que posee virtudes. En tercer lugar, las virtudes son hábitos o disposiciones que forjan el carácter de los seres humanos y que muestran la excelencia de una determinada práctica.

Existe una confusión con el lenguaje de las virtudes desde el enfoque religioso y el enfoque ético. Las virtudes para la religión cristiana son fe, esperanza y caridad. Sin embargo, el enfoque de la ética de las virtudes es anterior al cristianismo y está identificado con la obra de Aristóteles. En Etica a Nicómaco, considera como virtudes la prudencia, el coraje, la justicia y la templanza.

Es relevante el componente educativo en la ética de las virtudes. Uno se convierte en virtuoso, actuando virtuosamente. O dicho de otra forma, repitiendo los hábitos que son virtuosos, nuestro carácter se convierte en virtuoso. De ahí que este modelo sea tan importante en la educación y que las virtudes, en términos generales, se pueden aprender.

Pero ¿qué es una virtud? Este modelo ético es más flexible que el modelo deontológico. El modelo ético virtuoso es más contextualista y pluralista. Cada uno puede encontrar cuales son sus modelos de excelencia –virtudes- e intentar actuar de acuerdo con ellos. Pero no todo puede ser una virtud, no es un modelo relativista. Existen comportamientos más cercanos a los vicios que a las virtudes y aunque existe un componente contextualista, existen algunos casos claros que no pueden ser virtudes. La maldad, el asesinato o la envidia no pueden nunca ser consideradas virtudes.

¿Cuáles son las virtudes de un estratega? Por lo visto hasta ahora, la virtudes se aprenden, comportándose virtuosamente y existe un elemento contextualista donde cada cuál encuentra sus modelos de excelencia, con algunos límites. Inspirándose en Aristóteles se puede considerar que existen, al menos, tres perspectivas interesantes sobre las virtudes para los estrategas: a) La ley del término medio; b) La importancia de la experiencia; c) La virtud de la prudencia como sabiduría práctica.

Una virtud es el término medio entre dos excesos o vicios, uno por defecto y otro por exceso. Esto básicamente es lo que sostiene la ley del término medio. Es una llamada a la moderación en las diversas acciones. El análisis que se puede realizar es que dados unos concretos objetivos, se debería determinar cuáles son las acciones virtuosas –dentro del término medio- y cuáles son acciones excesivas –por defecto o exceso-.

El enfoque de la ética de las virtudes da mucha importancia a la experiencia. Se aprende a ser virtuoso, se aprenden las virtudes de la estrategia. La mejor manera de aprender, desde unas bases adecuadas, es la experiencia. Es en la práctica donde cada uno encuentra sus modelos de excelencia, lo que permite ver que las virtudes dependen del contexto. La experiencia también permite valorar si realmente nos encontramos ante una virtud o un exceso.

De entre todas las virtudes, Aristóteles destaca la prudencia, donde considera que es un sinónimo de la sabiduría práctica. Este autor se refiere a la palabra phronesis para considerar que es la virtud central de los seres humanos. También para los estrategas la prudencia es una virtud central. La prudencia lleva a sopesar siempre todas las alternativas, a pensar los diferentes costes de oportunidad, promover métodos de comprobación imparcial, acudir a terceros o expertos y, especialmente, pensar bien -y no precipitarse- ante las diferentes operaciones.

Del modelo ético virtuoso se puede concluir: que las virtudes del estratega se pueden aprender; que uno se convierte en virtuoso, actuando virtuosamente; que la experiencia nos enseña el camino; se ha de hacer un balance para encontrar virtudes y excesos y la virtudes están en la moderación y, finalmente, que la virtud central para los estrategas es la prudencia, que es la sabiduría práctica. El camino a la virtud es un aprendizaje hacia la excelencia a partir de la experiencia y la prudencia. ¿Nos atrevemos a caminar?

 

 

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