Han habido algunos intentos de encontrar las normas morales que se repiten en diversas sociedades. Sería algo así como el mínimo común denominador de la moralidad humana. Es curioso observar como existen principios que efectivamente se repiten en las diversas religiones y códigos morales. Uno de esos intentos fue la Declaración por una Ética Mundial aprobada por el Parlamento Mundial de la Religiones acordada en Chicago en 1993.
Uno de los principios centrales en los que se basa la mencionada Declaración es la Regla de Oro de la Humanidad. Esta regla tiene dos formas. Una positiva que establece trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti. Esto merece varias reflexiones. Algunos consideran que es una aplicación más del principio lógico de consistencia. Una forma de ser coherente con los demás y contigo mismo. Sin embargo, las cosas suelen ser más complejas.
De alguna forma, la Regla de Oro se basa en una expectativa futura donde los demás corresponderán a tus actos con el mismo comportamiento que tu has realizado. Es algo vinculado con el espíritu de reciprocidad. Sin embargo, es una expectativa que no tiene por qué cumplirse. La otra parte debería darse cuenta que estás siguiendo la Regla de Oro. O en otras palabras, que eres alguien con expectativa de reciprocidad.
La Regla de Oro tiene una formulación negativa que afirma no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Esto implica no hacer daño en la forma que no se quiera ser dañado. En este caso, la expectativa futura es que los demás no te dañarán en cierta forma ya que tu no les has dañado de esa forma. Parece que la cooperación social se basa en este tipo de expectativas. Sin embargo, alguien podría descolgarse y no cumplir estas expectativas.
Por eso, algunos defienden que frente a las buenas intenciones de la Regla de Oro, se debe sostener una Regla de Plata que establece trata a los demás como los demás te tratan. Esta regla se basa estrictamente en la reciprocidad, y no en expectativas. Es la solución de Axelrod al Dilema del Prisionero, del TIT for TAT. O conocida como el ‘ojo por ojo’. La explicación es que alguien que en el Dilema del Prisionero utilizara la Regla de Oro, conseguiría buenos resultados al principio, pero sería explotado por quien optara por la traición. La regla del TIT for TAT recompensa o castiga según el comportamiento específico de los demás.
La conclusión es que, aunque están vinculadas, la Regla de Plata es el reverso de la Regla de Oro. La Regla de Oro se basa en una reciprocidad de expectativas y la Regla de Plata se basa en un reciprocidad de actos. La Regla de Oro se basa en el futuro y la Regla de Plata se basa en el pasado.
Se suele afirmar que la Regla de Oro también es un compromiso con la empatía, con ‘ponerse en el lugar del otro’. Este es un principio ético de gran relevancia. Sin embargo, si se analiza un poco la Regla de Oro se basaría en la falsa suposición de que todos tenemos los mismos gustos y necesidades.
Si tengo un amigo vegetariano y a mí me encanta la carne, la forma de tratarle como me gustaría que me trataran a mí, sería prepararle un gran banquete de carne. Pero eso a él no le gustará, ni lo agradecerá e incluso, se molestará. Esta Regla de Oro parece centrada en el agente, donde éste determina que es lo correcto. Pero esto, aunque puede ser adecuado a veces, no siempre funciona.
Por eso hay quienes defienden una Regla de Platino que afirma trata a los demás como les gustaría que les trates. Esta regla sostiene que debemos actuar con los demás según los intereses o gustos de los demás. De esta forma, mi amigo vegetariano tendría una magnífica ensalada conforme a sus gustos.
El problema de la Regla de Platino es que los gustos e intereses de los demás también son particulares y, a veces, pueden llevar a situaciones paradójicas, como si alguien es adicto o masoquista. Esta Regla es más exigente que la Regla de Oro y la Regla de Plata. Es una visión altruista, que puede llegar a ser heroica.
La clave está en la reciprocidad. Si mi amigo vegetariano quiere agradecerme la ensalada, la Regla de Oro le lleva a preparar un gazpacho y la Regla de Platino a cocinar un solomillo. Por eso es importante la información entre las partes y poder aclarar los términos de la reciprocidad.
La Regla de Oro es un principio moral reflejado en múltiples textos religiosos y laicos de la Humanidad. Es un buen principio para juzgar una acción moral. Se basa en las expectativas, el futuro y el espíritu de reciprocidad. La principal crítica es que el agente se muestra como el criterio de corrección moral.
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